Jesús Ramón Pico Parra: 71 años de una vida capturando la historia de los merideños

Germán D' Jesús Cerrada 

​Hoy 25 de diciembre, mientras Mérida celebra la Navidad, la populosa parroquia de Milla estará de fiesta por partida doble. Jesús Ramón Pico Parra, el fotógrafo que ha desafiado peligros y dedicado su vida a registrar el acontecer de su tierra, cumple 71 años. Hijo de Don Ramón Pico y Doña Josefa Parra, este "Millero" de pura cepa creció entre las travesuras en la Cuesta de los Cocos, los juegos de trompo en la plaza y los sabores de la chicha de Don Miguel. 

Hoy, desde la serenidad de su viudez tras haber formado una hermosa familia con su esposa cumanesa y sus dos hijos, Jesús Ramón mira hacia atrás y ve una trayectoria marcada por la pasión y el coraje de quien ha hecho del lente su herramienta para inmortalizar la memoria colectiva.

​Su camino profesional fue un guiño del destino. Aunque inició estudios como Perito Forestal en la ULA, su paso por el departamento de Medios Audiovisuales de la Dirección de Turismo despertó en él una vocación imparable. Fue en los laboratorios de la oficina de prensa de la Gobernación donde domó los químicos y el papel fotográfico. 

Su primera gran prueba fue en el Tisure; enviado a ciegas, regresó con imágenes tan magistrales que el entonces gobernador Edecio La Riva las convirtió en su tarjeta de Navidad.

Ese éxito inicial fue el preludio de una carrera que lo llevaría a capturar la historia de los merideños desde las redacciones de El Correo de los Andes, Frontera y Cambio de Siglo, además de sus colaboraciones para diarios nacionales como 2001, El Diario de Caracas y Panorama.

​La vida de Pico no ha estado exenta de riesgos, pues su cámara siempre buscó el lugar donde ardía la noticia. En la fuente de sucesos, una bomba lacrimógena le fracturó el pie durante los disturbios por la muerte de Carballo Cantor. Más allá de las fronteras, se internó en las montañas colombianas con el grupo guerrillero ELN para un reportaje de alto impacto. Incluso en su Mérida natal, la adrenalina lo persiguió hasta el callejón de la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, donde hace apenas dos años un toro saltó las tablas atropellándolo y causándole fracturas en la rodilla. Sin embargo, con la gracia de Dios y la fortaleza que lo caracteriza, celebra hoy que no quedaron secuelas de aquel percance.

​Más allá del peligro, su legado está vinculado a la institucionalidad y al gremio, habiendo liderado el Círculo de Reporteros Gráficos seccional Mérida durante 12 años. Su labor actual con la Comisión Taurina es un ejercicio de precisión casi forense, donde supervisa con rigor la salud y la edad de los animales, manteniendo viva una tradición que empezó como una curiosidad juvenil cuando se "coleaba" en la inauguración de la plaza de toros. 

A sus 71 años, Jesús Ramón sigue siendo, en esencia, aquel joven del Liceo Libertador que fundó la Banda de Guerra; el hombre que aún recuerda los mojicones con nevado de Doña Ordulia y que ha sabido, a través de cada disparo de su cámara, revelar la verdadera alma de su pueblo.