César Montes | Foto: Sergio Hidalgo
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Cortó un total de tres orejas y cerró con broche de oro la feria 2012
Tras saldar su actuación con tres orejas en el cerrojazo de la Feria de Pachuca, Uriel Moreno "El Zapata" conquistó la salida en volandas, mientras que Talavante se dejó el triunfo grande en la punta de su espada y el rejoneador Leonardo Hernández dejó un grato sabor.
Sencillo de persona y con un enorme corazón, de entrega grande, es el caballero Leonardo Hernández, que ha tenido un gran debut en la monumental pachuqueña, y también como su presentación en México, más que exitoso aunque no cortara las orejas, porque hizo vibrar al público en sus dos faenas, ante dos mesas, bueno, quizá una mesa se mueve más que el lote que le correspondió, como casi toda la corrida, de un hierro que tuvo una muy gris reaparición.
Su primero fue un toro manso y muy parado con el que estuvo aseado y no se podía estar de otra manera que como estuvo el jinete. Su segundo colaboró por momentos un poco más y fue suficiente para hacer sentir el toreo a la concurrencia, en una faena sencillamente de torero grande.
Bien con los dos rejones de castigo que le dejó luego de irlo a recibir a la puerta de toriles, y aseado, torero y artista en banderillas, siempre de frente, al estribo, destacando además en un sesgo, con una cuadra muy hecha, con una impecable doma, con la que consintió mucho al toro que a ratos medio quiso embestir, y en otras se paró y defendió. Hubo algunos galopes a dos pistas y las banderillas cortas, una al violín, que rubricaron una labor que no tuvo desperdicio, sólo, sí, el pequeño detalle de no haber estado certero con el rejón mortal.
En tanto, El Zapata con su primero que auténticamente no tuvo nada y del que se llevó un arropón hacia el final del trasteo por el que tuvo que pasar a la enfermería, se llevó los aplausos cálidos del público junto con una generosa oreja.
Con su segundo se esforzó, el toro medio caminó un poco más y como desde el capote y con banderillas, en su estilo, estuvo variado y entendiendo bien a la res, ejecutando pases templados a una res que tuvo media embestida, intercalando adornos y desplantes, luego de cobrar un pinchazo y una estocada, el juez le concedió dos orejas, la segunda de éstas con algunas protestas, porque, cómo no, resultó exagerada, pero sin duda, este torero ya está en el ánimo de la gente.
La presentación de Talavante en Pachuca, para algunos aficionados, no fue lo que esperaban luego de verlo en la temporada anterior de La México y otros escenarios del país, y es que del lote que sorteó fue el menos potable del encierro. Con el primero abrevió y al segundo todavía le pegó pases buenos, con calidad, que gustaron sin dejar de decir el esfuerzo que hizo para insistir a que se desplazara el toro por su muleta. Lo mató de pinchazo y estocada y cortó una oreja.
Saldívar regresaba a esta plaza y tuvo una más que decorosa actuación. Le correspondió el lote digamos que menos malo. Se desplazó el primero, que toreó bien con el percal y trazó muletazos que tuvieron fondo y gusto, y la espada le privó quizá de cortar algún trofeo.
Con su segundo estuvo haciendo las cosas con reposo, gusto, y lo transmitió al tendido, que le coreó con fuerza lo que le hizo a un toro que llevó la cara a media altura y con cierta fijeza. Pinchó antes de dejar una certera estocada y hubo palmas como recompensa.
Sencillo de persona y con un enorme corazón, de entrega grande, es el caballero Leonardo Hernández, que ha tenido un gran debut en la monumental pachuqueña, y también como su presentación en México, más que exitoso aunque no cortara las orejas, porque hizo vibrar al público en sus dos faenas, ante dos mesas, bueno, quizá una mesa se mueve más que el lote que le correspondió, como casi toda la corrida, de un hierro que tuvo una muy gris reaparición.
Su primero fue un toro manso y muy parado con el que estuvo aseado y no se podía estar de otra manera que como estuvo el jinete. Su segundo colaboró por momentos un poco más y fue suficiente para hacer sentir el toreo a la concurrencia, en una faena sencillamente de torero grande.
Bien con los dos rejones de castigo que le dejó luego de irlo a recibir a la puerta de toriles, y aseado, torero y artista en banderillas, siempre de frente, al estribo, destacando además en un sesgo, con una cuadra muy hecha, con una impecable doma, con la que consintió mucho al toro que a ratos medio quiso embestir, y en otras se paró y defendió. Hubo algunos galopes a dos pistas y las banderillas cortas, una al violín, que rubricaron una labor que no tuvo desperdicio, sólo, sí, el pequeño detalle de no haber estado certero con el rejón mortal.
En tanto, El Zapata con su primero que auténticamente no tuvo nada y del que se llevó un arropón hacia el final del trasteo por el que tuvo que pasar a la enfermería, se llevó los aplausos cálidos del público junto con una generosa oreja.
Con su segundo se esforzó, el toro medio caminó un poco más y como desde el capote y con banderillas, en su estilo, estuvo variado y entendiendo bien a la res, ejecutando pases templados a una res que tuvo media embestida, intercalando adornos y desplantes, luego de cobrar un pinchazo y una estocada, el juez le concedió dos orejas, la segunda de éstas con algunas protestas, porque, cómo no, resultó exagerada, pero sin duda, este torero ya está en el ánimo de la gente.
La presentación de Talavante en Pachuca, para algunos aficionados, no fue lo que esperaban luego de verlo en la temporada anterior de La México y otros escenarios del país, y es que del lote que sorteó fue el menos potable del encierro. Con el primero abrevió y al segundo todavía le pegó pases buenos, con calidad, que gustaron sin dejar de decir el esfuerzo que hizo para insistir a que se desplazara el toro por su muleta. Lo mató de pinchazo y estocada y cortó una oreja.
Saldívar regresaba a esta plaza y tuvo una más que decorosa actuación. Le correspondió el lote digamos que menos malo. Se desplazó el primero, que toreó bien con el percal y trazó muletazos que tuvieron fondo y gusto, y la espada le privó quizá de cortar algún trofeo.
Con su segundo estuvo haciendo las cosas con reposo, gusto, y lo transmitió al tendido, que le coreó con fuerza lo que le hizo a un toro que llevó la cara a media altura y con cierta fijeza. Pinchó antes de dejar una certera estocada y hubo palmas como recompensa.
Ficha
Pachuca, Hgo.- Plaza "Vicente Segura". Cuarta corrida (5to festejo) de la Feria de San Francisco. Poco más de media plaza (unas 6 mil personas) con tarde soleada y de agradable temperatura. Seis toros de San Miguel de Mimiahuapam, uno con el hierro de Santa Teresa y uno de Begoña, para rejones estos dos últimos, bien presentados en general y con edad, manejables pero con poco fondo, entre los que destacó el 7o., premiado con arrastre lento. Pesos: 496, 470, 490, 480, 470, 491, 485 y 478 kilos. Leonardo Hernández: Palmas y ovación. Uriel Moreno “El Zapata” (rosa mexicano y oro): Oreja y dos orejas. Alejandro Talavante (grosella y oro): Silencio y oreja. Arturo Saldívar (sangre de toro y oro): Palmas en su lote. Incidencias: El picador César Morales nuevamente se ha llevado una gran ovación, por un gran puyazo al quinto toro, pidiéndole la gente diera la vuelta al ruedo. El Zapata pasó a la enfemería tras la lida de su primer toro para ser atendido de un puntazo en un glúteo y un golpe en el empeine del pie derecho.
Pachuca, Hgo.- Plaza "Vicente Segura". Cuarta corrida (5to festejo) de la Feria de San Francisco. Poco más de media plaza (unas 6 mil personas) con tarde soleada y de agradable temperatura. Seis toros de San Miguel de Mimiahuapam, uno con el hierro de Santa Teresa y uno de Begoña, para rejones estos dos últimos, bien presentados en general y con edad, manejables pero con poco fondo, entre los que destacó el 7o., premiado con arrastre lento. Pesos: 496, 470, 490, 480, 470, 491, 485 y 478 kilos. Leonardo Hernández: Palmas y ovación. Uriel Moreno “El Zapata” (rosa mexicano y oro): Oreja y dos orejas. Alejandro Talavante (grosella y oro): Silencio y oreja. Arturo Saldívar (sangre de toro y oro): Palmas en su lote. Incidencias: El picador César Morales nuevamente se ha llevado una gran ovación, por un gran puyazo al quinto toro, pidiéndole la gente diera la vuelta al ruedo. El Zapata pasó a la enfemería tras la lida de su primer toro para ser atendido de un puntazo en un glúteo y un golpe en el empeine del pie derecho.
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