El torero, acostumbrado a mantener su vida privada en un segundo plano, anuncia desde Perú que tomará acciones legales contra Telecinco por insinuar que es infiel y desleal
Antonio Lorca
SevillaCayetano Rivera Ordóñez (Madrid, 1977) es un hombre afortunado. Bisnieto, nieto, hijo, sobrino, hermano y primo de toreros, perteneciente a una saga de auténtica sangre brava, famoso desde la cuna, torero reconocido, modelo de alta costura y referente publicitario. Sin embargo, no es por sus últimos trabajos por lo que ha estado en boca de todos estos días, sino que ha sido su vida personal, esa que intenta preservar al máximo y sobre la que se cierra en banda en cada entrevista, lo que ha puesto al mediano de los hermanos Rivera en la palestra mediática.
A sus 42 años, Cayetano sigue condenado a la notoriedad, con una vida en la que no existen fronteras entre lo público y lo personal. Durante varios días su nombre ha estado en los mentideros del corazón sin llegar a nombrarlo, salvo un lapsus en directo de Kiko Matamoros, colaborador del programa de Telecinco Sálvame. El motivo: unas supuestas fotografías que circulan entre los profesionales de la prensa rosa y que atestiguarían una infidelidad matrimonial. Cayetano está casado con la modelo y presentadora Eva González desde 2015 y tienen un hijo que cumplió un año en marzo.
En esa fina frontera entre lo público y lo privado, unas veces es torero y otra objeto de habladurías. En esta ocasión la sucesión de comentarios que le señalan como el famoso que mantiene una relación extramatrimonial de años con una mujer de la que se desconoce el nombre, ha provocado su reacción contundente. Cayetano ha conocido la última polémica en América, donde permanece desde que el pasado día 24 de noviembre toreara en la plaza de Acho en Lima, y este lunes ni la lejanía impidió que saliera al paso de un rumor que se suma a otros a los que ha debido enfrentarse desde que decidió ser protagonista de la vida social y anunció que demandaría a Telecinco. De momento, según comenta su departamento de prensa, continua en aquellas tierras, aunque no tiene contratos en su agenda taurina.
Pero tal cuidado no le impidió que sufriera más volteretas y cogidas de las previstas, lo que, presumiblemente, influyó en su ánimo y determinó que, sin abandonar los ruedos, se dejara acariciar por las mieles de la industria de la moda y la publicidad. Así, se afanó como modelo de alta costura, vistió un traje de Armani en la corrida goyesca de Ronda de 2009 y su cara sirvió para vender colonia en las marquesinas de autobuses.
Un día de octubre de 2012, se cansó de torear, decidió matricularse en un curso sobre liderazgo empresarial y se embarcó en una vuelta al mundo solidaria. Al cabo de algo más de dos años, en 2015, anunció su vuelta a los ruedos, se casó con la presentadora de televisión Eva González y reverdeció laureles taurinos con más experiencia y fondo como torero.
Quizá por ello, por su atractivo entre el público, por su intento de mantenerse en un segundo plano, el favor de las empresas y su compromiso personal, ha conseguido alcanzar los primeros puestos del escalafón de matadores, y esta temporada ha protagonizado tardes triunfales, como su salida a hombros en los Sanfermines de Pamplona. Curiosamente, cuando está de turismo por tierras peruanas, en el silencio taurino del invierno y los toreros vuelven al anonimato del frío, un rumor lo ha trasladado al primer plano de la actualidad.
Los Rivera no paran; un anuncio de boda, un embarazo, un nacimiento, un enfado fraternal, una trifulca familiar, la promoción de un reloj o una colonia… Siempre están en el candelero. Pero nadie es perfecto. Cuando Cayetano pretendía pasar desapercibido en Perú, su destino lo devuelve a la actualidad y le obliga a ser apasionado para defenderse de los sinuosos avatares de la popularidad que han puesto en la picota la tranquilidad de un matrimonio idílico a ojos de sus admiradores.
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