Cien días después de cortarse la 'coleta', el torero castellonense concede a Mundotoro su primera entrevista tras la decisión que cambió su vida
Ismael Del Prado
Dicen que ‘el verdadero éxito están en la forma con que se encara la decepción’. El pasado 26 de julio, Jonathan Blázquez Rovira lo hizo mirando con ojos de autocrítica al ingrato desenlace. Varea -su nombre taurino- tocó a arrebato, ‘porque tuvo algo de arrebato, claro, pero la fibra ya estaba encaminada’. Por mucho que ‘a las dos horas’ se estuviera preguntando, ‘sorprendido‘, ‘qué había hecho’. Aquel día, en Valencia, el joven matador de toros castellonense metió en una zanja su incipiente carrera y se ‘cortó la coleta’. Un Omega inesperado que extrañó a todos. Ahora, cien días después, el torero castellonense rompe su silencio y concede a Mundotoro su primera entrevista tras la decisión que cambió su vida.
-PREGUNTA: Varea, ¿qué hay después del toro?
-RESPUESTA: Tranquilidad. En mi caso, meditar sin presiones, sin preocupaciones. Sin esa rutina de entrenamientos ni esa obsesión por torear, por evolucionar, por ver vídeos de otros compañeros y absorber algo de ellos… Necesitaba desconectar un tiempo y la verdad es que durante estos meses no he echado en falta el capote o la muleta.
-P: ¿Y cuál es el resultado de esos pensamientos?
-R: Sobre todo, he cogido perspectiva. He analizado todos esos sacrificios, todas esas horas fuera de casa, sin ver a la familia, los amigos… Suma los gastos, la dedicación en cuerpo y alma que exige el toro. En mi caso, yo no me puedo quejar de oportunidades, pero no ver triunfos en la mano, ni consecuencias cuando estos han llegado: desmoraliza. Es frustrante.
-P: ¿Cómo es ahora un día cualquiera en la vida de Varea?
-R: Sigo entrenando y cuidándome, no me gusta descuidar mi forma, y trabajar, claro, que también hay que seguir viviendo. Hago mis ‘pinitos’ en el negocio de unos familiares.
-P: Habrán aparecido también aficiones nuevas.
-R: Ahora, disfruto mucho más de mi gente, de mi familia y los amigos. Las cenas se alargan y, cuando me digo mentalmente, ‘venga que hay que recogerse ya, pronto, que mañana hay que madrugar y entrenar’, a los cinco segundos, recuerdo que ya no tengo esa obligación, que la sobremesa y la charla puede prolongarse un poco más. Es diferente. He aprovechado también para viajar. Disfrutar de la playa, de la montaña, planes tranquilos siempre, pero a los que no sacaba tiempo antes.
-P: ¿Echa de menos al toro?
-R: No tanto como pensaba. He comprendido que hay felicidad fuera del toro. No tengo tentación de coger los trastos y torear de salón. Sólo he echado dos ratos en el campo con amigos con unas vacas y en las fiestas del pueblo en la capea, que es también como hacerlo en casa, sólo que ahora con los móviles… trascendió. Ahí, sí que me calenté más… La realidad es que la mirada del toro bravo me sigue alimentando, me despierta una pequeña emoción, pero no hay opción de regresar. Mucho tendría que cambiar para volver a vestir de luces.
‘He comprendido que hay felicidad fuera del toro, su mirada me sigue alimentando, pero no hay opción de regresar’-P: ¿Y cómo fue ese retorno a la cara de los animales?
-R: Raro, diferente. En otras circunstancias. No quiero perder ese contacto con el campo donde he disfrutado tanto. Estuve en casa de varios buenos amigos, también me lancé a torear esas vacas de retienta en el pueblo… Disfruté mucho. Sin la obligación de agradar, de triunfar, todo cambia, por eso el campo da paz a todos los toreros.
-P: ¿Será uno de esos románticos de las capeas?
-R: No, no me veo de capea en capea por los pueblos. Sólo busco ser feliz. Creo que, para mí, torear ya va a ser algo muy puntual.
-P: Entonces, se acabó el toro para Varea…
-R: Cara a cara, sí. Desde fuera, si no es posible compaginar mi vida con el toro, sí me gustaría seguir cerca de él y que, al menos, el esfuerzo de todos estos años no fuera en balde.
‘A LAS DOS HORAS DE CORTARME LA COLETA, ME ESTABA PREGUNTANDO QUÉ HABÍA HECHO’
-P: Aquel 26 de julio en Valencia¹ dijo basta a esos sacrificios. ¿Por qué rompió la baraja?
-R: Por ser consciente y consecuente con mi situación.
-P: Como una guadaña, cercenó de raíz toda su carrera.
-R: No era mi pensamiento llegar a ese punto. Es más, a las dos horas, ya me estaba preguntando, sorprendido conmigo mismo, qué había hecho. No iba con la idea preconcebida de ‘cortarme la coleta’ si no pasaba nada, pero había entrado en Fallas por la sustitución, con la de Victorino; en Castellón, una oreja, pero tampoco me sirvió… Volver a Valencia de nuevo, con una corrida de El Parralejo, era una oportunidad de oro, asumí que tenía que pasar algo sí o sí, si no era tener que ver pasar otro año por delante hasta esperar a que me pusieran en Castellón o que sonara la flauta de entrar de nuevo en Madrid. No vi salidas.
Vídeo del instante en el que Varea se ‘corta la coleta’ en el coso de la calle Xátiva | JET
-P: Y el mundo se le vino encima…
-R: La mente, mi mente… (Suspira en voz alta). Estoy convencido de que si a mi primer toro le hubiera metido la espada, mi mentalidad hubiera cambiado. Pero no fue así y en mi segundo no terminé de verlo claro. No estuve bien, lo reconozco. No sé si porque todas esas ideas me bloqueaban la cabeza o por qué. Mi cerebro sólo procesaba ingratitud, tiempo perdido, esfuerzo esfumado… Y llegó el arrebato.
‘La tarde de mi confirmación en Madrid me afectó muchísimo: me pasó una factura terrible’-P: Incide bastante en el poder de la mente en el devenir de su carrera.
-R: Porque mi mente me ha hecho daño muchas veces. Por ejemplo, la tarde de mi confirmación en Madrid me afectó muchísimo. Fue una corrida de Domingo Hernández, muy seria, que se movió mucho, brava de verdad, aquel sexto toro, había un vendaval en la plaza, la Puerta Grande de Ponce en Madrid después de tanto tiempo… Me pasó todo una factura terrible.
-P: Terrible e… ¿Irremediable?
-R: A la vista de los acontecimientos, sí. En ocasiones, también creo que me he sentido solo.
-P: ¿Por qué?
-R: No sé, es una percepción. Creo que me faltó apoyo en determinados momentos de la gente que me rodeaba. Lo echó en falta el profesional, pero, sobre todo, la persona. Y volvemos a lo mismo: esto a una persona frágil mentalmente…
‘En ocasiones, me he sentido solo, me faltó apoyo en determinados momentos; lo echó en falta el profesional, pero, sobre todo, la persona’-P: Como aquella confirmación… Fue un golpe de realidad que hizo mella.
-R: Considero que siempre busqué toreando esa sensibilidad especial y, cuando no lo encontré, me generaba ansiedad y ciertos bajones. Al final, en este mundo, como en la vida, el que tiene estabilidad mental es el que acaba resolviendo la papeleta en la cara del toro.
-P: El poso de la madurez…
-R: Cuando logras un rodaje, hay devoción por tu trabajo y alcanzas esa madurez, que es el yunque para ser martillo pilón. Ese proceso toreando dos o tres corridas al año, se ralentiza. Es muy complicado. El campo te da terrenos, te da conocimientos, sensibilidad con las telas… Pero no te da sitio: ni delante del toro ni en las ferias.
-P: Pero ese abismo tras la alternativa es denominador común para todos los jóvenes.
-R: Salvo casos privilegiados y admirables como el de Roca Rey, gente que nace para ser figura del toreo, todos lo hemos notado en mayor o menor medida. En mi caso, no me puedo quejar de falta de oportunidades como novillero, porque toreé mucho. Incluso el año de la alternativa, tuve ocho, diez, corridas, pero la realidad es que el socavón con el salto al toro acaba llegando. Se habla mucho de la nueva generación, pero todos se están macerando a fuego lento.
-P: ¿Le guarda Jonathan Blázquez rencor al toro por lo que sintió Varea?
-R: Que va, eso nunca. Al revés, me siento orgulloso de las experiencias y sensaciones inolvidables que me ha regalado. He toreado lo que me he podido ganar en el ruedo. Hay que ser realista, si no se me ha abierto más el camino, más allá del contexto, del sistema, también es responsabilidad propia. Ahora mismo, cero frustración y cero rencor al toro.
-P: ¿No valoró cambiar el oro por la plata como otros compañeros?
-R: Nunca me he visto con los ‘palos’, me queman en las manos. Grandes toreros se han reconvertido en mejores banderilleros y aportan estabilidad y otro criterio extra a sus jefes de filas, pero sinceramente, no me veo. No lo he contemplado.
-P: ¿Se ve Varea dentro de diez años o quince cerca del toro?
-R: Lo espero. No hay nada más bonito que el toro. Ya dije antes que mucho tendría que cambiar todo para vivirlo desde dentro de nuevo. No obstante, si no ha podido ser toreando, será en un tendido disfrutando de los compañeros, porque el aficionado no se ha ‘cortado la coleta’.
1. El pasado 26 de julio de 2019,
Varea se ‘cortaba la coleta’ después de matar a su segundo, un sobrero
de Las Ramblas en la Feria de Julio de Valencia
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