domingo, 7 de junio de 2015

Sebastián Castella, triunfador y autor de la mejor faena de San Isidro

Sebastián Castella fue declarado triunfador de la recién finalizada Feria de San Isidro por el jurado de los premios Taurodelta. Además de ser el máximo «vencedor», el torero francés ha obtenido también el trofeo a la mejor faena. El resto de premios son los siguientes:

Mejor novillero: Posada de Maravillas.
Mejor rejoneador: Diego Ventura. 

Torero revelación: Alberto López Simón.

Mejor estocada: Joselito Adame.

Mejor picador: Pedro Iturralde, en la cuadrilla de Paco Ureña. Mejor brega de subalterno: Curro Javier, de la cuadrilla de José María Manzanares.

Mejor par de banderillas: Juan José Trujillo, de la cuadrilla de Alejandro Talavante.

Mejor ganadería: Juan Pedro Domecq.

Mejor toro: «Jabatillo», nº 145, de la ganadería de Alcurrucén, premiado con la vuelta al ruedo y lidiado en tercer lugar, el pasado 27 de mayo, por Sebastián Castella, que cortó dos orejas.

1 comentario:

Unknown dijo...

LA FRAGANCIA DE CASTELLA

“Una faena en la cumbre, quiera Dios se haga costumbre.”

Vigésima la corrida,
que San Isidro decida,
en histórico festejo,
gran cartel, del sol reflejo.

Sebastián, ¡viva la Francia!,
dio muestra de su fragancia,
en Las Ventas, fue Castella,
torero de digna estrella.

Vestido, tabaco y oro,
santiguado fue su imploro,
muy formal, fiel paseíllo,
soñando en el propio brillo.

Astado serio, sincero,
de la tarde fue el tercero,
cuernos altos, colorado,
bella estampa, asaz armado.

“Jabatillo”, se llamaba,
raza fuerte, estirpe brava,
los genes al cien por cien,
divisa de Alcurrucén.

Capote pulcro, educado,
con tersura dibujado,
“chicuelina” pinturera,
suave media a la cadera.

Varilargas son las jaras,
polémico tercio, varas,
verónicas en el quite,
arte joven se transmite.

Que decir de la muleta,
tela roja cual veleta,
faena por naturales,
suertes espectaculares.

Público puesto de pie,
de tal magia me apropié,
con ambas manos, maestro,
¡que zurda, del galo diestro!

Un fino lance cambiado,
molinete destacado,
trincherillas, el desprecio,
pases que no tienen precio.

Con ritmo, profundidad,
la templanza sin piedad,
largueza de cabo a rabo,
en mi memoria lo grabo.

El deseo del ganadero,
dualidad, toro, torero,
hermanados en la lidia,
entregados, sin perfidia.

Toro que humille, que embista,
que nunca pierda la pista,
que tenga un tranco de más,
que muestre siempre esa faz.

Y, un hombre, torero, esteta,
tauromaquia de etiqueta,
que conduzca acometida,
de manera muy sentida.

Cóncavo, feliz, convexo,
final, genial, genuflexo,
matador tozudo, exalto,
estoconazo, en lo alto.

Toda tienta así germina,
ser humano, adrenalina,
vuelo de pañuelos blancos,
tendidos, aplausos francos.

Presidente justiciero,
par de orejas, premio entero,
“Jabatillo”, vuelta al ruedo,
arrastre despacio, quedo.

Finca del “Egido Grande”,
pasto verde que se expande,
Pablo Lozano Martín,
este triunfo buen festín.

Por el peto, por la espada,
dos “peros” que no son nada,
como la nube que empaña
el astro de la mañana.

Puerta grande bien lograda,
española tan deseada,
un francés que sale a hombros,
que no cesen los asombros.

En Madrid se toca el cielo,
toreando con mucho celo,
surtió efectos la oración,
Castella, en su mejor versión.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 27 de mayo del 2015
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