Vanegas y Rafa Rodríguez
“tocan pelo” en Zea
Tarde de entretenido contenido la
que tuvo lugar, donde los astados de Rancho Grande dejaron estar a los toreros,
una pena que nuevamente el retraso en el inicio del festejo condicione con la
escasa iluminación el desarrollo final del festejo.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Germán D' Jesús Cerrada
Par de orejas, fueron las que se pasearon ayer en el ruedo
del portátil coso El Progreso, en el marco de la corrida de feria. Una por
parte del veterano espada tachirense César Vanegas, y otra, por parte del
rejoneador Rafa Rodríguez, en síntesis el balance artístico del festejo, donde
así mismo hicieron el paseíllo el diestro tovareño Rafael Orellana y el
novillero valenciano Cristian Valencia.
Abrió festejo –irreglamentariamente por demás- Cristian
Valencia, reciente triunfador de Bailadores y Tovar en fechas recientes, quien
bajo imposición de los matadores del cartel aperturó la tarde, haciendo alardes
del repertorio característico de su padre. Breve con el capote, eléctrico en
banderillas –incluido el par de la silla- y variado con la muleta, en trasteo
voluntarioso que si no llega ser por el manejo erróneo de la espada, hubiese
cortado la oreja que bien merece tenia en el esportón.
El fornido torero de Seboruco, César Vanegas, ha dejado
constancia de su veteranía ante el ejemplar que lidió, ejemplar el cual pasó de
capa y muleta con ligereza de pies. Previamente en banderillas clavaria farpas
con eficacia saliendo comprometidos de cada uno de los pares, dadas las
circunstancias de un ruedo de limitadas dimensiones e irregular preparación del
terreno. El certero espadazo con la que le despachó fue factor a que se le
premiara con una más que justa oreja, pese a la insistente petición de los
villamelones de más trofeos.
Trasteo de altibajos, pero no exento de merito fue el que
desgranó Rafael Orellana, quien ante otro ejemplar de Rancho Grande tuvo
momentos de gran plasticidad. A reconocer el detalle de invitar en quite al
espigado novillero tovareño Reymer Arellano. Una pena que el acero y más
escandalosamente con el verduguillo, haya emborronado dicha labor, lo que a la
postre hizo que el publico perdiera interés por lo realizado.
Un becerrote fue el que despachó el rejoneador
Rafa
Rodríguez, siendo protestada su presencia por los aficionados. Con dicho
animal, se ocupo el jinete emeritense en clavar con facilidad rejones y
banderillas, ante las nobles y codiciosas embestidas del astado. El certero
rejonazo con la que mandó a las mulillas le valió para que se le premiara con
una oreja.
Al final del festejo el triunfador del festejo fue
considerado César Vanegas, reconocimiento entregado por parte de la Fundación Cultural
Girón.