jueves, 10 de octubre de 2013

¡CUANDO SE LIDIAN TOROS CON EDAD!

Opinión taurina
Óscar López Gamboa*
Surge pues en la Fiesta de los Toros, la realidad de su esencia y la verdad de su fin para que los toreros a base de exponer sus propias vidas, poniendo de manifiesto su magisterio taurino para lidiar y dominar a un toro adulto, creando arte y belleza ante el peligro constante de resultar heridos  con las embestidas de una res que por razones propias de su mayoría de edad, han desarrollado un sentido de defensa muy definido y peligroso que no permite al diestro, descuido alguno en el desarrollo de su lidia, so pena de resultar gravemente herido o de causarles inclusive, la muerte aunado a eso,  la bravura primigenia y bien trazada genéticamente por sus criadores; luego entonces ha dado  ese binomio de toro-torero, una singular distinción a tan bello y hermoso espectáculo, sobre otros.
Y lo antes mencionado de Arte y Belleza en la lidia de los toros, se produjo, para fortuna nuestra, en la segunda corrida de la feria de otoño que se llevó a cabo  en la plaza de Las Ventas de Madrid, el viernes cuatro de octubre del presente año, lo cual tuve oportunidad de presenciar a través de Sky, donde, se lidiaron toros de la ganadería de Victoriano del Río, donde el matador sevillano Manuel Jiménez Cid, creo sin temor a equivocarme, hizo la mejor faena de su carrera en el coso “venteño”, a un toro castaño de pinta rebarbo y bocinero, con una arboladura impresionante, que pesó 541 kilos, nacido en septiembre de 1999, que llevó por nombre “Verbenero”,  marcado con el número 79. El toro no era de los clásicos “bonitos” más bien era “abueyado” pues, era muy cornalón; pero de una gran clase, fijeza, con una bravura meridiana, nunca rehuyó al menor cite del torero acudiendo con prontitud, hasta el final de su lidia, y con un tranco en su embestida que le permitió al torero hacer ese toreo fino y de sometimiento que le conocemos primero con el capote tanto en el inicio del tercio, como en los quites del mismo y luego con la muleta,  hilvanar series de muletazos sobre todo por el lado izquierdo, extraordinarias.

Los aficionados madrileños tan sensibles cuando de una obra torera se trata, qué desde el principio de la misma, lo sintieron y empezaron a disfrutar de aquel compendio de bien lidiar y torear que el torero de salteras, estaba realizando, se entregaron al unísono  y sin regateos, para deleitarse ellos a la distancia desde los tendidos de la plaza y, un servidor haciendo lo mismo pero a miles de kilómetros en el televisor; fue una sinfonía de lidiar toreando con gran temple, precisión, distancias y tiempos entre un muletazo y otro, rematados elegantemente con pinceladas taurinas dignas de un cuadro o cartel taurino, todo aquello fue sin excesos ni posecitas cursis, siempre en los límites de la elegancia y el toreo serio como debe ser el toreo clásico, la plaza válgame la expresión, “crujía” por el entusiasmo delirante de los aficionados  en los tendidos. Lo que ya había  para entonces realizado “El Cid”,  era un triunfo apoteósico a punto de consumarse con seguramente el premio máximo en dicha plaza de las dos orejas y por supuesto, una Puerta Grande más que merecida pero, para su desgracia y para todos los que vivimos ésa gran faena, aquel triunfo, sé escapó por la punta de la espada del diestro sevillano, que falló en varias ocasiones, quien no ocultaba su desconsuelo y frustración que a manera de desagravio mismo que no satisfacía su tristeza, el público de pie, lo obligó a dar una merecidísima vuelta al ruedo entre estentóreas aclamaciones de esa manera, me atrevo a decir qué, fue una maravillosa ¡Sinfonía Inconclusa! Como la del músico vienés Franz Schubert. También considero que al toro por sus meritorias cualidades y condiciones que mostró a lo largo de la faena, bien podría habérsele premiado con la vuelta al ruedo a sus despojos o cuando menos, arrastre lento pero no fue así.

En nuestras plazas de México, la presencia del toro-toro sobre todo el bravo que también se distinga por su nobleza hace mucho tiempo, que lo sacaron de ellas, sustituyéndolo, por novillos adelantados que apenas pueden con los kilos que les meten a huevo, convirtiéndolos en unos inválidos que causan pena ajena,  verlos rodar miserablemente en la arena y mansos a más no poder pues, la gran mayoría por no decir todos, reclaman con singular añoranza la yunta para arar. Quienes promueven el espectáculo taurino en contubernio con los ganaderos y toreros de hoy en día ofreciéndole a los públicos más no a los verdaderos aficionados, “gato por liebre” de manera continua y sistemática y con ello, fueron sacando de las plazas, a ésas masas de asistentes que, daban un sobrado y lucrativo sustento a aquella verdadera fiesta y todavía se preguntan esos malhechores, ¿qué cuál es el motivo o razón de que aquella población cautiva, ya no asista a sus farsas? El día que de verdad se atrevan a devolverle a la Fiesta de los Toros, esos perversos personajes, la gloria de su origen con encierros de toros con sus edades reglamentarias verdaderas, con el trapío propio de la edad, cornamentas integras y bien desarrolladas, matadores íntegros, dispuestos a hacer gala de su bien ganada fama de entrega y profesionalismo, habrán entonces de convocar al conjuro de su estirpe de crianza los bovinos y de sus nombres  los toreros, a miles de aficionados a la Fiesta Brava, para colmar nuevamente los tendidos de los distintos escenarios taurinos donde se celebren Corridas de Toros, a despecho de los enemigos a ultranza de la misma.

LOS EMPRESARIOS, GANADEROS Y MATADORES, como menciono líneas arriba, son los únicos que le pueden y deben devolver la VERDAD Y GRANDEZA a la Fiesta de los Toros, de la cual gozó por tanto tiempo y, que en la actualidad ya no existe pues, precisamente ellos, fueron los que la han sentenciado a muerte por sus fechorías cometidas desde hace muchos años, a ciencia y paciencia de las autoridades y medios de comunicación, los cuales han solapado impunemente por años, esos engaños perpetuados a la noble afición taurina; o bien, han sido silenciados por el poder político y económico de  ese ¡TRIUNVIRATO DEL MAL!

Habrá que tenerlo presente en nuestras mentes lo que alguien por ahí, atinadamente sentenció.

¡SIN TORO NO HAY FIESTA!

Es todo por hoy y hasta la próxima sí, el Divino Creador lo permite.

*Ex Juez de Plaza Calafia

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