lunes, 22 de octubre de 2012

Macías indulta un toro de De la Mora en MTY

Javier Ramírez | Foto: Ricky Vargas

     
Arturo compartió el triunfo con Fernando de la Mora
   
Triunfal en toda la extensión de la palabra en términos taurinos significaría una tarde de ensueño y rotunda para la empresa, toreros y ganaderos.

Si bien el resultado de la Corrida de la Beneficencia fue de un indulto y el corte de cuatro orejas, lo justo es decir que los toreros estuvieron muy por encima del juego que dio el encierro de Fernando de la Mora y que a la plaza le faltó alrededor de 3 mil personas para que se llenara el embudo de la Monumental Monterrey.

El indulto que obtuvo Arturo Macías, el tercero que conquista en esta plaza en la corrida del Hospital Universitario, aunque tuvo matices importantes, a nuestro criterio fue inmerecido, ya que el toro terminó buscando irse a tablas, cosa que un toro de bandera, para indulto, no lo hubiese hecho.

Macías, como casi siempre sucede, cargará con la culpa de no tirarse a matar en el momento preciso y buscar entonces el protagonismo, el show de que entre más pañuelos del público nuevo  aparezcan en la plaza, el juez se verá obligado a ceder ante las mayorías, siendo aquí el mayor pecado del usía, quien en lugar de "enseñar" a ese público poco conocedor con una buena decisión, termine por engañarlos.

Trascendió al final del festejo, en el callejón, que el ganadero habría optado por dar muerte al toro herrado con el número 251, con 491 kilos de peso y que llevó por nombre "Ingeniero". Aclarado el punto, la labor y el triunfo de Macías se reducen a un error voluntario del juez de plaza que blando en sus emociones, continúa devaluando el valor y categoría de la plaza.

El indulto  provocado obedece también a que una corrida que siempre se ha caracterizado por su numerosa cantidad de orejas cortadas por festejo, hasta la lidia del cuarto ejemplar en esta decimocuarta edición de la Corrida de la Beneficencia, apenas se habían cortado tres orejas. No era entonces lo que se esperaba y por una sencilla razón: el encierro, justo en presencia, no estaba dando el juego que se esperaba.

Y vamos desde el principio.

El rejoneador Gastón Santos se las vio negras ante un ejemplar que no quería saber nada de ir tras un caballo. Punto. Santos tuvo que echar mano de sus recursos y habilidades para tratar de tirar del toro, sacarlo de sus terrenos a fin de poder colocarle ya fuera un rejón de castigo o una de las banderillas.

"Ayúdame, toro", se escuchó decir a Santos quien por lo regular es un torero callado, pero ayer su voz por fin se escuchó con fuerza para llamar la atención del renuente toro.

Los Forcados Mazatlecos no tuvieron suerte en el primer intento cuando salieron rebotados en la suerte, siendo hasta  el segundo cuando por fin lograron dominar a la bestia. Al final dieron una vuelta al ruedo en compañía del caballista potosino.

Vino entonces la lidia a pie y correspondió a Rafael Ortega comenzar a descifrar con los engaños lo que traía el encierro. El de Apizaco no se complicó y saludo a la res con una serie de verónicas y chicuelinas andantes antes de llevarlo al caballo.  Un eterno segundo tercio, con el toro apretándole muy de cerca y pasando en falso, dejó ver al toro, quien acabó siendo dominado con sabrosos muletazos por Ortega, del tercio a los medios.

El lado derecho era el bueno y por ahí porfió el tlaxcalteca, extrayéndole un par de tandas, no sin antes probar por el izquierdo. Muletazos por alto y de aliño de pitón a pitón antes de rubricar con la espada, terminaron con la vida del segundo de la tarde y cortó una oreja.

El regio Juan Antonio Adame vino entonces en su turno para, cargando la suerte y desmayando los brazos con el percal, hizo su saludo capotero al de Fernando de la Mora, dejando una pincelada con la revolera. Bullidor con las banderillas, el hijo de El Grande, encendió los ánimos en el tendido, para luego estructurar una faena derechista, de buena manufactura, con adornos de por medio y los consabidos desplantes rodilla en tierra y de espaldas. Cosa rara en Adame, falló con la espada y dejó escapar el triunfo.

El bullicio de la gente se escuchó en los tendidos cuando Fabián Barba, sereno, se plantó en los medios para recibir al suyo. Era la forma de presentarse ante un público que hasta entonces no lo había visto actuar ni de novillero.

El de Aguascalientes ligó tres largas cambiadas y muy ceñido cerró el preámbulo con el capote antes de que entrara al ruedo los varilargueros.Un quite por demás ajustado, por gaoneras, fueron como el palomazo aprobatorio del respetable para el diestro triunfador de la Monumental capitalina.

De rodillas inició por derechazos en el mismo centro del ruedo, una tanda de gran valía. A esta siguieron los derechazos a media altura, aguantando las embestidas descompuestas del astado. Molinetes y adornos finales antes de la estocada pusieron punto final a la actuación de Barba, que tomaba la delantera con el corte de dos apéndices.

Salió en quinto sitio el toro de Macías quien como un jabato y no dejándose ganar la pelea, lo recibió de hinojos al hilo de las tablas. Tras sensacional quite, echándose el capote a la espalda, Macías ofreció la franela al astado que tuvo repetición y boyantía. Tandas por los dos lados, en redondo y de hinojos, fueron hilvanando una faena de calidad en el trazo, destacando incluso un desdén de rodillas. Para entonces la afición comenzó a pedir el indulto, mientras que el toro buscaba las tablas.

Luego, la tardanza en igualar, en no buscarse irse tras la espada, seguir toreando por manoletinas hasta que finalmente salió el pañuelo verde para perdonar la vida al toro.

El inicio de faena de Isacc Leal fue trepidante. El toro arrancó las tablas de un burladero y como venía el joven diestro aprovechó para ligar la verónica con las chicuelinas, la revolera y las zapopinas.

Él mismo cubrió de aretes el morrillo del toro de manera perfecta. Lástima que al final, el toro sintiera la pañosa y buscara arrebatarla al torero quien, no confiado, decidió cortar por lo sano con la mejor estocada de la tarde para cortar una oreja.

Al final del festejo la afición se decantó por Macías a quien se le entregó el trofeo en disputa y compartió la vuelta al ruedo en volandas con su paisano Fabián Barba.
Ficha
Monterrey, N.L.- Plaza Monumental. Corrida a beneficio del Hospital Universitario. Mas de tres cuartos de entrada (unos 7 mil 500 aficionados) en tarde soleada. Seis toros de Fernando de la Mora, justos en presencia y de juego variado, con arrastre lento al 4o. e indulto al 5o., entre algunas protestas. Pesos: 485, 446, 495, 473, 491 y 450 kilos. El rejoneador Gastón Santos: Vuelta. Rafael Ortega: Oreja. Juan Antonio Adame: Ovación. Fabian Barba: Dos orejas. Arturo Macías: Vuelta tras indulto. Isaac Leal Montalvo: Oreja. Incidencias: Los Forcados de Mazátlán fueron muy ovacionados. Al final, Arturo Macías obtuvo el Trofeo "Eloy Cavazos" por petición mayoritaria del publico que en el "aplausometro" superó la petición a Barba. El toro indultado se llama "Ingeniero", herrado con el 251 y 450 kilos.

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