martes, 13 de noviembre de 2012

"La afición de Tlaxcala se volcó"


LEONARDO HERNÁNDEZ, PRIMERA PUERTA GRANDE


EN Teocaltiche, el rejoneador tuvo otra destacada actuación.

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA
EL sábado pasado, el rejoneador Leonardo Hernández partió plaza en el coso Ranchero Aguilar, de Tlaxcala, uno de los más emblemáticas de México por su tradición y solera. El rejoneador figura en España consiguió su primera puerta grande, luego de haber hecho una faena de altos vuelos al toro Cascabel, de Fernando de la Mora, y ante el cual hizo las delicias del espectador con Burladero, Templario, Xarope y Humorista, cuatro de sus nueve caballos con que cuenta su cuadra, que han brillado con torería, valor y gracia. Leonardo despachó al "socio" con un rejón de muerte que no necesitó puntilla, para llevarse dos orejas en la espuerta, vuelta al ruedo con el ganadero y triunfal salida a hombros.



CON LA MORAL A TOPE

"Tuve sensaciones muy bonitas, los dos toros han sido extraordinarios, ayudaron mucho, ya que tuvieron una condición fantástica; pude disfrutarlos, cuajarlos y las sensaciones con la gente de Tlaxcala fueron maravillosas. La afición se volcó mucho y yo disfruté una barbaridad", nos cuenta el rejoneador, a quien se le escuchaba contento.

-Sin duda te da una gran moral para afrontar tu compromiso en la Plaza México y festejos previos, como el próximo lunes en San Luis, le dijimos.

"Claro que sí, sobre todo cuando te encuentras a gusto, lo mismo que con la gente, además de acoplarte con los toros y haciendo cosas importantes. Sin duda la moral sube mucho; es verdad que este tipo de triunfos ayudan mucho para conseguir más en ese tipo de plazas".

-¿Qué ha sido para ti lo más sentido en Tlaxcala?

"En ambos toros hubo momentos relevantes, como la lidia de salida, que lo he hecho bastante bien. Pero el momento de más intensidad fue el tercer par de banderillas de mi segundo toro, si bien es verdad que al primero lo cuajé muy a gusto, ante el segundo la gente rompió a más; hubo cosas muy importantes con templario (su caballo), la gente lo disfrutó y ayudó mucho".

-Y precisamente ¿Cómo te trató el público de Tlaxcala?

"La verdad es que desde el comienzo me arroparon una barbaridad, se han mostrado muy cariñosos, y cuando han visto que me entregué al máximo, la gente se volcó. Las reacciones de la afición de México me encantan y en Tlaxcala pude sentirlo, fue una maravilla".

-Aunque no es Monumental, la plaza de Tlaxcala es de las más emblemáticas de México ¿Te ha gustado su solera?

"Claro que sí, sobre todo, es una plaza muy bonita y su afición es de mucha sensibilidad; tiene un sabor y solera tremenda, como bien dices. Es algo muy bonito cuando te encuentras con el toreo y lo disfrutas en este tipo de escenarios".



COMO EN CASA

-Ya con este tiempo en México ¿Cómo ha respondido tu cuadra ante el embiste mexicano?

"No he tenido ninguna complicación, cuando sale el toro bueno o el malo los caballos dan la lidia adecuada; la cuadra está en un muy buen momento y no están notando la diferencia".

-Lo que sucede cuando se cuenta con una cuadra muy bien puesta, ¿no?

"Sí, es fundamental. He querido venir con nueve caballos que están muy bien puestos, están bien hechos y toreados para poder dar el fuerte, para triunfar y hacer cosas importantes".

-¿Cómo te ha caído en general el clima mexicano?

"De maravilla, y una vez ya estabilizados tras el viaje estamos encantados; la gente en la calle me trata con cariño y mucha amabilidad. México es fantástico, estoy disfrutando una barbaridad, de hecho, ya le estoy cogiendo gusto al picante. Me siento como en casa", concluyó.

Finalmente, lo hecho por Leonardo en México ha repercutido fuerte en España, ya que los medios informativos no le pierden de vista allá y las impresiones que hacen de él han sido positivas en lo general Y no lo olvide, Leonardo se presentará el próximo lunes en San Luis Potosí, en la corrida tradicional de rejones, donde él lleva el peso del cartel por la expectativa que se ha generado en torno a su toreo. Luego de Tlaxcala, el domingo pasado, Leonardo toreó en Teocaltiche, Jalisco, donde cortó una muy merecida oreja.

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