lunes, 15 de septiembre de 2014

La agraviada dimensión de Garrido

El novillero extremeño mereció salir a hombros, pero se fue a pie con una oreja como los locales; esperanzador debut de Pedro J. Merin; extraordinario cuarto de Alcurrucén.

Natural de Garrido, que cortó una oreja como los locales Merin y...
Natural de Garrido, que cortó una oreja como los locales Merin y Cordones. LUIS VIZCAÍNO

Entre la fina bisoñez de Pedro J. Merin, que debutaba con picadores, y la bruta nulidad de Jorge Cordones, que debió de caerse de chico en la marmita de Obelix, la madura capacidad de José Garrido se elevó como un géiser. Por contraste y por sí mismo. Y no precisamente por contar con el mejor lote de la novillada de los tres hierros de la empresa: El Cortijillo, Alcurrucén y un absurdo remiendo de Lozano Hermanos, cuando dejaron como sobreros un cortijillo y un alcurrucén...

Engañar a un novillero es hacerle más daño que decirle las cosas. A Cordones alguien le ha mentido. Hay unos mínimos de los que carece para ser torero, empezando por sus cuadradas hechuras. Si el presidente Coy consideró la faena y la pañolada dignas de la oreja, vale. Pero empatar a Garrido con aquello y negarle el doble trofeo, ampliamente solicitado, es ejercer la autoridad con diferentes varas de medir. Distinto e injusto rasero.

La faena del extremeño mezcló frescura y sitio con un torito de El Cortijillo de mucha fijeza pero de mejor inicio que final de muletazo. Le puso gusto J.G. a la apertura, rubricada con dos pases de la firma y un cambio de mano sensacionales. Como el de pecho a pies juntos. La estructura, el planteamiento, el manejo de las distancias, la disposición para provocar la repetición y el toreo a los vuelos compusieron una obra de matador de toros. Otra dimensión.

Más descolgada la embestida por la izquierda y Garrido enfrontilado. Vibraba abajo sometida en ese tramo intermedio de humillación. Alegre el epílogo y perfecta la estocada en el mismísimo hoyo de las agujas. Y el agravio comparativo ya contado. No lo pudo subsanar con el feo y deslucido quinto, y tan sólo quedaron para el recuerdo unas verónicas de calado y unas poderosas dobladas. El arrimón como único camino. Y la espada que se fue a los bajos. Entre el palco y lo mal aficionado que es Dios -el extraordinario y templado cuarto tuvo que ir a caer en la bolita de Jorge Cordones: inenarrable la faena-, José Garrido se marchó andando.

Debutaba con picadores Pedro J. Merin, también de la escuela de Albacete como Cordones. Mas tiene planta, buen aire, cosas y espada. Fue una pena que la delantera estocada al tercero retrasara la muerte. Un quite por gaoneras con vuelo y sentido del toreo con el capote. Otra estocada le pegó al último, el de Lozano Hermanos. Nervio y temperamento. El chaval tragó muy a merced a veces. Normal tan nuevo. Le han de afinar la colocación. Más cruzadita se sentirá más seguro. Una oreja. Una puerta abierta. Interesa seguirlo.

Ficha del festejo:

  • Plaza de Albacete. Lunes, 15 de septiembre de 2014. Octava de feria. Media entrada. Novillos de El Cortijillo, Alcurrucén (4º y 5º) y Lozano Hermanos (6º); bien presentados; extraordinario el bravo y templado 4º; estupendo el descolgado 3º; bueno el 1º con especial humillación por el izquierdo; con fijeza y de mejor inicio que final de viaje el 2º; feo y deslucido el 5º; un 6º con nervio y temperamento.
  • Jorge Cordones, de negro y oro. Estocada (oreja). En el cuarto, pinchazo, estocada y descabello. Aviso (saludos con división).
  • José Garrido, de rioja y oro. Estocada en el hoyo de las agujas (oreja y petición). En el quinto, estocada caída (saludos).
  • Pedro J. Merin, de azul pavo y oro. Estocada delantera y varios descabellos. Dos avisos (silencio). En el sexto, estocada (oreja)

No hay comentarios: