Germán D' Jesús Cerrada
Hoy, 4 de diciembre, mientras los católicos venezolanos celebramos el día de Santa Bárbara, nuestros corazones se llenan de un recuerdo imborrable: el de nuestro querido amigo Neptalí Dugarte.
Neptalí fue un devoto ejemplar que amó a su Santa hasta el final, y no hay mejor día que este para honrar su memoria.
Neptalí fue un hombre polifacético y un alma vibrante que dejó una huella profunda en Mérida. Su pasión por la música mexicana no era un simple pasatiempo, sino una verdadera vocación. Durante años, fue la voz de "El Rincón Mexicano" en las emisoras 1560 y FM 92.7 desde 1992, ganándose una inmensa sintonía gracias a su profundo conocimiento de la música ranchera y sus ídolos.
Promotor y Músico: Fundó el Mariachi "Internacional Venezuela", llevando la alegría de las serenatas a incontables hogares merideños.
Anfitrión de Corazón: Era un magnífico anfitrión con amigos en cada rincón, y sus fiestas no estaban completas sin la presencia de un mariachi, donde él mismo se animaba a interpretar algunas canciones.
Su espíritu emprendedor también se plasmó en el delicioso legado de NeptaCream, una industria casera que nos regaló helados cremosos y sabrosos, un dulce recuerdo de su ingenio.
Nacido en Aricagua, ese pintoresco pueblito andino, el 5 de abril de 1950, Neptalí nos dejó el 2 de octubre de 2014. Su despedida, sin embargo, fue tan vibrante como su vida: celebró sus 64 años, el 5 de abril de 2014, con un auténtico fiestón mexicano.
Rodeado de sus seres queridos y su amada música, fue un adiós épico, pues al día siguiente cayó gravemente enfermo, partiendo seis meses después.
Neptalí Dugarte no solo fue un comerciante exitoso, un locutor apasionado y un promotor musical; fue, ante todo, un amigo leal, un devoto de Santa Bárbara y un hombre que supo vivir y despedirse con el corazón lleno de música y alegría. Hoy celebramos su vida, su legado y su eterno espíritu.
¡Que viva Neptalí! Su recuerdo, tan fuerte como la fe en Santa Bárbara y tan alegre como un mariachi, sigue vibrando en nuestros corazones merideños.
¡Que viva Neptalí y que viva Santa Bárbara!
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