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| María Auxiliadora Valecillos, "La Yaya" |
Germán D' Jesús Cerrada
El diciembre de 1967 marcó un hito imborrable en la historia de la Mérida turística y estudiantil: la consolidación de la Feria de La Inmaculada, un evento que nació con la ambición de ser "Una Feria Diferente" y que, sin duda, logró poner a la ciudad andina en el mapa turístico de Venezuela y el mundo taurino.
Aquella primera gran edición brilló con su corte real, encabezado por una joven que se convertiría en noticia nacional: María Auxiliadora Valecillos, "La Yaya". Con tan solo 18 años, secretaria de contabilidad y aspirante a historiadora de la ULA, la "Yaya" se alzó con la corona, triunfando sobre dignas y bellísimas contrincantes, como Evelia Sánchez (Miss Sonrisa) y Graciela Vielma (Miss Simpatía). Su sorpresa ante el triunfo era palpable: "Nunca me imaginaba que entre las doce concursantes yo iba a quedar electa". Su bello rostro y carisma la catapultaron a las portadas de revistas de prestigio como Páginas y Venezuela Gráfica, y a las páginas de periódicos nacionales como El Nacional y El Universal. La Reina era, además, una aficionada taurina confesa, admiradora de figuras como Manuel Benítez "El Cordobés", Paco Camino y el merideño César Faraco.
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| Plaza de Toros Mérida |
La profunda fe de los merideños vistió de solemnidad la inauguración de la nueva plaza de toros. El Dr. Álvaro Sandia Briceño recuerda que, dos días antes del festejo inaugural, se celebró una emotiva Misa Taurina, considerada el verdadero bautizo de la Plaza Monumental de Toros de Mérida. La ceremonia fue oficiada por Monseñor José Rafael Pulido Méndez, Arzobispo de Mérida, asistido por el Padre Juan Eduardo Ramírez y el Padre Eccio Rojo Paredes. La devoción fue palpable: la imagen de la Inmaculada Concepción fue llevada en una procesión multitudinaria desde la Catedral hasta la Plaza. Allí, la Reina de la Feria, La "Yaya" Valecillos, tuvo el honor de "abrir plaza" conduciendo con gran maestría un quitrín (carruaje liviano, propiedad de John Dávila Fonseca) mientras se paseaba por el ruedo.
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| Isbelia Rojas Ruiz, Reina de las Nieves |
A este acto religioso y cultural se sumó la elección de la Reina de las Nieves. Fue la primera vez que se elegía esta figura, una tradición que luego se consolidaría y que por varios años se celebró con gran solemnidad en la estación Pico Espejo del Teleférico, el más largo y alto del mundo. La dignidad recayó en la elegante Isbelia Rojas Ruiz, la "Reina Espiritual de los merideños".
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| La elegancia de la mujer merideña |
El ambiente de 1967 era incomparable. Eran tiempos de una Venezuela en pleno desarrollo y progreso económico. Mérida se vestía de gala, atrayendo a miles de visitantes y a cronistas de Venezuela, Colombia y España.
Las bellas mujeres, con sus sonrisas y el colorido de sus trajes, daban pleitesía a las corridas. Las entradas no pasaban de 30 bolívares, un precio accesible que llenaba los tendidos.
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| Mujeres merideñas |
La vida nocturna se extendía sin límites: las noches eran largas con bailes en casetas y hoteles, y el pueblo disfrutaba de las fiestas en los populares templetes regados por toda la ciudad, asegurando que la alegría de la feria llegara a cada rincón. El verdadero corazón de la fiesta latía en el Hotel Prado Río. Era el encuentro obligado donde la elegancia y la algarabía se fusionaban antes y después de cada faena. El Prado Río se convertía en un vibrante salón de fiestas, con la mejor música y el ambiente electrizante del triunfalismo. Sus espacios no solo acogían a los merideños y visitantes, sino que eran el hogar de la realeza taurina: los toreros, sus apoderados, los ganaderos y los críticos. Allí, entre copas y sonrisas, se tejían las leyendas de la Feria de La Inmaculada, confiriéndole un brillo especial que fue envidia de otras ferias en el mundo.
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Caravana por la Av. Don Tulio
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El éxito de la Feria no fue casual, sino el resultado del esfuerzo unido y apolítico de una Junta Directiva que trabajó día y noche para estabilizar la economía de la región.
Estuvo conformada por los merideños visionarios: Marciano Uzcátegui, Luis Alipio Burguera, Román Eduardo Sandia, Eccio Rojo Paredes, Carlos Chalbaud Zerpa, León Alfonso Pino, Alfonso Dávila Matute, Nectario González, Virgilio Angulo Mata, Alvaro Sandia Briceño y Alfredo Martí Cordido. Don Marciano Uzcátegui Urdaneta, quien llevó la batuta, resumió la misión: fusionar la tradición cultural de la "Semana de Mérida" con la Feria para fomentar el turismo e impulsar la economía regional. El objetivo se cumplió cabalmente con la inauguración de una plaza de toros que hoy celebra 58 años de profunda historia taurina en la ciudad.
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| Toros coleados |
La Feria de La Inmaculada de 1967 fue, en esencia, una celebración del progreso, la belleza merideña y el sueño de una ciudad unida por una meta común. Un recuerdo dorado que define la época más esplendorosa de la ciudad andina y que, además, sentó las bases ineludibles para la creación de la Gran Feria Internacional del Sol y su reconocido Carnaval Taurino de América.
3 comentarios:
Así mismo fue, era un muchacho, para esa epo, pero andaba con un taurino, Ramón Omar Calderón, de raoca, Mérida, una imprenta merideña, que asistia a la tauromaqui
Ahora que voy para 81 años y recuerdo haber disfrutado de ese Gran acontecimiento taurino de la feria en Mérida,ya tenía 2 años en Caracas en mis actividades,ero no me perdí se apteósico ev
**** evento
Recuerdo haber compartido con Román Eduardo Sandía en el Hotel Prado Rio, con su simpatía buën conversador, con amplio desempeño. Saludos para todos mis Paisanos.
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