Haiman El Troudi
Isidoro Cabrera vivió la transformación de la capital de Venezuela a bordo de su Victoria, un coche inglés halado por dos caballos de fina estampa, “Seguridad” y “Tremendo”. Se le conoce como el “último cochero de Caracas”, ciudad en la que fue cómplice de enamorados, serenateros y trasnochadores, sobre todo en los últimos años del medio siglo en el que ejerció la profesión.
Fue el cochero de muchas épocas, conoció a la ciudad de los techos rojos, con la mayoría de sus calles de tierra, excepto las principales que estaban empedradas por lo que era un espectáculo ver las chispas que levantaban a su paso las herraduras en las patas de los caballos. Ante su mirada, la aldeana sultana del Ávila dio sus primeros pasos a la modernidad, su crecimiento en infraestructura y transporte para dar paso a la urbe cosmopolita.
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