jueves, 14 de marzo de 2013

Infumable miurada


Gran estocada de Rafaelillo. | Vicent BoschGran estocada de Rafaelillo. | Vicent Bosch
Debutaban los miuras en Fallas, y en el segundo ya se había torcido el debut: el cárdeno claro de acucharada cornamente galopó como un espejismo antes de quedarse inmediatemente desriñonado. Sin remate en su culata, no se sostenía de atrás. Y de tracción delantera tampoco tiraba mucho. 

Conclusión: a los corrales precipitademente. De por medio se cargó la cámara de barrera del Plus como cobro de derechos de imagen.

La corrida de Miura resultó muy complicada. | Vicent Bosch
El cinqueño sobrero de Valdefresno dejaba atrás el trapío de los miuras de principio. Montado, hondo, cuajado, engatillado arriba. Marcó pronto querencias. Se le picó en ellas. Robleño anduvo en torero. Desde los espléndidos doblones a las dos tandas de derechazos en paralelo a las rayas del tercio que duró el toro. Después inicio la deriva a tablas rajado. De camino Fernando dibujó muletazos zurdos. Allá exprimió. El toro se puso difícil para matar, rajado y entablerado. Finalmente al hilo de las tablas hundió la espada y saludó desde el tercio.

El miura que hacía tercero, cárdeno y gachito, dio espectáculo en el caballo. O lo dio, mejor dicho, Javier Castaño con él, poniéndolo en largo por tres veces. Y allí fue a topar en el peto del soberano Tito Sandoval, que marcó los puyazos. Lo de David Adalid fue magnífico: bárbaro segundo par. Luego el miureño, más que embestir, topaba. Y se defendía. Perdida la inercia de la media distancia que le daba Castaño se puso peor. Sobre todo por la mano izquierda.

Rafaelillo sorteó un miura infumable de cara abierta. Soberbio Esquivel a caballo. Ni uno tenía el toro. Alguno más el larguísimo cuarto. Pero de mentira. En defensa la acometida. Sordo el esfuerzo de Rafael de Murcia. Mucho tiempo en la cara del toro. Tela que cortar y ricino que tragar sin trasmitirlo, que era lo peor. Una contundente estocada en el hoyo de las agujas mereció la ovación en el tercio y todos los elogios.

Imponía tanto el trapío del quinto todavía más por el contraste con Robleño. Y por los gaitazos. Vaya prenda. Manso, rajado, marrajo cuando atendía... Y los taponazos que pegaba el cabrón a la hora de matar. Fatigas graves pasó Fernando Robleño para verle la muerte y darle mulé. Incluso tuvieron que salir los compañeros en su ayuda cuando el descabello se hacía imposible.

Adalid volvió a coger los palos en el sexto. Es un fenómeno el tío. Y no menos el tercero, Fernando Sánchez. De nuevo se desmonteraron. El miura andaba listo de papeles de los cuartos traseros. Pasaba por allí sin humillar ni emplearse. Pero con el sónar puesto. En cuanto que se confiaba Castaño con la izquierda. Frío el ambiente. Helador. Viento y polvo. El antiespectáculo.

Ficha:

Plaza de toros de Valencia. Miércoles, 13 de marzo de 2013. Quinta de feria. Unas 3.000 personas. Toros de Miura, todos cinqueños, de desigual remate y seriedad; complicados, de peligro sordo o declarado, moruchones a la defensiva; infumables 1º y 5º; y un sobrero (2º bis) de Valdefresno, también cinqueño, serio y hondo, noble pero rajado.

Rafaelillo, de rioja y oro. Estocada contraria atravesada y cuatro descabellos (silencio). En el cuarto, gran estocada (saludos).

Fernando Robleño, de tabaco y oro. Estocada rinconera (silencio). En el quinto, tres pinchazos, estocada tendida, varios intentos de descabellos, media estocada caída y descabello. Dos avisos (silencio).

Javier Castaño, de gris perla y oro. Pinchazo, otro hondo y descabello (silencio). En el sexto, pinchazo y media estocada (silencio).

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