lunes, 24 de noviembre de 2025

El Mártir de Medicina: Domingo Salazar y la bala que selló la violencia en la ULA de 1969


Germán D' Jesús Cerrada 

​El recuerdo evocado por el catedrático Dr. Carlos Guillermo Cárdenas, en aquel entonces vicepresidente del Centro de Estudiantes de Medicina, nos transporta a una fecha sombría: el 18 de noviembre de 1969. 

Aquel día, el joven bachiller Domingo Salazar Rojas, estudiante de cuarto año de Medicina, cayó mortalmente herido por una "bala infortunada" frente al Auditorio A de la Facultad.

​Domingo no era un estudiante cualquiera. Era el suplente del Presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina, el bachiller José Rafael Hernández Paralauta (quien hoy vive en El Tigre, retirado del ejercicio de la medicina). Junto al Dr. Cárdenas, ellos tres formaban la dirigencia estudiantil. 

Domingo, descrito como un muchacho intranquilo, arriesgado y apasionado de la política, militaba en la Juventud del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). 

Su muerte no fue un incidente aislado, sino una de las consecuencias trágicas de la oleada de violencia y represión estatal que sacudía a las universidades venezolanas.
El Contexto de la "Operación Canguro"

​La caída de Salazar ocurrió en un momento de profunda crisis entre el gobierno del presidente Rafael Caldera y las casas de estudio, cuyo punto álgido era la defensa de la Autonomía Universitaria.

​A finales de octubre de 1969, el país vivió la tristemente célebre "Operación Canguro", un allanamiento masivo y el cierre de la UCV.

Paralelamente, en Mérida, las fuerzas de seguridad cercaban y confrontaban los recintos de la Universidad de Los Andes (ULA), específicamente en las facultades de Medicina e Ingeniería.

​En este clima de cerco y represión, la lucha política del joven Salazar, quien estaba al frente de la estructura formal del estudiantado, se encontró con la violencia. 

Su muerte se inscribe en la trágica lista de estudiantes caídos durante esta "ola de violencia" en la ULA, demostrando el alto precio que la juventud pagó por la defensa de sus ideas y de la libertad académica.
Legado y Memoria Viva

​A pesar del dolor, la memoria de Domingo Salazar Rojas se mantuvo firme.

​El Impacto Humano: El Dr. Cárdenas nos recuerda el profundo pesar de la época. La tragedia destrozó a su familia; el padre de Domingo falleció posteriormente por depresión, mientras que su madre lo evoca con gran orgullo y tristeza.

​El Honor Perdurable: La ULA, en un acto de honra a su sacrificio, inmortalizó su nombre en la Residencia Estudiantil "Domingo Salazar Rojas". Esta residencia es un recordatorio tangible de que la universidad emeritense, al igual que sus estudiantes, pagó un precio de sangre en la lucha por la autonomía y la democracia.

A 56 años de su partida, sus luchas e ideales nos obligan a honrar su memoria y a no olvidar la historia de violencia que marcó a la Universidad de Los Andes.

¡Honor a sus luchas!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gloria al caído. Domingo es un ejemplo de dignidad y moral que hoy está vivo en el pueblo De Merida y en la memoria histórica de la juventud venezolana.l