Una feria que se
hizo grande en América
Pueblo Nuevo y su plaza de toros, epicentro de emociones taurinas a lo largo de casi medio siglo de historia taurina. Foto: Jesús “Cucú” Rincones |
Este miércoles arranca el periplo taurino
sancristobalence, serial que marcó el inicio de la construcción de las grandes
plazas de toros monumentales y por ende ferias del circuito taurino venezolano.
RUBÉN
DARÍO VILLAFRAZ
La tradición taurina de la ciudad de San Cristóbal
se remonta a 1835 exactamente, el cual se desarrollaban hasta 1961 bajo el
nombre de Ferias y Fiestas de San Sebastián. En ella con ganado criollo
lograron alternar toreros con alternativa sembrando afición por el resto de la
geografía tachirense. Es en 1962 cuando se organizan dos corridas de toros con
ganado de casta procedente del Ecuador de los hierros de Santa Mónica y de
Pedregal Tambo, para ser picados y estoqueados en la plaza portátil cuadrada La Concordia, ubicada
frente al Parque Miranda, organizadas por el matador Fernando Herrera y el
periodista “El Negro” Blanco.
La fecha de estos primeros festejos bajo la
usanza española fueron el 10 de febrero donde los toros de Santa Mónica fueron
despachados por Joselillo de Colombia (vuelta y oreja), Sérbulo Azuaje
(silencio y silencio) y Paco Camino (ovación y dos orejas). Al día siguiente,
los toros de El Pedregal Tambo fueron nuevamente para Joselillo de Colombia,
(vuelta y oreja), Sérbulo Azuaje (una
oreja y dos orejas) y Manolo Zúñiga, (oreja y oreja). Al año siguiente
repitieron experiencia Herrera y “El Negro” Blanco para la fecha del 2 y 3 de
febrero de 1963 en la misma plaza, con toros nuevamente ecuatorianos de Santa Mónica
donde en ambas tardes actuó Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”. En la primera
con Pepe Cáceres y el zamorano Andrés Vázquez; y en la segunda con Manolo
Zúñiga y Pepe Cáceres, que cortó un rabo.
Una sola corrida tuvo lugar en 1964: 4
toros de Guayabita para Sergio Díaz y Alfredo Sánchez, mano a mano. Fue
entonces que en una Feria de Manizales de 1965 cuando Hugo Domingo Molina,
Edgar Espejo y Eduardo Santos acordaron proponerle al doctor Homero Lobo
-entonces Presidente del Concejo Municipal-, la creación de una Feria
Internacional en San Cristóbal. Lobo estuvo de acuerdo con la idea, pero les
retó a que fueran ellos quienes organizaran los festejos taurinos, en este caso
junto a los colombianos hermanos Zúñiga,
Joselillo y Manolo, el matador de toros Antonio Lizarazo.
Y precisamente en 1965, cuando se llevó a
cabo la I Feria
Internacional de San Sebastián, en la
Plaza de Toros Venezuela de La Concordia, llevándose a
cabo dos corridas de toros y una novillada. La novillada abrió feria el 22 de
enero, lidiándose utreros de Guayabita para Lucio Requena, y los novilleros
colombianos Hernán Medina “El Temerario”, medio hermano de los Zúñiga, y “El
Lobo”. Para las corridas de toros la gran atracción fue la contratación del
fenómeno de masas Manuel Benítez “El Cordobés”, quien debutó el 23 de enero,
con toros mexicanos de Campo Alegre junto a Joselillo de Colombia (silencio y
oreja) y Efraín Girón (vuelta y dos orejas y rabo) que fue el gran triunfador
de aquella feria. Repitió “El Cordobés” al día siguiente, quien tuvo una
actuación pobre en el ruedo, pero millonaria en las taquillas. En su debut
Manuel Benítez (pitos y vuelta al ruedo) y en la tarde, del 24 con toros
mexicanos de Santoyo, fue de (silencio en ambos). “El Cordobés” compartía
cartel con Joselito Torres que fue herido de una cornada por su segundo toro, y
Curro Girón, triunfador de la corrida con (pitos, oreja y oreja).
La última feria que tuvo lugar en la Plaza de La Concordia fue en 1966,
cinco corridas de toros y tres novilladas, del 21 al 30 de enero, donde
actuaron los maestros españoles Antonio Ordóñez, Paco Camino, "El
Pireo" y el maestro venezolano César Girón, importándose toros colombianos
de Las Mercedes, Vistahermosa, Fuentelapeña, El Socorro, Sierra Morena,
Domiciano Camelo, Nicasio Cuéllar y Aguas Vivas, todas colombianas porque en
Venezuela no habían ganaderías para ese momento.
Ya a partir de 1967 se cuenta otra
historia, cuando se inauguró la que es hoy la Plaza de Toros Monumental de Pueblo Nuevo,
epicentro de poco menos de medio siglo de historia taurina, donde creció a la
par urbanística y culturalmente la capital tachirense.
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