MÉRIDA SU FERIA Y SUS REINAS
Germán D'Jesús Cerrada
María Auxiliadora Valecillos, conocida como la "Yaya", fue la Reina de la Feria de la Inmaculada en diciembre de 1967, con 18 años. Secretaria de contabilidad de una prestigiosa empresa comercial y aspirante a estudiar historia en la Universidad de los Andes, triunfó sobre sus bellísimas contrincantes, que en todo momento le disputaron honradamente su reinado. Las señoritas Evelia Sánchez, Miss Sonrisa y Graciela Vielma, Miss Simpatía.
La Reina de las Nieves fue electa la elegante Isbelia Rojas Ruiz, la Reina Espiritual de los merideños.
La "Yaya" cuando fue electa soberana de los merideños dijo, "Me sorprendió muchísimo. Nunca me imaginaba que entre las doce concursantes yo iba a quedar electa. Todas tenían cualidades para haber sido elegidas. Todas eran muy bonitas y dignas de haber llevado el cetro que tan generosamente me han donado".
La primera Reina de la Feria de la Inmaculada fue noticia en Venezuela, su bello rostro resaltó en prestigiosas revistas como "Páginas" y "Venezuela Gráfica", y periódicos de circulación nacional le hicieron entrevistas, entre otros "El Nacional" y "El Universal". Eran tiempos diferentes, Mérida recibía la visita de periodistas y cronistas taurinos de Venezuela, Colombia y España, la ciudad se engalanaba con miles de visitantes, resaltando las bellas mujeres que con sus sonrisas y el colorido de sus trajes les daban pleitesía a las corridas en la recién inaugurada plaza de toros.
Por supuesto que no había apagones, la gasolina era suficiente, los hoteles, posadas y sitios nocturnos se llenaban de turistas y citadinos y las entradas a las corridas de toros no pasaban de 30 bolívares, aproximadamente unos siete dólares. En la ciudad, las noches eran largas con bailes en casetas y hoteles, no había hora límite para el disfrute, todo transcurría en orden y paz. La feria llegó desde su inicio a las barriadas populares, Venezuela vivía en democracia y eran otros tiempos.
El Hotel Prado Río, sin la molestia de tener una alcabala en su entrada, era el sitio obligado para disfrutar de la feria, antes y después de las corridas; sus espacios se llenaban de personas venidas de todas partes, que junto a los toreros le daban el ambiente de una feria que a lo largo del tiempo era envidia de otras ferias en el mundo.
La "Yaya" Valecillos era taurina admiradora de Manuel Benítez "El Cordobés", de Paco Camino y el merideño César Faraco.
La Feria de La Inmaculada fue organizada como "Una Feria Diferente". Los merideños pensaron en hacer una feria que los pusiera al nivel o que superara a las otras ferias nacionales e internacionales. Lo primero que hicieron fue reunirse para planificar la feria, ya que no tenían experiencia en este tipo de fiestas. Todos se unieron para formar un bloque común, y apartando las ideas políticas a un lado, se abocaron directamente a lograr una magnífica feria.
Las reuniones se celebraron en el Colegio de Ingenieros, las ideas fueron saliendo en cada reunión. La Junta Directiva estaba formada por Marciano Uzcátegui, Luis Alipio Burguera, Román Eduardo Sandia, Eccio Rojo Paredes, Carlos Chalbaud Zerpa, León Alfonso Pino, Alfonso Dávila Matute, Nectario González, Virgilio Angulo Mata, Alvaro Sandia Briceño y Alfredo Martí Cordido. Todos ellos, así como algunos colaboradores, trabajaron día y noche para implantar en la ciudad de Mérida una feria que además ayudara a estabilizar la economía de la región.
A Marciano Uzcátegui Urdaneta, merideño, trabajador y hombre de progreso, le tocó llevar la batuta en la difícil construcción de la feria. Decía Don Marcial, “Mérida es una ciudad con una tradición cultural muy amplia. En años pasados se han hecho Semanas de Mérida, donde la Universidad tomaba parte importante por las actividades culturales. Hemos unido la Semana de Mérida y la Feria en una sola, para dar oportunidad a que las personas escojan según sus gustos. La feria la hacemos para fomentar el turismo en nuestra región y promover que inversionistas construyan centros de turismo y hoteles”. La Feria de la Inmaculada cumplió con este mandato en palabras de un gran merideño y se inauguró una plaza de toros con mucha historia taurina después de más de cincuenta años.
Archivo y composición fotográfica de Germán D' Jesús Cerrada
La Reina de las Nieves fue electa la elegante Isbelia Rojas Ruiz, la Reina Espiritual de los merideños.
La "Yaya" cuando fue electa soberana de los merideños dijo, "Me sorprendió muchísimo. Nunca me imaginaba que entre las doce concursantes yo iba a quedar electa. Todas tenían cualidades para haber sido elegidas. Todas eran muy bonitas y dignas de haber llevado el cetro que tan generosamente me han donado".
La primera Reina de la Feria de la Inmaculada fue noticia en Venezuela, su bello rostro resaltó en prestigiosas revistas como "Páginas" y "Venezuela Gráfica", y periódicos de circulación nacional le hicieron entrevistas, entre otros "El Nacional" y "El Universal". Eran tiempos diferentes, Mérida recibía la visita de periodistas y cronistas taurinos de Venezuela, Colombia y España, la ciudad se engalanaba con miles de visitantes, resaltando las bellas mujeres que con sus sonrisas y el colorido de sus trajes les daban pleitesía a las corridas en la recién inaugurada plaza de toros.
Por supuesto que no había apagones, la gasolina era suficiente, los hoteles, posadas y sitios nocturnos se llenaban de turistas y citadinos y las entradas a las corridas de toros no pasaban de 30 bolívares, aproximadamente unos siete dólares. En la ciudad, las noches eran largas con bailes en casetas y hoteles, no había hora límite para el disfrute, todo transcurría en orden y paz. La feria llegó desde su inicio a las barriadas populares, Venezuela vivía en democracia y eran otros tiempos.
El Hotel Prado Río, sin la molestia de tener una alcabala en su entrada, era el sitio obligado para disfrutar de la feria, antes y después de las corridas; sus espacios se llenaban de personas venidas de todas partes, que junto a los toreros le daban el ambiente de una feria que a lo largo del tiempo era envidia de otras ferias en el mundo.
La "Yaya" Valecillos era taurina admiradora de Manuel Benítez "El Cordobés", de Paco Camino y el merideño César Faraco.
La Feria de La Inmaculada fue organizada como "Una Feria Diferente". Los merideños pensaron en hacer una feria que los pusiera al nivel o que superara a las otras ferias nacionales e internacionales. Lo primero que hicieron fue reunirse para planificar la feria, ya que no tenían experiencia en este tipo de fiestas. Todos se unieron para formar un bloque común, y apartando las ideas políticas a un lado, se abocaron directamente a lograr una magnífica feria.
Las reuniones se celebraron en el Colegio de Ingenieros, las ideas fueron saliendo en cada reunión. La Junta Directiva estaba formada por Marciano Uzcátegui, Luis Alipio Burguera, Román Eduardo Sandia, Eccio Rojo Paredes, Carlos Chalbaud Zerpa, León Alfonso Pino, Alfonso Dávila Matute, Nectario González, Virgilio Angulo Mata, Alvaro Sandia Briceño y Alfredo Martí Cordido. Todos ellos, así como algunos colaboradores, trabajaron día y noche para implantar en la ciudad de Mérida una feria que además ayudara a estabilizar la economía de la región.
A Marciano Uzcátegui Urdaneta, merideño, trabajador y hombre de progreso, le tocó llevar la batuta en la difícil construcción de la feria. Decía Don Marcial, “Mérida es una ciudad con una tradición cultural muy amplia. En años pasados se han hecho Semanas de Mérida, donde la Universidad tomaba parte importante por las actividades culturales. Hemos unido la Semana de Mérida y la Feria en una sola, para dar oportunidad a que las personas escojan según sus gustos. La feria la hacemos para fomentar el turismo en nuestra región y promover que inversionistas construyan centros de turismo y hoteles”. La Feria de la Inmaculada cumplió con este mandato en palabras de un gran merideño y se inauguró una plaza de toros con mucha historia taurina después de más de cincuenta años.
Archivo y composición fotográfica de Germán D' Jesús Cerrada
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