Así lo ha confirmado a Efe Eduardo Canorea, que ha separado
esta decisión de cualquier acuerdo con la Real Maestranza de Caballería
o el grupo de toreros que se ha negado a torear en el coso sevillano en
las dos últimas temporadas para presionar a la propiedad de la plaza
para que rescindiera el contrato con los responsables de Pagés.
Eduardo Canorea ha explicado que "ha llegado el momento de cuidarse"
y ha recordado que sufrió un infarto y deseaba tener una vida "más
tranquila y metódica", además de precisar que la idea de abandonar la
primera línea de la empresa no era "nueva".
En cualquier caso, el empresario no ha desvelado qué posición ocupará en el futuro inmediato en el organigrama de la empresa Pagés.
Canorea llegó a la gerencia de la plaza de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla en el año 2000 a raíz del
fallecimiento de su padre, Diodoro Canorea Arquero,
que había asumido la dirección de la empresa Pagés por matrimonio con
la hija del empresario catalán Eduardo Pagés, que firmó el primer
acuerdo con los maestrantes en el año 1932.
En la actualidad las acciones de dicha empresa se reparten
entre Eduardo y sus hermanas Carmen -esposa de Ramón Valencia- y
Mercedes.
Las sucesivas subrogaciones del contrato con la Real Maestranza alcanzan ya la tercera generación de la familia y algunas fuentes cercanas al cuerpo nobiliario apuntan que la vigencia del mismo es válida aún hasta el año 2024.
Las últimas temporadas taurinas organizadas por Eduardo
Canorea y Ramón Valencia como gerentes de la empresa Pagés se han visto
salpicadas de la polémica ausencia de las principales figuras
del toreo, que se negaron a contratar con ellos a raíz de unas
polémicas declaraciones vertidas por Canorea en un almuerzo con la
prensa especializada en noviembre de 2013.
En aquel encuentro, el empresario sevillano acusó a los
toreros de estar "en la parra" y también cuestionó la legitimidad de los
representantes de la asociación profesional de los matadores y mandó a
José Tomás "al Senegal".
Una llamada a la calma del propio Canorea no obtuvo el
efecto deseado y los toreros llevaron hacia adelante su negativa a
torear en Sevilla después de enviar una carta a la junta de gobierno de
la Real Maestranza de Caballería, en las que justificaban las razones
que les llevaban a dejar de actuar en su plaza de toros.
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