El diestro valenciano paseó una oreja en una seria y buena corrida de Pedraza de Yeltes
Mundotoro
Por Javier Jiménez
Mundotoro
Para cerrar la Feria de Fallas, Juan Ignacio Pérez Tabernero embarcó en su finca de ‘Linejo’ una importante mascletá. De bella lámina fue el encierro que contó hasta con tres toros importantes. Las bolitas del sorteo -o del cielo- repartieron la suerte de manera desigual. Del gran lote de El Fandi al deslucido de Emilio de Justo, que tuvo que hacer frente a los dos toros de menos opciones. Con la Puerta Grande de El Fandi, Ureña dejó el toreo de la tarde. Tres tandas sin inercia alguna, de compás abierto y y figura desgarrada. Fue la mascletá de un encierro que Montalvo que defendió de nuevo su feudo de Valencia.
Abrió plaza un toro bien hecho, astracanado lo que le daba mayor expresión. Marcó ya en el capote de El Fandi su buen son, algo que volvió a demostrar en un tercio de banderillas donde el granadino hizo de las suyas, llegando mucho al tendido, a pesar de no encontrarse al 100%. Sabe El Fandi los gustos de esta afición y comenzó en el tercio de rodillas una faena, en la que tiró de alardes y molinetes tanto al inicio como al final de las series para llegar al tendido. Valió de complemento a un toreo fundamental que se caracterizó por el trazo largo y la limpieza, aunque sin la precisión y rotundidad que permitía el astado. Como con la espada fue un cañón, paseó una oreja.
Otra oreja cortó El Fandi del cuarto. Tuvo más cuerpo y largura el castaño de Montalvo, al que recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio. Se salió el astado de toro molde del concepto manso/bravo, pues a pesar de mansear en el caballo y estar siempre al límite de irse, tuvo una categoría excepcional en la muleta, humillado, con clase, queriendo coger los vuelos con el pitón de adentro. Tuvo la capacidad El Fandi de aprovechar las inercias y los viajes, aunque sin la profundidad o la exigencia para exprimir por abajo la embestida, aunque eso le hizo tener más fondo. El público reconoció la labor a El Fandi y un año más le premió con la Puerta Grande tras una media estocada.
Más con hechuras de línea Moura fue el colorado quinto que a pesar de sus hechuras bastas y de no emplearse en el caballo, rompió con fondo y humillación en la muleta. Tras un inicio por abajo, sorprendió la condición del toro en una gran serie sobre la mano diestra. Sin embargo, fue en el toreo sin inercias al natural cuando prendió la mecha de lo caro. Con la figura muy rota, el compás abierto y el pecho… Ureña dejó dos tandas para defender un sitio en uno de sus feudos. El remate con naturales por el pitón derecho le llevó casi a las dos orejas, pero el refrendo de la espada no fue acertado. El de Montalvo comenzó a barbear y el verduguillo fue tarea complicada.
El segundo tuvo clase a pesar de echar las manos por delante en el capote de Paco Ureña. Respondió el de Montalvo en las primeras series, con inercia entre muletazo y muletazo. Sin embargo, una quedándose en el sitio hizo levantar la faena a la vez que sucumbió la nobleza del astado al límite bajo de la raza.
Dos de dos -los únicos sin opciones del encierro- se llevó Emilio de Justo. El basto tercero marcó ya en el inicio de capa que lo suyo no era humillar con clase y con el pitón de adentro, sino venir a media altura, sin embroque y con el pitón de afuera. Intentó el extremeño buscar la entrega a base de confiar mucho en el embroque y tirar de la embestida en línea recta. Pero el lucimiento fue imposible. Tampoco con el sexto, limitado en su poder y fuerzas, cuyas embestidas fueron sobre las manos y sin recorrido.
Plaza de toros de Valencia. Décimo y último festejo de la Feria de Fallas 2024. Más de media entrada. Toros de Montalvo, Muy bien presentados, serios, con cuajo, de buenas hechuras y de buen juego en su conjunto, salvo el tercero y el sexto. Buenos segundo y quinto. El cuarto con fondo y embistiendo siempre con el pitón contrario. Noble, aunque venido a menos el segundo.
• EL FANDI, oreja y oreja.
• PACO UREÑA, ovación y ovación tras aviso.
• EMILIO DE JUSTO, silencio y silencio.
Por Álvaro Sandia BriceñoMÉRIDA DE AYER
Roca Rey ha desatado la locura en Valencia. Los aficionados no le han dejado subir a la furgoneta y le han llevado a hombros hasta el hotel en una marcha que ha recorrido las calles valencianas. La multitud coreaba torero torero y se abalanzaban hasta él para poder tocar o tomar una instantánea de su ídolo. El diestro ha cortado tres orejas en una tarde para el recuerdo donde ha firmado dos faenas de mucho mérito. La primera, a un buen toro de Jandilla al que se le pidió el indulto.
Es tanta la presión de la púrpura que Roca Rey está cada día en el punto de mira. En la duda. En la exigencia del que ostenta el cetro del toreo. Y cada gran feria, cada inicio de temporada, Roca Rey tiene que pegar un golpe de estado contra sí mismo. Contra su propia realidad. Contra su propia historia y contra los retos que sólo van a las cumbres y a los llenos de ‘No hay billetes’. Volvió a cuajar el segundo lleno consecutivo en una de las mejores tardes de su carrera. Una cumbre que llegó con el excepcional tercero de Jandilla. Un milagro de la bravura. Un toro de vacas dentro de un gran encierro que cumplió con la exigencia del día grande la feria. No falló Jandilla en el día clave y disparó los escalones de la feria. Otro gran toro fue para la muleta templada, mientras que Talavante sorteó los dos toros con menos opciones.
Hasta tres toros con opciones lidió Jandilla -dos de ellos excepcionales-. De mención aparte fue el tercero, cuya excelencia le colocó en la parrilla de salida de los toros de la temporada en pleno mes de marzo. Aunque salió ligeramente montado, el precioso colorado chorreado en verdugo descolgó con sus acodados pitones en el recibo a la verónica de Roca Rey. De las tablas al centro del ruedo. Volcando todo el peso del cuerpo en el lance. Empujó el astado marcado con el hierro de la estrella de seis puntas, siguiendo con su excelencia en el tercio de banderillas. Con la fuerza de una roca, hincó sus rodillas en la arena Rey, para cambiar por la espalda el viaje al astado en dos ocasiones. El cambio de mano, de nuevo de hinojos, hizo explotar la cúpula de los tendidos.
Ganó la faena en enteros cuando enganchó y llevó hasta la final la gran embestida del toro. Dos tandas rotundas hicieron vibrar el toreo. Cada mirada a los tendidos al remate de cada serie en una resurrección secreta. Enseñando el cetro. Volvió sobre la diestra y la faena continuó un tono superior difícil de mantener que se elevó a la categoría de superlativo en un remate con circulares invertidos casi sin respiro el siguiente del anterior. Un hilo de toreo que remató con un cambio de mano tan largo como reducido, con el toro embistiendo con el pitón de adentro con la bravura y el fondo de muchos al inicio. Un volcán de bravura y de toreo que levantó eufórico al tendido antes de que Roca Rey rematara la tanda. El público pidió el indulto para el toro, que sufrió el de muchos sin tan excelsa bravura. Cuando sonó un aviso, algunos pensaban que el premio se había concedido y bajó la presión. Un toque abajo marcaba la última arrancada de un toro. El acero entró en medio filo, pero en buen sitio. La vuelta del toro buscando los terrenos del medio fue una oda a la bravura. La que marca la evolución del toreo. Ese toro con flexibilidad y fondo. De juego en caballo y excelencia en la muleta. La boca de riego marcaría el fin de un toro de Jandilla que ya perdura en el recuerdo.
Un recuerdo finito para Roca Rey, que se fue a la puerta de chiqueros para recibir a porta gayola al sexto. Con embestida recta y manos por delante, se libró el peruano del trance casi de milagro. Salió el astado de Jandilla sin mucho celo y solo el peruano consiguió la ligazón con unas ajustadas verónicas, rematadas de una larga. Marcó el bastito toro de hechuras su querencia hacia los adentros en el inicio de faena de Roca por estatuarios. De impertérrita planta, obviando los viajes por dentro cruzados. Tuvo el astado movilidad y una embestida con el pitón de dentro, aunque con el defecto de pegar un gañafón en el remate. De mejor embroque que remate. Tuvo poder, mano baja y trazo largo la primera parte de la faena, al son del pasodoble ‘La Concha Flamenca’ para magnificar una faena que, con toro rajado, levantó al público en el final por luquecinas. El acero volvió a enterrarse en medio acero y el presidente sólo concedió una oreja de las dos que pidió el público.
El toro que abrió plaza puso el listón de la bravura en sobresaliente por su ritmo, su clase y su fondo. Siempre a más, superó su falta de fuerzas con embestidas entregadas. Siempre salió el toro varios metros del muletazo, lo que permitió a Manzanares un toreo elegante, dejando la muleta siempre en la cara. Más enroscado y ceñido en las últimas series. De trazo circular los pases de pecho y los cambios de mano. Tras la serie de mayor envergadura sobre la diestra, dejó una estocada contraria en la suerte de recibir. El público pidió las dos orejas, pero el presidente sólo concedió una. La alzada del largo cuerpo y su falta de poder impidió al cuarto desarrollar su humillada condición. Además, un mal apoyo en los cuatros traseros le obligaba a moverse sobre las manos, por lo que las embestidas fueron más a la defensiva al intentar exigirle Manzanares en la línea curva.
Dentro del gran encierro de Jandilla, los dos toros de menos opciones fueron a las manos de Alejandro Talavante. Vino el extremeño a defender su trofeo de triunfador de la temporada pasada recibiendo a su segundo por varios faroles. El basto toro de Jandilla, de hechuras y nacimiento de los pitones hacia atrás tan propio de la casa, definió que sus buenas cualidades y condiciones se acabarían en el inicio por alto de Alejandro Talavante. La falta de raza puso en un astado que en la primera serie no pasó del embroque. Tampoco el quinto, manso y con genio. De hachazos en cada viaje con el pitón de fuera. La limpieza era primordial y casi un milagro a conseguir. Sin embargo, de la plaza salió la gente con la necesidad de contar el golpe de estado de Roca Rey y el milagro de la bravura de Jandilla. Cambió la película de la feria y se desataron las pasiones. Una fuerza vital que llevó a Roca Rey al hotel.
Plaza de toros de Valencia. Octavo festejo de la Feria de Fallas. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Jandilla y Vegahermosa (4º), bien presentados, de muy buenas hechuras y armónicos. De buen juego en su conjunto. Destacó el excepcional tercero, –Leguyero, nº 67, 530kg, nacido el 12/2019, castaño-, premiado con la vuelta al ruedo tras petición de indulto. De gran juego también el primero. El sexto, con buen embroque, aunque manseando. Falto de poder, aunque con buena clase el cuarto. Segundo muy venido a menos. Manso y con genio el quinto.
• JOSÉ MARÍA MANZANARES, oreja con fuerte petición de la segunda y palmas.
• ALEJANDRO TALAVANTE, silencio y palmas.
• ROCA REY, dos orejas tras aviso y oreja con fuerte petición de la segunda tras aviso.