jueves, 22 de septiembre de 2016

¿Sabes para qué torero sonó la música por primera vez en una faena de muleta?


Fue en la plaza de la Barceloneta, una tarde que toreaban Lagartijo, Villaverde y Molina 

Lagartijo 

Lagartijo
 
ABC.ES Madrid

 «¡Música, música!», gritaban los tendidos al maestro Sampere durante la fabulosa faena de Lagartijo. Corría el año 1877, concretamente el 13 de mayo, en la plaza de la Barceloneta.

«Supone Don Ventura que quizá fuera Barcelona la primera población donde sonó la música para amenizar una faena de muleta». Fue en la vieja plaza de la Barceloneta, donde se anunciaban el citado Lagartijo, Villaverde y Rafael Molina, con toros de Ripamilán. Cuenta Rafael López Chacón en su libro «Toros en Barcelona» (Editorial Borrás): «Hasta entonces los espadas eran objeto de grandes ovaciones, se concedían orejas, caían al ruedo cigarros, sombreros y prendas de vestir, mas a nadie se le había ocurrido, porque no era costumbre, pedir música, durante la faena de muleta, a la banda, que se limitaba a amenizar la función ante de empezar esta y durante los intermedios.

Mientras estaba el toro vivo, jamás se dejaba oír, tal como ocurre en Madrid actualmente».
Y sigue López Chacón: «Pero durante la corrida mencionada fue tal el delirio causado por el califa del toreo al realizar una magistral faena de muleta, que no hubo otra manera, para manifestar el entusiasmo de la multitud, que pedir a grito pelado al director de la banda, maestro Sampere:

 "¡Música, música!" Como ahora en cuanto un torerito muy relamidillo da cuatro o cinco muletazos bonitos y, componiendo la figura, se adorna en la cara como ante el espejo una duquesita de de los tiempos de Pepe-Hillo. De entonces acá no se ha interrumpido la costumbre, pero el aficionado de provincias, como apunta Don Ventura, queda sorprendido al asistir por primera vez a a una corrida en Madrid y observar que no toca la música por más que claven banderillas los matadores que sean, o realicen una faena de muleta, parecida, nada más que parecida, a las que hacía Lagartijo el Grande».

En este sentido, el profesor Antonio Santainés apuntó: «Hay versiones autorizadas que consideran que quizás fuera Barcelona en la corrida del 13 de mayo de 1877 donde sonara por primera vez la música en una faena de muleta de Lagartijo. Pero la revista El Toril (año I, junio 1900) admite que en nuestra plaza el 13 de mayo de 1887 (aquí acepto un error de imprenta en el año) banderilleando Villaverde el sexto con Lagartijo a tal altura brilló éste que fue obsequiado con música. En cualquiera de los casos, Lagartijo se sintió atrapado por la musa del genio».

Lagartijo se despidió de Barcelona el 21 de mayo de 1893 con seis toros del Duque de Veragua. Al cuarto lo tumbó de un soberbio volapié que hizo innecesaria la puntilla. Con el que cerró plaza, de nombre «Pavón,» estuvo colosal. Entró siete veces a los caballos y en la última vara hizo el quite Lagartijo, que terminó toreando al alimón con Torerito. Los dos banderillearon y después de una faena magnífica acabó de una gran estocada, recordaba en un artículo de ABC Santainés.

Y añade: «Acabada la corrida mucho público se arrojó al ruedo tributando a Rafael Molina un homenaje sin precedentes al que fue durante muchos años torero predilecto de Barcelona. Con tal motivo un periódico barcelonés publicó la siguiente cuarteta:

-Tantos plácemes y vítores
van dedicados, de fijo,
a algún hombre preeminente
- Ya lo creo. ¡A Lagartijo!»

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