En un auténtico paraíso se crían los toros de Campolargo.
Jesús Ramírez "El Tato"
El sol yaracuyano atraviesa con intensidad frondosos samanes, cedros y araguaneyes, y llega a la fértil tierra de Cocorote, donde se encuentra la finca "El Paraíso", que hace honor a su nombre con hermosos y fríos atardeceres que coquetean con la neblina vespertina.
En dicha finca, bautizada así por el visionario Juan Campolargo, pastan los toros y vacas de la ganadería de reses bravas Campolargo, fundada en 1978 y que con su bravura y nobleza han inundado nuestras plazas de toros desde el 25 de septiembre de 1983 que tomó antigüedad en la maestranza de Maracay.
Paisajes de indescriptible belleza en la finca ganadera de Cocorote.
Tras el fallecimiento de Don Juan Campolargo el 6 de diciembre de 2000, tomó las riendas de la divisa verde y roja, su hija, la abogado Carmen Rosa, quien en conversación que sostuvimos en el rancho de la finca, manifestó que no esperaba asumir esa responsabilidad de la ganadería, aunque acotó, que éstos años de nueva experiencia, le han permitido compenetrarse entre pastos variados, vacas y sementales, para disfrutar un mundo muy distinto al suyo como proteccionista, ya que es amante de los animales; de hecho, tiene en la finca más de 20 perros de distinto pelaje y raza que son auténticos guardianes.
Refiere que nada es comparable con la sensación que siente cuando va a lidiar.
El toro de casta en su hábitat
En amena conversación exterioriza su satisfacción por el rol que desempeña, al ver sus toros cuando van al caballo, cuando embisten con fijeza y más, cuando regresan a la finca como sementales a procrear, a continuar la leyenda y ese legado de vocación ganadera que dejó su padre.
Ésas maripositas que siente en el estómago cuando va a salir el toro, la hacen sentir que su papá está allí, disfrutando también, y eso -añade- me llena de orgullo porque su trabajo está dando frutos.
La ganadera Carmen Rosa en la vuelta al ruedo con Francisco de Manuel tras dos orejas e indulto.
Con respecto al mundo del toro nos dice: "El mundo del toro como tal es muy hermoso, lo complicado es el mundo que lo rodea al que cuesta acostumbrarse, porque creo que se requiere un cambio entre nosotros mismos que aplaque ciertos ánimos.
Añade Carmen Rosa que la regularidad de los éxitos ganaderos en Tovar, San Cristóbal, Mérida, San Felipe, entre otros sitios, la mantienen ilusionada y en expectativa, porque le da gusto ver a sus sementales indultados con sus piaras, dueños y amos del campo bravo, mientras ella sigue trabajando, "un hobbie costoso", criando y cuidando un animal desde que nace hasta que se lleva a las plazas con toda ilusión.
El túnel vegetal que lleva hasta el rancho de "El Paraíso".
Refiere en un momento de la conversación, que seguirá con empeño trabajando el legado de su padre que comparte con su madre Doña Marisol, haciendo las cosas con transparencia y honestidad y llamando a las cosas por su nombre.
Con respecto al próximo compromiso en la Feria de San Sebastián en San Cristóbal, agradece el llamado de la empresa y desde ya la invade la emoción y la responsabilidadpor continuar sorprendiendo con buenos resultados en la arena y con toros con tipo que no solo sea armonía, sino un equilibrio de empuje y embestida.
Finalmente, ya con la espesa neblina y el frío reinante, la diligente ganadera afirmó, que va a San Cristóbal con fé inquebrantable entre la bravura de sus toros y el sueño de ampliar la base de toros indultados.
