La despedida se ha teñido de tristeza y melancolía, con el pañuelico retirado y la ropa blanca y roja a punto de ser guardada en el armario
Noticias de Navarra
Las fiestas de San Fermín tienen una bienvenida y una despedida que envuelven a la ciudad en un abrazo colectivo. a plaza del Ayuntamiento estaba rebosante de emoción el pasado 6 de julio durante el chupinazo, así como lo está esta noche en la despedida de los nueve días de jolgorio y desenfreno.
Aquel inicio se caracterizó por una euforia desbordante y un anhelo irresistible de fiesta, mientras se anudaba con ilusión el primer pañuelico al cuello.
En contraste, la despedida se ha teñido de tristeza y melancolía, con el pañuelico retirado y la ropa blanca y roja a punto de ser guardada en el armario, símbolo tangible del fin de una experiencia en la que parece que las agujas del reloj giran más rápido, y la espera para el próximo comienzo resulta eterna.
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