viernes, 31 de octubre de 2025

​🌹 FALLECIÓ LUCÍA MARCOVICH PARRA 🌹

El Rostro Histórico que Encendió la Feria del Sol de 1969


Germán D' Jesús Cerrada 
Con el reciente adiós a Lucía Marcovich Parra, la ciudad de Mérida honra la memoria de quien fue mucho más que una figura de la historia local: ella fue la primera Reina de la Feria del Sol de 1969 y el rostro inaugural de una tradición que hoy define a la capital andina.

​Su partida nos invita a revisitar un momento crucial: el nacimiento del Carnaval Taurino de Mérida, un evento que estremeció a la ciudad y marcó un antes y un después en su vida cultural y social.

​Un Triunfo de Belleza, Popularidad y Espíritu.
​La elección de la primera Reina del Sol fue un evento de fervor popular sin precedentes. La Plaza de Toros Monumental se convirtió en el epicentro de una votación masiva, donde el "soberano" eligió a su reina entre ocho hermosas candidatas.

​Lucía Marcovich Parra, oriunda de Mucuchíes, se alzó con la corona. Su triunfo no fue casual; su "angelical rostro, su sonrisa constante y su inteligencia" ya la habían convertido en una figura querida por el pueblo. El fervor popular la eligió por su "soberbia estampa, y envidiables cualidades, popularidad, simpatía y cultura".

​La contienda fue reñida, con figuras memorables como María Magdalena Márquez Portillo ("Malala"), dignísima rival del Colegio La Salle que ocupó el segundo lugar, y la bella Frigga Kleiss, en tercer puesto.

​La emoción de Lucía al recibir la corona resonó con la nobleza de su espíritu, tal como lo expresó: "Agradezco profundamente la gentileza del pueblo de Mérida al haberme elegido Reina. No ignoro que el resto de las concursantes tienen méritos más que sobrados para serlo también..."

​El Primer Carnaval Taurino: Un Regocijo Inolvidable
​La Feria del Sol de 1969 fue una fiesta colectiva que contagió a cada rincón de Mérida. 

La elección de Lucía fue la cúspide de días de entusiasmo, con volantes, altavoces, música y papelillos que llenaban las calles, creando un ambiente de alegría sana que la ciudad no había vivido con tal intensidad.

​Bajo el imperio de su Rey Sol recién coronado, la ciudad se transformó:
​Las calles se iluminaron por primera vez de noche con "duendecillos que formaban comparsas de alegría".

​Los templetes populares, con sus reinas y orquestas, ofrecieron un grandioso espectáculo de esparcimiento a toda la ciudadanía.

​La presencia de un selecto grupo de periodistas y cronistas taurinos nacionales e internacionales no solo difundió las actividades de las corridas, sino que proyectó a Mérida por sus "bellezas naturales, por sus bellas mujeres y la amabilidad de su pueblo" a los ojos del mundo.

​Lucía Marcovich Parra no fue solo la primera Reina; fue el símbolo de la alegría, la unión y el deslumbramiento de una ciudad que, a través de su Feria del Sol, descubrió una nueva forma de celebrar su cultura y su identidad. 

Su legado es la chispa fundacional que sigue viva en cada edición de este inigualable evento.

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