Los jueces analizaron su secuestro en 5 procesos, hubo 3 pesquisas parlamentarias y, sin embargo, hasta hoy no se sabe quién guió al grupo terrorista de las Brigadas Rojas
Aldo Moro. (Dutch National Archives / Wikipedia)
10/05/2020
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“Presidente, ¿qué diría de ver a Italia en esta dramática
situación?”... Fue la pregunta íntima que hice —en la intimidad de la
mente y del corazón— al busto de bronce de Aldo Moro, que se encuentra
en Montecitorio, uno de los lugares del poder de este turbulento país.
Era una visita turística. Imperdible, por cierto.
Era 1978, años de plomo que marcaron con sangre a la República. Tiempos de mafia y logia P2.
Italia vivió su más larga noche, pero pudo ver la luz al final del túnel sin poder salir. Seguramente, fue la crisis política más devastadora, dejándola sumisa en un mar de incertezas de presente / futuro.
Aldo Moro, hombre de gran cultura, profesor destacado / amado, profundamente humano / cristiano, devoto padre / abuelo, elegantísimo al vestir, debe haber sufrido tanto, no sólo en cuerpo, sino en el alma, al verse reducido en forma tan bellaca.
Las lágrimas de Aldo Moro fueron encontradas en las cartas que escribió en la prisión de las Brigadas Rojas”
Este es uno de los últimos secretos sobre el Presidente del
Consejo de Ministros que sacaron a luz en 2017 un grupo de
investigadores italianos, gracias al uso de un microscopio electrónico.El descubrimiento, que conmovió a los científicos del Instituto central para la restauración y conservación del patrimonio documental y del libro (Icpal), fue hecho en una de las últimas cartas de Moro, donde algunos párrafos muestran manchas provocadas por sus lágrimas.
Aunque si la hipótesis es muy fuerte, sin embargo, no es confirmada del todo. Los residuos de sal de cloro y potasio encontrados apuntan a ello. Una prueba definitiva implicaría destruir las cartas originales para extraer el ADN. Trabajo histórico imposible.
La muerte de Aldo Moro, a
42 años de su secuestro, es una herida abierta que no cicatrizará nunca.
El caso político más conmovedor, misterioso, inolvidable y complejo de
Italia”
Los jueces analizaron el episodio en cinco procesos y se realizaron
tres encuestas parlamentarias. Y, sin embargo, hasta hoy no se sabe
quién guiaba al grupo terrorista de las Brigadas Rojas, cuántas personas
participaron en el secuestro o el verdadero motivo político del mismo.Una llave de lectura nos la da el filme ‘Plaza de las cinco lunas’ (2003), del director Renzo Martinelli. En la película se habla de una presunta participación de la agencia de espionaje estadounidense (CIA) —hipótesis ya lanzada hace años por el historiador Nicola Tranfaglia— y confirmada hace tiempo por Giovanni Galloni (2018), exdirigente de la Democracia Cristiana, quien también hizo referencia a la presencia del Mossad, el servicio secreto israelí.
Aldo Moro, en el segundo día de su secuestro. (Brigadas Rojas / Wikipedia)
En realidad, la afirmación de estos hechos pertenecería al propio Aldo Moro, quien pocas semanas antes de su secuestro —el 16 de marzo de 1978, cuando se dirigía al Parlamento a consagrar el gobierno que se había fijado— habría confesado a Galloni que ambos servicios de inteligencia estaban infiltrados en el interior de la estructura de las Brigadas Rojas.
La fatídica organización fue creada por Renato Curcio y su esposa Mara Cagol, entonces dos estudiantes de Sociología de Trento y militantes del Partido Comunista Italiano.
Galloni no dice nada sobre el objetivo de esa presencia y, sobre todo, que nunca fue comunicada oficialmente a Moro, ni por los aliados estadounidenses ni por el propio servicio secreto italiano.
Tímidamente, ha dado a entender que estaban en juego sensibles aspectos políticos, como el posible acuerdo con el Partido Comunista Italiano de Enrico Berlinguer, cuya finalidad era orientada a salvar el frágil sistema político del país que nació después de la guerra; y militares, como la instalación de bases en Italia en caso de un conflicto armado con la ex-URSS, a las que Moro se habría opuesto
Durante una visita a
Washington, Kissinger, entonces Secretario de Estado, amenazó duramente
al líder democristiano si lograba formar una alianza cato-comunista en
plena Guerra Fría”
Durante los meses que Moro estuvo en manos de sus
secuestradores, escribió cartas a familiares y políticos de su propio
partido.Releyéndolas, llama la atención aquellas escritas a la dirigencia de la Democracia Cristiana, en las que tanto el estadista como su familia les solicitan implorantes asumir la propia responsabilidad.
El cadáver de Aldo Moro asesinado por las Brigadas Rojas, yace en un 4L, en la calle Michelangelo Caetani de Roma. (ANSA)
En una de ellas, justamente, Moro escribe a Enio Zaccagnini, “entendiendo dirigirse a Piccoli (Flaminio, presidente de la Cámara de Diputados), Bartolomei, Galloni, Gaspari, Fanfani, Andreotti y Cossiga (...) Es un deber, al describir la desgraciada situación, que yo recuerdo mi extremo, reiterado y motivado rechazo de asumir el cargo de Presidente que tú me ofrecías y que ahora me quita a mi familia, mientras ella tiene la más grande necesidad de mí. Moralmente eres tú quien debe estar en mi puesto, donde materialmente estoy yo”.
El gobierno, entonces
dirigido por Giulio Andreotti, insistirá en su negativa a cualquier
forma de acuerdo con las Brigadas Rojas”
El 9 de mayo de 1978, Aldo Moro, a quién se le negó un auto blindado, fue asesinado después de sus apreciados cinco oficiales de la escolta, en una operación terrorista refinada, calculada al milímetro. Por la forma en que fue acribillado, se dice que sólo una persona tenía ese método: un hombre de la Andrangheta, la mafia calabrese.
Con su muerte, la Primera República entró en crisis hasta caer catorce años después debido a los golpes de Tangentopoli, un millonario proceso de corrupción al más alto nivel y provocando la caída del gobierno de Bettino Craxi, quién habria dicho —sin poderse confirmar— que en las oficinas del Viminale (Ministerio del Interior, entonces dirigido por Francesco Cossiga), habria visto a un alto representante de la masonería P2.
Aldo Moro fue el político más eminente de Italia, el único que habría logrado cambiar / salvar a un país complejo, enigmático, con horribles episodios en su historia republicana.
Después de él, en Italia desapareció la política.
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