miércoles, 30 de agosto de 2017

Colombo corta dos rabos en Puebla de don Rodrigo


El venezolano salió a hombros junto a Jesús Mejías y Alberto Nicolás

Plaza de toros de Puebla de don Rodrigo. Media entrada. Novillada mixta.

Jesús Enrique Colombo banderilleó a su primero     Fotos: Jacinto Sánchez

Se lidiaron cuatro utreros de Toros de Mollalta, y dos erales de Alejandro García. Desiguales de presentación y juego los de Mollalta, destacando el magnífico primero, y el buen pitón derecho del segundo. Faltos de entrega y calidad los de Alejandro García.
Jesús Enrique Colombo: dos orejas y rabo y dos orejas y rabo.
Jesús Mejías: oreja y dos orejas y rabo.
El novillero sin picadores Alberto Nicolás: dos orejas y silencio.
Los  tres toreros salieron a hombros junto al mayoral, quien les acompañó en parte de la vuelta al ruedo, aunque no completa. Gran brega de Marco Galán en el cuarto.
Jesús Enrique Colombo cortó nada menos que dos rabos evidenciando que en los tres tercios se encuentra sobrado con los novillos. A cada uno de sus dos oponentes supo darle fiesta y planteamiento. Su primero fue un torrente de embestidas que condujo con vistosidad sin demasiado ajuste, y a su segundo, más tardo, acertó a dejársela en la cara para ligar los muletazos, primando la cantidad sobre la calidad. Eso sí, sus dos estocadas fueron de libro, por eficaces y contundentes, además de bien colocadas.
Jesus Mejías dejó una muy grata impresión, a pesar de su lógica falta de oficio (era su segundo paseíllo del año). A sus ganas, presentes toda la tarde, añadió buen gusto a la hora de manejar ambas telas. A su primero, que tuvo un muy buen pitón derecho, llegó a esbozarle incluso la poncina, con poca brillantez, eso sí. Su segundo se empleó menos, al contrario que Mejías, que volvió a poner todo de su parte. Mató a la primera esta vez, a diferencia de en su primero.
El novillero sin picadores Alberto Nicolás se las vio con dos erales en los que movimiento y calidad no fueron de la mano. Hubo mucho de la primera y no tanto de la segunda, si bien es cierto que en manos más expertas podrían haber ofrecido mejor juego, porque cuando acertó a esperar a su primero, este la tomó muy aceptablemente por abajo; cuando era el novillo el que tomaba la iniciativa la limpieza no era la misma. Tuvo mérito pero no demasiado brillo la faena al deslucido sexto, al que entró a matar hasta en siete ocasiones antes de dejar una entera muy caída.

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