sábado, 19 de junio de 2021

TERCER TIEMPO EN EL CAFETÍN DE JARAMILLO

Germán D’ Jesús Cerrada
Después de celebrado un juego de Estudiantes un domingo cualquiera, en el mítico estadio “Soto Rosa”, el tercer tiempo se celebraba los lunes en el cafetín de Libardo Jaramillo en la Av. Bolívar, al lado de la gobernación del estado, en el corazón de la ciudad emeritense.

A las 9 de la mañana empezaban a llegar los abogados que venían a los tribunales, los periodistas que llegaban a la plaza Bolívar a reencontrarse y buscar noticias, los empleados de los comercios del centro y no podían faltar los italianos merideños amantes del fútbol. El cafetín de Jaramillo se llenaba hasta la bandera, el lugar era muy pequeño.

El día anterior había jugado Estudiantes, ganado o perdido el juego, venían los comentarios, salían técnicos por todos lados, cambiando alineaciones, sustituyendo jugadores, por supuesto, cada pitazo del árbitro era parte de la discusión. Si Estudiantes perdía se buscaba de alguna manera donde estaba la falla de la derrota.

Donde Jaramillo el lunes por la mañana se hablaba solo de Estudiantes, las jugadas, los goles y el arbitraje. El pequeño recinto era el sitio del reencuentro obligado, algunos ocupaban las mesas desde muy temprano. Jaramillo servía a los clientes su exquisito café, de vez en cuando el anfitrión también hacía sus comentarios, y al llegar la hora del almuerzo el lugar quedaba en silencio, los asiduos clientes se despedían hasta la siguiente mañana dónde habría otro tema de discusión. Esa era la Mérida dónde había tiempo para todo y en especial para el reencuentro de los amigos.

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