Los caballos de Pablo Hermoso de Mendoza viven como reyes
Gloria Castrillón | Cromos.com.co
Fotos: Inaldo Pérez
Estos son los secretos para tener la cuadra más refinada y famosa del mundo
del rejoneo.

Pablo Hermoso de Mendoza dice que sus caballos no tienen precio. Hay quienes
aseguran que un solo ejemplar de su cuadra puede costar un millón de dólares,
pero él, con toda templanza, insiste en que no están en venta. Solo una pequeña
parte de la producción de su finca en Estella, ciudad de Navarra, al norte de
España, está disponible para el público. El grueso de la caballada hace parte
de esa búsqueda de la perfección en la que se embarcó hace ya 22 años cuando
decidió ser el mejor rejoneador del mundo.
En esa búsqueda ha empleado la genética, pero sobre todo le ha dedicado las
24 horas de la mayoría de sus 45 años a hacer cruces, domar caballos, buscar
las mejores yeguas para los ejemplares que le dejaron glorias pasadas y que ya
han obtenido la merecida jubilación. No es gratuito el orgullo con el que habla
de cada uno de sus animales ni el alarde con el que los exhibe. No es para
menos. Sabe que no solo es de lejos el mejor torero de a caballo sino que sus
equinos ya son famosos en el mundo por el porte y la valentía con los que
enfrentan al toro.

Diez años tuvieron que esperar los aficionados colombianos para tener a
Hermoso en estas arenas. La primera vez fue hace un año, cuando escribió
páginas históricas en la
Santamaría de Bogotá al cortar dos orejas y un rabo, después
de casi 60 años sin esta hazaña. Este año 2012 cumplió su segunda cita con la
afición bogotana y, aunque no logró igualar esa faena de 2011, hizo que lo
aplaudiera de pie en varias oportunidades. Una de ellas cuando, montando a
Pirata, un hermoso corcel blanco, se acercó hasta besarle la cabeza al toro,
luego de agarrarlo literalmente por los cachos y danzar, los tres, en una
simbiosis inexplicable.

Ese tipo de suertes las logra con Pirata, el caballo con más personalidad de
su cuadra. “Es fuerte, agresivo, rebelde y se trenza en una verdadera lucha de
poder a la hora de enfrentar al toro”, dice Hermoso. Pero semejantes
características hacen que su relación con los seres humanos no sea la mejor. Ha
mordido y pateado a sus cuidadores (y a los toros también) y en las plazas y
establos tienen que reservarle un lugar especial para que no agreda a otros
caballos ni a las personas que se le acercan, rendidas ante su figura elegante
y su impecable color blanco.

A pesar de eso, Pirata no es el mejor caballo de su cuadra. La joya de la
corona es Chenel. Fue el primero que le mostró a CROMOS, cuando nos abrió las
puertas de las caballerizas donde aloja sus animales mientras están en
Colombia. Apenas abre la puerta, el caballo se acerca al domador con docilidad
y dulzura. Mientras Hermoso se explaya hablando de las inmejorables condiciones
que reúne el animal, explicando que es un artista, que se enfrenta con agilidad
felina a todo tipo de toros, que se recrea y transmite mejor que nadie sus
pensamientos, este ejemplar castaño se queda viéndolo como si entendiera la
cascada de elogios que acaba de pronunciar su amo. “Chenel expresa como nadie
lo que yo siento, es como una prolongación de mi cuerpo”.
La relación que construye Pablo Hermoso con sus animales es única. De otra
forma no se explica semejante derroche de plasticidad que logra en el ruedo.
Los entendidos aseguran que el arte del rejoneo cambió con este navarro, porque
no usa el equino para desplazarse y dar la estocada, sino que literalmente
torea con el caballo.
Pablo convive con sus caballos. Los ve nacer, los cuida, los doma. Son más
de tres años de trabajo continuo con un ejemplar antes de que pueda salir a la
plaza a torear. Y no es difícil imaginar que estos animales viven rodeados de
cuidados. El principal, dice él, es psicológico, porque el animal debe
prepararse para enfrentarse a situaciones extremas y es el jinete el encargado
de cuidar su moral para que no se acobarde, para que aprenda a conocer los
toros hasta dominar todos los secretos de la lidia.
La filosofía de este rejoneador se basa en la relación de fidelidad que nace
entre el caballo y su jinete. El animal confía en su montador, porque es él
quien manda, quien lo guía en la plaza y va en busca del toro, por fidelidad a
él. Y por esa misma razón, los ejemplares asumen la carga de estrés que
significan los largos trayectos de traslado y la llegada a la plaza directo al
calentamiento y la preparación previos a una corrida.
En el caso de los quince caballos que trajo para la presente temporada en
Colombia, viajaron 30 horas, por tierra, de España a Amsterdam, en Holanda,
donde existe una desarrollada industria del transporte de carga especializada.
De allí salieron en un vuelo chárter especial para este tipo de animales. Al
llegar a Colombia, el 20 de diciembre del 2011, cumplieron con una cuarentena
impuesta por las autoridades para verificar el estado de salud de cada animal.
Llegaron a la finca del industrial Fabio Echeverry Correa, reconocido
caballista, porque el sitio cumple las condiciones que Hermoso considera
necesarias para sus animales. Con ellos viajaron Pepito (español), Isabela
(rumana) y Lucía (francesa), los tres palafreneros que no los desamparan ni de
noche ni de día.
En España se les dice mozo de caballos y son los encargados de alimentar,
bañar, herrar, peinar y vigilar la salud de los animales. Velan su sueño y
revisan hasta las heces en busca de una señal de alarma. Lucía, la francesa,
lleva cinco años trabajando en la cuadra de Hermoso y conoce la personalidad de
cada ejemplar. Sabe que para tratar a Pirata se necesita hablarle duro y que si
echa las orejas para atrás es porque está tan bravo que puede lanzarle un
mordisco.
Hay tres aspectos que deben observar con atención: la posición de la cabeza,
los ojos y las orejas. “Si está tristón, se revuelca y se mira la tripa, puede
tener cólico”, explica con una graciosa mezcla de acento francés y español de
España. “Si las orejas están gachas hay que revisar que la temperatura no pase
de 38,5 grados”.
Hermoso supervisa cada tanto la labor de los cuidadores y de sus nuevos prospectos.
Sin embargo, en su hacienda tiene también un área especial dedicada a los
caballos que le dieron grandes glorias y que ya están retirados. Viven libres
en el campo, sin montura, sin más trabajo que montar yeguas para prolongar su
descendencia, disfrutando de una vida apacible en las praderas. Allá está
Cagancho, el caballo más grande del rejoneo al que nunca más han vuelto a
montar.
EXPECTATIVA EN VENEZUELA
POR EL DEBUT
DE PABLO HERMOSO de MENDOZA
German D' Jesús Cerrada
Los colombianos esperaron 10 años para ver a Pablo Hermoso de Mendoza, Venezuela a esperado más años para verlo, la gran afición venezolana y de
la frontera, tiene una gran expectativa por el debut en nuestra patria del rejoneador
español, todo esto es posible gracias a la Empresa Taurina
“Fabio Grisolia” quien lo contrato por dos tardes para la Feria de San Sebastián.
Hermoso estará en el Coso de Pueblo Nuevo, San Cristóbal, con la cuadra más
refinada y famosa del mundo del rejoneo. Fabio Grisolia en conversaciones con
Notiferias en el Mundo, dijo que solo espera la contratación
de otras figuras, para poner a la venta los
abonos.
En los próximos días conoceremos quienes serán en definitiva, los toreros
españoles y venezolanos que estarán presentes en San Sebastián enero 2013.
El pasado fin de semana acompañamos a Fabio Grisolia, al Asistente General de la
empresa Rodrigo Rivas Viloria, Carlos Rosales Asesor Técnico Auxiliar de la Comisión Taurina
de Mérida y su esposa Rosario de Rosales a un recorrido por la Ganadería “Rancho Grande”
ubicada en Las Porqueras, La
Grita, Estado Tachira, con la finalidad de ver de cerca los
toros de esta ganadería venezolana, triunfadora en las plazas del país.
Hugo Alberto Molina y su señora Lorena Ramírez, en la visita a la finca
donde están los ejemplares de Rancho Grande, le dieron al empresario Fabio Grisolia, todos los pormenores de
los encierros disponibles para los próximos meses.
* Fuente Revista Cromos de Colombia