domingo, 10 de octubre de 2021

Gonzalito se ganó un sitio propio en el toreo

Falleció a los 89 años

capote de paseo en la mano izquierda de Gonzalito la que luego sujetaría unas cuantas muletas de triunfo.

Jesus Ramirez "El  Tato"
Fotos archivo de "El Tato"
Había nacido en Huelva en tiempos muy difíciles hace 89 años pero pronto emigró a Barcelona y en la década de los cincuenta, Gonzalo Sánchez Conde, ya portaba el carnet como "Gonzalito", novillero sin caballos que posteriormente dejaba para el toreo un interesante historial. 
Primero camarero, por poco tiempo novillero y luego se fue por el flamenco, cantando con sentimiento lo que no pudo expresar como torero. 

Con Rafael Ponzo y Jorge Polanco tiempos de lucha novilleril en una calle de Madrid.

Su gran popularidad de hombre respetado en el mundo del toro europeo, sin letras pero con infinita sabiduría y sicología popular, le llegó como mozo de espadas y hombre de confianza del mítico Curro Romero. Con su manera de ser se ganó un sitio propio e inimitable en el oficio de mozo de espadas. Un gran profesional, cabal y único al que se le abrieron las puertas de Europa y la América taurina. 

Clase y misterio. El faraón Curro Romero y Gonzalito.

Fue Gonzalito el ya casi extinguido romántico del toreo que lucho por sacar toreros aprovechando sus relaciones y el tradicional juego de favores en el mundo del toro. Así estuvo con los aragueños Rafael Ponzo y Carlos Osorio "Rayito" y el caraqueño Luis Pietri. 

En Maracay disfrutamos varias veces de su compañía cuando acompañaba a Víctor Mendez y Gabriel Picazo. La última vez fue invitado por Wilfredo Martell a la feria de San José de 2006 y recibió un bonito homenaje del alcalde Humberto Prieto en extraordinaria velada que terminó con Gonzalito cantando con profundo sentimiento y agradecimiento. 

La parca lo sorprendió en su casa este sábado a punto de cumplir los 90 años. Un personaje irrepetible de historia pura que se llevó los secretos profesionales que envuelven al faraón de Camas. Gonzalito se marchó manteniendo en lo alto el vivo ejemplo del taurinismo pícaro pero sano y ejemplar de otros tiempos.

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