lunes, 10 de diciembre de 2012

Toreó por nota y de poder


REENCUENTRO ENTRE EL TORERO Y  LA AFICIÓN



FOTOS: ALBERTO MONTALVO

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

NO basta ser figura del toreo y menos maestro consumado.

Los elegidos por el dios Uro van más allá de sus propias posibilidades; eso les lleva a ser seres especiales, de otra galaxia.

No basta llegar a ser, y menos mandar.

Me queda claro que para alcanzar la gloria y la consagración es necesario la paciencia absoluta, aunado a la naturalidad de torear como se es.

Tuvieron que transcurrir varias tardes luego de su reaparición en la plaza capital y un hasta aquí con lo sobreros para recibir lo que por naturalidad le correspondía. Finalmente, Eulalio López "Zotoluco" consiguió triunfar con contundencia, siendo ya una figura del toreo.

Toreó por nota: la serenidad y cerebro claro le permitió realizar una labor muy delicada, de terciopelo y filigrana; por nota ha toreado Eulalio, ya que así se lo pidió el toro. Ni un pase más ni uno menos, nada más lo que requirió el toro de Marrón. Por ambos lados del burel Eulalio deletreó el toreo; dirá usted: "Pero es que no tuvo continuidad la faena". ¿Sabe una cosa? Y tampoco la necesitó, ya que los pasajes que exploran las tauromaquias no necesariamente deben de abordar series continuas. Es ahí donde radica lo que para muchos pasa desapercibido y lo que para pocos es un compendio del bien torear. "Zotoluco" reunió un toreo exquisito por nota, ya que su maestría desnudó el temple y el acompañamiento, amén de los remates con el de pecho o desdén. El diestro se ha recreado como nunca, ya que lo hecho ha sido en la plaza que le ha dado y quitado.

Toreo de poder: sabidos por todos el poder que atesora no por nada el llamado chintololo, que ha recibido de dos largas cambiadas a su segundo toro; más emotivo éste, con mayor celo y embestida no tan fácil. Me pareció ver una sonrisa en la cara del diestro cuando se encontraba por completo conjugado con su socio. Eulalio disfrutaba como nunca cada movimiento ejecutado, más ante el de Marrón que le iba y venía con suma alegría y seriedad; esta última cualidad el diestro la hace ver tan fácil que a veces la gente desmerece lo que en realidad es un gran mérito. Para los ojos eruditos no pasó desapercibido lo que el maestro logró en el ruedo y fueron los que le corearon y gritaron con fuerza, sinónimos de acuerdo a lo que ha reunido en sus más de mil corridas de toros. Cosa extraña, Eulalio metió la espada hasta lo gavilanes, por poco y se queda en medio acero, ya que tuvo que echarle habilidad para meter toda la toledana.

La paciencia y el dejar a un lado los regalos le llevaron al diestro a las alturas, ya que abandonó el coso a hombros, como máximo triunfador de la tarde. Tras reaparecer luego de los años que el torero estuvo ausente de la capital, finalmente consiguió un reencuentro fehaciente con la afición de México; no necesitó de un toro de regalo, simple y sencillamente hizo mejor que nunca lo que mejor sabe hacer.

Tarde redonda para Eulalio, quien rubricó de manera excelsa su temporada en la Plaza México, seguida de la que logró en Guadalajara. Figura por siempre aquí y allá.

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