miércoles, 19 de noviembre de 2025

48 años del triunfo de "El Nene Castillo": cuando la ULA era el corazón político de Mérida

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Carlos "El Nene Castillo"

Texto y fotos: Germán D' Jesús Cerrada

​El 13 de octubre de 1977 marcó un hito en la historia estudiantil de la Universidad de Los Andes (ULA) con las elecciones de la Federación de Centros Universitarios (FCU).

​Han pasado 48 años desde aquel vibrante proceso electoral que culminó con el triunfo de Carlos Castillo, conocido cariñosamente como "El Nene Castillo", y el relato de esa jornada es mucho más que una simple anécdota universitaria; es un reflejo de la intensa vida política venezolana de la época.

​Más de 27 mil estudiantes fueron convocados a las urnas, pero el impacto de la contienda trascendió los límites del campus. La elección de 1977 se convirtió en un verdadero espectáculo cívico, un "carnaval electoral" donde no solo participaba la comunidad universitaria (autoridades, profesores, empleados y obreros), sino que la propia ciudad de Mérida se volcaba a la ULA.

​La magnitud de la elección se evidencia en la participación de los principales partidos políticos del país, cada uno con su candidato en la palestra:
​Carlos Castillo del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el carismático estudiante de Arquitectura, orador brillante, que se alzó con la victoria.

​Oswaldo Martínez del Movimiento Al Socialismo (MAS).
​Aldo Cermeño del partido social cristiano COPEI.
​Caracciolo León del Grupo Político Ruptura.
​Wilfredo Lineros de Acción Democrática (AD).

Américo Martín en la ULA

​La efervescencia política era tal que dos figuras de la política nacional, los entonces candidatos presidenciales José Vicente Rangel y Américo Martín, viajaron a Mérida para respaldar a sus respectivos candidatos, al igual que dirigentes nacionales de Copei como Abdón Vivas Terán e Hilarion Cardozo. Esto subraya la importancia de la FCU de la ULA como un termómetro de la política juvenil y nacional.

La Campaña que Desbordó la Universidad

​La campaña electoral estudiantil de 1977 fue una explosión de color y activismo: las facultades y pasillos estaban saturados de pancartas, afiches y hojas volantes. La propaganda no se detuvo en el claustro, invadiendo las calles de Mérida con caravanas y cuñas radiales diarias.

​El triunfo de Carlos Castillo no solo fue personal, sino una ratificación del dominio del MIR, que mantuvo las riendas de las organizaciones estudiantiles de la ULA por más de 20 años. La alegría y el entusiasmo de la juventud universitaria dominaron el ambiente, dejando una huella imborrable de lo que significaba la democracia y la pasión política en la universidad.

Caravanas de la DCU por las calles de Mérida 

​Esta singular elección, que hoy recordamos a 48 años de su realización, evoca una época dorada de la vida universitaria venezolana, donde la participación era total y la ULA era, sin duda, el corazón vibrante de Mérida. 

Oswaldo Martínez en campaña 

Es notable el paso del tiempo que ha llevado a que figuras centrales de ese evento, como Oswaldo Martínez, Wilfredo Lineros, José Vicente Rangel y Américo Martín, ya hayan partido de este mundo, dejando el recuerdo de esa batalla democrática como parte de la memoria histórica de la ULA.

Diálogo con el Arquitecto Carlos Castillo: Liderazgo, Valores y la Identidad Ulandina

​Después de 48 años, Carlos Castillo nos da su opinión del Movimiento estudiantil en la Universidad de Los Andes y la ciudad de Mérida.

​Establecer un debate que compare las distintas gestiones que al frente de la Federación de Centros Universitarios de la ULA tuvieron los diversos dirigentes estudiantiles, sería una discusión llena de desencuentros que no creo “hoy” tenga mucho sentido. Es por demás lógico que cada quien considere que hizo o trató de hacer la gestión “posible” para el momento histórico en la cual fue protagonista.

Como dije al principio, es difícil hacer analogías donde solo existen similitudes.
​Lo único científicamente válido como método de análisis de las distintas gestiones es el balance de los resultados alcanzados y es determinante la trayectoria a través del tiempo que cada generación ha tenido en relación a los valores defendidos otrora de ética, solidez ideológica, trayectoria profesional y compromiso con las ideas por los cuales luchábamos y constituían nuestros sueños y la defensa y lucha por los mismos.

Dirigentes estudiantiles de la ULA en una protesta 

​Hoy son muchos, más no todos, los que todavía no han sucumbido al crematismo ni a la intolerancia que el poder les ha dado.
​El futuro hablará quienes con mayor éxito e hidalguía condujeron el movimiento estudiantil. No soy yo quien para juzgar; solo puedo invitar a reconocer a través de la realidad la justa respuesta a este debate que continuará por siempre.

​Hace más de 50 años bajé de un autobús de la empresa Alianza, y pisé el asfalto de la ciudad que me vería por algún tiempo, la ciudad que me despertaría los sentidos, que me haría apreciar al máximo las cosas sencillas y me daría el privilegio de conocer a los Hombres y Mujeres que definirían mi carácter y forjarían, sin duda, mis convicciones, (que aun se mantienen).

Lubin Maldonado en una manifestación frente a la gobernación de Mérida 

Es imposible no recordar a Lubin Maldonado, a Tagliaferro, al poeta Adelis, a Carlos Boves (gran ductor de mi carácter), Alexis Gómez, Chuy Copei, Milton, Rigoberto Henríquez, Pedro Rincón Gutiérrez, el gran Perucho, en fin, una lista interminable de extraordinarios y honrados hombres que influyeron en mi andar político por esa ciudad.

Pero también me dio mis mejores amigos, que por suerte todavía conservo.
​Mérida me enseñó a resistir las largas noches, llenas de risa, miche y faldas que ocultaban inenarrables secretos. Nunca me sentí tan libre y vivo como cuando respiré la humedad de esa espesa neblina que una vez disipada te mostraba la oculta belleza de una ciudad (hoy maltratada) que se levantaba sobre el Chama y el Albarregas.

​Jamás conoceré a tanta gente que quise y quiero tanto.
​En Mérida conocí a mi compañera de 43 años, especie de mástil que ha guiado con sabiduría la navegación por un mar no siempre calmado.

Dirigentes estudiantiles frente a la gobernacion de Mérida 

​Compartí la FCU con gente de valores inmensos: Carlos Boves, José M Monagas, Rafael Reyes, Wilfredo Lineros, Omar Álvarez, Omar Briceño, Caracciolo León, Jorge S, Aldo Cermeño, El gran Oswaldo Martínez (una de las personas más educadas y demócratas que he conocido) y Macario Gonzales, mi amigo de siempre de casi todos los días, hoy preso por el delito de seguir manteniendo sus sueños y luchar por ellos.

​Son innumerables los lugares y personajes que son parte imborrable de mi paso por la ULA, influenciando y quedándose por siempre en nuestro recuerdo.Intentaré referirme a dos de ellos, con los cuales compartí millones de segundos y de los cuales aprendí el valor que hay que tener para seguir existiendo a pesar de tanta adversidad. 

Ellos son LA LOCA AMALIA Y EL BACHI.

El Bachi (José Rojas)

​El Bachi, a quien acompañé hasta sus últimos días, se convirtió en parte indisoluble de las luchas estudiantiles. Imposible que algún dirigente político no lo conociera y sintiera por él cariño y hasta “temor” derivado de sus cambios continuos de humor que lo hacía violento y al mismo tiempo un niño travieso que lloraba desconsolado después de haber hecho una gran travesura.

Nadie conoció quiénes eran sus padres. La Universidad y la ciudad supo de él cuando un osado fotógrafo lo captó de rodillas siendo golpeado para obligarlo a recoger piedras con la boca. Esa foto recorrió el país, como expresión de la barbarie de los cuerpos de seguridad, y se convirtió en un símbolo. Luego de este episodio, José Rojas (así se llamaba el Bachi) fue un escudero de toda actividad estudiantil.
​En mi presidencia fue contratado por la FCU como guachimán y se le devolvió, creo yo, el autoestima que había perdido por esa “demencia” que suelen padecer los que mucho sufren y la vida los castiga con la pobreza y el desprecio social.

​El Bachi era de la “primera línea”, siempre al frente de toda marcha, hasta que fuesen 5 minutos antes de cerrar el comedor, corría a recoger su bandeja.
​Cuando graduado llegué a Valencia, Venezuela, se apareció y nunca más dejó de cuidar a los que del MIR habíamos sido.
Me decía Presidente Nene, yo después de conocerlo por tanto tiempo más nunca le dije Bachi, lo llamaba siempre José.

La Loca Amalia

​LA LOCA AMALIA, era otro de esos personajes que formaban parte del tejido de esa Mérida convulsionada donde pensar no era un delito grave y manifestar con fuerza era un derecho con responsabilidad consciente.
​Sobre Amalia se tejían miles de fábulas, y sobre sus dos hijos igual: uno moreno que ella lo llamaba el diablo y otro catirito que lo llamaba Dios, sí no que decía que había sido el resultado de “un buen polvo”.

Amalia no era una mendiga, era una activista política multicolor. Su célebre grito de “MANTENIDOS” hacía reír al tiempo que delataba en muchos casos una verdad oculta... era un espectáculo cuando se ponía cerca de las muchachas e intentaba tocarlas y perseguirlas... lo disfrutaba, sabía tenía el control en ese momento.

Amalia amada por todos, ofendía sin ofender, siempre estaba riéndose… la vi llorar el día que llegó con su hijo el “diablo” a la F.C.U. contándonos le habían quitado al otro niño el Instituto del Menor; al tiempo ocurrió lo mismo con el otro (era algo que se ha debido hacer mucho antes), pero Amalia cambió desde ese momento, ya no se hacía pasar por tan loca, parecía que tenia la intención de dejar su situación de calle para rescatar a los niños. Eso creo nunca ocurrió... Perucho logró le dieran una casa en las Tienditas del Chama, nosotros con colaboración de comerciantes logramos conseguir cama y cosas, pero al tiempo la vendió. Le pregunté: “pero Amalia, que HICISTES coño, vendistes la casa” y me respondió: “PUES NO SOY LA LOCA AMALIA”.

El grito de Mantenidos todavía resuena como una convocatoria a seguir marchando.
​En una Feria del Sol tuvo la osadía en el hotel Prado Río de llegarle al presidente Pérez al lado y le dijo: “Ud es el jefe de los mantenios, manténgame a mí también“, a lo que Pérez con su dicha habilidad esquivó remitiendo la solicitud a Rigoberto que era el gobernador.

​Tengo el honor que el día de mi grado, de las pocas fotos que me tomé, una fue con ella.

Amalia será siempre la expresión de la locura hecha cordura, de la verdad a gritos de todo, delataba pactos políticos (dateada por los que patean a los contrarios), delataba a gritos las infidelidades, se hizo temer y ella supo jugar al juego... pero nunca gritó lo que parecía era estúpido y sin fuerza chismerica”.

Un día tomando café en el Ritz le pregunté: “qué es lo que quieres Amalia que te dé la vida” y me respondió: “quiero que todo el mundo siga creyendo que estoy loca”.
La Victoria Perdurable

Asamblea de estudiantes de la ULA 

​El rugido de la victoria de 1977 resuena hoy no solo como un recuerdo político, sino como un himno a la esencia de Mérida. El joven "Nene Castillo" conquistó la FCU; el Arquitecto Carlos Castillo, 48 años después, nos regala un tesoro aún mayor: la memoria viva de la ciudad que "le despertaría los sentidos" y forjaría sus convicciones.

​Entre el grito político de "MANTENIDOS" y el afecto imborrable por "El Bachi" y "Macario Gonzales", la hazaña estudiantil de la ULA se consagra, en sus propias palabras, como una historia de "extraordinarios y honrados hombres".

​El verdadero legado no está en el cargo ganado, sino en el alma que Mérida y sus personajes grabaron para siempre en él: "Jamás conoceré a tanta gente que quise y quiero tanto."

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