Alberto Lopera Cali. Guillermo Valencia vivió su gran día. Por todo lo alto. Años de nervios, ilusiones y desvelos para alcanzar una alternativa que se tornó soñada cuando logró desorejar a un gran toro de Las Ventas del Espiritu Santo. El de la ceremonia de un encierro desigual en hechuras y comportamiento del maestro César Rincón para conmemorar el 60º aniversario de Cañaveralejo, que registró tres cuartos de entrada en tarde de expectación.
Pero no todo fueron buenas noticias al regazo de Morfeo. José María Manzanares, entregado y roto toreando al natural al cuarto, sufrió una tremenda voltereta que obligó a su traslado al término del festejo aquejado de un fuerte dolor en la zona lumbar. Esa misma de la que fue operado tras Santander el verano. Otra vez. La pesadilla que se amenaza con reabrirse. Completó la terna Cayetano, que gustó y paseó un laborioso trofeo del quinto.
El toricantano tuvo un ‘Nativo’ de cum laude para su doctorado. Un gran toro de Las Ventas, con recorrido y buen son, perfectamente aprovechado por el diestro colombiano tras la ansiada ceremonia de manos de Manzanares. Trazó una faena por bajo en redondo, primero, que luego refrendó por ambos pitones acompañado por la música. Dejó una estocada entera y efectiva y afloraron los pañuelos. Dos orejas, que paseó en medio de las ovaciones. El noble toro de Las Ventasfue aplaudido con fuerza en el arrastre.
El cafetero se llevó el lote propicio, pues el sexto fue otro animal muy bravo y encastado, que le permitió series en redondo, especialmente con la zurda, rematadas siempre con el de pecho. Faena alegre hasta el final con pases al abrigo de las tablas. Pinchazo y estocada delantera. Saludó una ovación.
Precioso el vestido goyesco, diseño de Armani, que lució Cayetano. El dinástico paseó una oreja del quinto. Buen toro, aunque un poco falto de raza, permitió al espada construir una faena interesante, muy meritoria, pues la falta de celo de su adversario obligó a robárselos de uno en uno. Remató con ceñidas manoletinas, que se ovacionaron y, tras el acierto con el acero, paseó su trofeo.
Una lástima que, por culpa de la poca raza de su primer oponente, no hubiera ahí opción de triunfo. Intentó llegar por ambos pitones, después de preciosos doblones de rodillas en el inicio. Tampoco hubo suerte con la espada, pues pinchazo, entera y varios descabellos hicieron sonar un aviso. Pese a ello, el tendido le devolvió con palmas el brindis que hizo al inicio y su esfuerzo.
El segundo, para Manzanares, fue lamentablemente protestado desde la salida por falta de trapío y cambiado por el presidente. Salió un sobrero del mismo hierro, bien presentado, pero escaso de bravura. Faena muy técnica ante la falta de casta de su oponente, donde el alicantino dejó muletazos muy suaves y con exquisito temple. Finalizó su actuación con pinchazo hondo y una entera, que dejaron el balance final en cariñosas palmas.
Al contrario que su primero, el cuarto fue un toro serio, bien presentado, que permitió al alicantino bordar lances muy cadenciosos a la verónica. Además, empujó el del maestro Rincón con fuerza al caballo. La dulzura y ortodoxia de las series en redondo por bajo hicieron sonar el pasodoble al compás de los ‘olés’. Naturales lentos y templados. Abandonado, se entregó tanto que incluso recibió una espeluznante voltereta, afortunadamente sin ser corneado. Volvió a la cara del toro, dolorido, para pasaportarlo, pero el metisaca inicial -antes una estocada entera arriba, en su sitio- y lo mucho que tardó en doblar hizo sonar un aviso y el respetable se enfrió. Saludos en ambos, fue trasladadoa la Clínica Imbanaco para una revisión médica, debido al fuerte dolor lumbar por la fuerte cogida sufrida.
Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Tercera de feria. Corrida Goyesca del 60º aniversario del coso. Casi tres cuartos de entrada. Toros de Las Ventas del Espíritu Santo, el segundo como sobrero, desiguales de presentación y juego. Destacó el lote de Valencia (1º y 6º).José María Manzanares, ovación tras aviso y ovación.
Cayetano, palmas tras aviso y oreja.
Guillermo Valencia, que tomó la alternativa, dos orejas y ovación.
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