jueves, 7 de agosto de 2014

Paco Ojeda: "Si veinte veces reviviera, veinte veces sería torero"


EMILIO TRIGO, Sanlúcar de Barrameda

Cumple 35 de alternativa pero está pleno de moral torera: su mítica foto ante una vaca de El Serrano que ha revolucionado las redes sociales es prueba inequívoca de que el maestro de Sanlúcar sigue y seguirá estando de moda. Como en sus grandes tardes, Paco Ojeda sigue arrimándose a la respuesta exacta, a la frase perfecta y, sobre todo, a la gracia marismeña contenida en cada palabra que sale de su boca. Lo sabe hacer. Sabe convencer con el arrimón exacto con su palabra...y ésta es la prueba.
 

¿Qué recuerda del día de su alternativa? ¿Cómo fue aquella jornada?
Como para todos los toreros, aquel día fue muy señalado. Lo tengo en mente, aunque no fuese el mejor de los recuerdos de mi carrera como torero, pero fue un día muy feliz en El Puerto de Santa María. Fue una jornada muy bonita, con El Viti y José Luis Galloso ante una corrida de Carlos Núñez.

¿De qué se siente más orgulloso de su trayectoria?
Yo soy el menos indicado para decir lo que he aportado al toreo, nunca me gusta echarme flores y nunca me las he echado. La prensa creo que lo ha visto y lo ha juzgado. Lo que está claro es que yo sabía cuál era el camino perfecto para encontrar el triunfo...y si no lo tomaba, pues no tenía el triunfo. Así de claro. Todos saben lo que he dejado en el toreo.

¿Cuál cree que es la huella más importante de todas que ha dejado su toreo en la historia?
Personalmente, creo mi toreo se recuerda todos los días. Veo el camino que elegí reflejado en los chavales. Me siento muy orgulloso de ello.

¿Cuál ha sido el momento más gratificante de su carrera? ¿Y el más amargo?
Sin dudarlo, me quedo con las cosas buenas, porque las cosas amargas, cuanto menos se quedan en la boca, mejor. Tengo muy buenos recuerdos. He cumplido todos los objetivos que quería y es una suerte tremenda. Estoy muy agradecido porque en mi carrera ha rodado casi todo a mi favor. No me queda nada malo porque el toreo me ha respetado, he ido donde he querido y donde no he querido he ido también...y estoy muy contento.

¿Con quién compartiría, hoy día, cartel?
En la actualidad hay muy buenos toreros, y muy respetados por mí. Lo tengo difícil, porque la pregunta se las trae (risas), pero, sin quitarle mérito a nadie, día bonito sería junto a Morante de la Puebla y Miguel Ángel Perera. Estaría bien, ¿no?

¿Cuál ha sido, en la historia, su espejo como torero?
Sin espejo no se peina uno bien. En mis inicios había muchísimos toreros donde fijarse, pero El Cordobés era un auténtico monstruo para fijarse en él. Muchos más: Robles, Capea, Muñoz, Ruiz Miguel, Galloso, Paula y Romero...te volvías loco en aquella época. Ahora la baraja es más reducida.

El maestro Juan Antonio Ruiz "Espartaco" es coetáneo suyo y, también en Cultoro, será el protagonista de la "Generación dorada", ¿cómo recuerda su relación con él?
A Espartaco lo admiraba en la plaza y lo admiro en la calle. Más de la mitad de mi carrera la he vivido junto a él, y en el recuerdo quedan tantas tardes y aventuras compartidas en las plazas.


Cuando ve el desarrollo actual de las Escuelas Taurinas y lo compara con sus primeros años queriendo ser torero, ¿de qué se acuerda?
El que sirve, sirve con escuela y sin escuela, porque el toreo tiene esa grandeza. Desgraciadamente, si fuese la escuela la que hiciese toreros, estaríamos hartos. El que sirve, sirve más en la escuela porque ésta tiene más premios y ayudas. Pero el que sirve, sirve con o sin escuela. Y el toreo tiene algo que cala en una persona y que, por mucha tierra que le eches encima, al final acaba saliendo. Por tanto, no es torero quien tú quieres que sea ni tampoco no lo es el que tú no quieres que sea. El que es torero es torero. Es decir, que se puede aprender la profesión, pero llegará el público y elegirá, aceptará o no aceptará. Sin más.

En este sentido, también hay que pensar en lo que va a ver el aficionado, porque luego dicen que va poca gente a las plazas. Normal, porque el aficionado lo que busca son sentimientos y sensibilidad. No va allí tan sólo porque hay toros. No. Si a ese aficionado lo enganchas con algo con lo que animarse, la plaza se llena. Por lo tanto en el espectáculo de hoy día tiene que haber sorpresa, tiene que haber argumento para que la gente vaya y, por tanto, se debe trabajar por eso.

La tauromaquia está sufriendo un sinfín de ataques injustificados, ¿qué piensa Paco Ojeda de ello y de la situación externa actual de la Fiesta?
El otro día estuve viendo por televisión la novillada de Santander, y la gente no se ilusiona por laos novilleros. Ha perdido las ganas. Por diferentes factores hay que volver a atraer al público a las plazas, porque dar el cerrojazo como en muchos lugares se está dando es bombardear al toreo.

Por último, si tuviera la oportunidad de volver a vivir, ¿volvería a vestirse de luces?
Si me muero y revivo veinte veces, veinte veces sería torero. Si hay algo de lo que esté orgulloso en esta vida es de entregar mi niñez, mi juventud y mi vida al toreo. No tenía nada ni conocía nada, tan sólo campo, marisma y vacas y gracias a la tauromaquia soy feliz. Si tuviera que nacer de nuevo, sería torero. Ahora bien, no me gustaría sufrir otra vez lo que he sufrido.

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