Crónica del cierre de la Feria de San Jorge de Zaragoza
Mundotoro
El Cid y un bravo toro de Ana Romero marcaron el cénit dentro de una corrida en la que hubo de todo para conmemorar el día de San Jorge en Zaragoza. El de Salteras brilló al natural, por hondura y trazo. Tuvo fondo el de la familia Carrasco y el epílogo acabó con los tendidos en pie y la faena camino de las dos orejas, que se quedaron en una media estocada. Vuelta al ruedo para Clemente, que dejó frente a su primero una buena faena al natural y vivió la complejidad frente a un sexto que tuvo que ser premiado con las banderillas negras. Lote deslucido para Borja Jiménez en tarde de esfuerzo y poca recompensa, de la que salió con una fuerte voltereta. Al final, embistieron los que podían embestir.
El cuarto tuvo la armonía del encaste sin renunciar a su trapío y su bella estampa. Un gran toro de Ana Romero que además tuvo humillación y fondo, yendo a más. Con dicha embestida, relució El Cid su mano izquierda en una faena muy jaleada por el público. Con mayor largura al principio, más natural y relajado al final de los muletazos. Sobre la diestra, la embestida era más corta y todo tuvo más emoción. Un final a pies juntos al natural remató la faena en tono alto. Media estocada trasera redujo el premio a una oreja, mientras que el toro fue ovacionado con fuerza, mientras se le pidió la vuelta al ruedo. La bronca fue sonora por no conceder la segunda oreja ni el premio al toro. El diestro dio dos vueltas al ruedo.
Alto, largo de vida y amplio de sienes el primero, que fue aplaudido de salida. Un astado que desarrolló sentido después de voltear en varias ocasiones a Borja Jiménez en el quite por delantales. Luego, el astado siempre fue sobre las manos y sin entrega. Lo intentó El Cid sobre la diestra, sin echarse la mano a la izquierda. El lucimiento era imposible. Varios pinchazos. Estocada desprendida. El puntillero levantó al toro hasta en tres ocasiones. El público ovacionó al astado. Silencio tras aviso.
Con varias verónicas y dos medios con la pierna flexionada recibió Clemente al tercero, un serio toro de Ana Romero, más amplio por delante que por detrás, que tuvo clase y buen embroque, aunque el poder justo en los remates. Brilló el galo al natural, con la figura muy natural y corriendo bien la mano. Menos recorrido tuvo el toro por el lado diestro. Basó sobre la zurda Clemente un buen trasteo que tras una estocada -con un golpe de verduguillo- fue premiado con una vuelta al ruedo tras petición.
La mole que hizo sexto sobrepasó los 600 kilos, fuera del tipo del encaste que ya marcó en el capote de Clemente su mansedumbre y su nulo embroque. Una prenda que llegó a la muleta sin emplearse, con todo dentro. De banderillas negras. Se hizo el amo del ruedo el toro, hasta que el banderillero Juan José Domínguez tiró de arrestos para imponerse. El toreo actual fue imposible. Sí una lidia para poderle. No estuvo acertado con el acero. Imposible, con el toro esperando con la cara arriba y tapándole la salida. Con una listeza abismal. Lo intentó en numerosas ocasiones, pero el toro huye. Todo por no conceder las banderillas negras. Clemente se marcha para las tablas entre la ovación del público. Tres avisos.
El de Núñez del Cuvillo que hizo segundo cambió el guión de la tarde lo que no gustó al público. Tampoco su presencia casi más propia de un buey, basto de hechuras y amplio de sienes. Con el justo poder y sin ninguna raza, Borja Jiménez se topó con una embestida muy deslucida a pesar que el de Espartinas intentó poner todo de su parte para llegar al público que vivió la faena con polémica en los tendidos. Pinchazo. Estocada desprendida. Silencio tras aviso.
Más basto de hechuras, con menos cuello y con más mazorca fue el basto quinto, encogido de los cuartos traseros y sobre las manos, ninguna embestida tuvo entrega. Siempre a media altura. Borja Jiménez hizo una faena es esfuerzo, perdiendo y ganando pasos con el fin de encontrar que el toro rompiera hacia adelante y se entregara, pero fue imposible. Estocada al segundo intento. Ovación
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