martes, 11 de diciembre de 2012

RUBÉN SANZ: El sueño de un artista




Pla Ventura
Cuando se encuentra uno con un personaje como Rubén Sanz, inevitablemente se me voltea el corazón. El diestro soriano me ha cautivado con su verbo y, lo que es mejor, con sus convicciones tan profundas; he tratado con muchos toreros pero, Sanz, me ha sorprendido porque es capaz de vivir por encima del bien y del mal con una sola idea, ser torero, llegar a la meta que se ha propuesto sin importarle el tiempo ni todos los sacrificios que tenga que hacer; un caso digno de admiración.

Pese a esta vida loca que muchos llevamos, de vez en cuando, peregrinando por el mundo te encuentras un personaje como Rubén Sanz que te hace pensar, cavilar y, ante todo recapacitar. ¿Qué somos si en realidad no sabemos ser? Su aseveración me cautivó. Hay mucha lectura en las palabras de este diestro que, más que un torero, tras conversar con él tiene uno la sensación de tratar con un auténtico filósofo.

He aquí un artista que sigue soñando, un romántico que, aislado de la vida, prefiere sus propios sueños que las banalidades que la gente suele sufrir por culpa del maldito dinero. Comprobemos que un artista soñador es capaz de entender su profesión, ante todo, como su más bella pasión.

-¿Quién eres tú, Rubén Sanz?
Un soñador que quiere ser torero o, si lo prefieres, un torero que aspiro a lo más alto de los sueños, eso sí, con la esperanza de que un día se hagan realidad.

-Y dentro del gremio de los toreros, Rubén, no falta quien dice que eres un artista. ¿Crees que dicen bien?
En realidad, uno es lo que los demás deciden siempre y cuando previamente tú hayas despertado la curiosidad o el interés de las gentes. Si me dicen artista me enorgullezco porque, sin falsas modestias, así me siento. Algo muy distinto será que lo pueda demostrar más o menos veces. Van Gogh era un artista inconmensurable que acabó muriéndose de hambre. Está claro que el arte es una cosa muy especial, única y mágica; los asuntos crematísticos funcionan por otros derroteros.


-Subrayo todo lo que dices pero, aunque sea poco, Rubén, los artistas también comen, ¿no te parece?
Yo tengo la suerte de que mis padres alimenten mi cuerpo, mientras que mi arte alimenta mi espíritu. Te parecerá todo irreal, pero es la verdad de mi vida.

-Filosofía no te falta, amigo. Más que hablar de sueños, Sanz, me gustaría que hablásemos de la dura realidad de tu existencia como torero. Ponte la mano en el pecho y respóndeme como Dios manda. ¿De verdad merece la pena quemar tu juventud en lo que yo entiendo un sueño casi imposible?
Deja que te pregunte yo: ¿Qué es un hombre sin un sueño? Creo que nada, a lo sumo, un autómata. Soñar sigue siendo gratis y, el milagro siempre puede ser posible, ahí tienes a Iván Fandiño, muchos años en el dique seco, toreando apenas nada y, en la actualidad, diestro triunfador admirado por todos los aficionados.

 
-Y tú piensas que esa lotería, un día, puede tocarte a ti, ¿cierto?
Por supuesto que sí. Ante todo, para que me toque, lo que si hago todos los días es comprar el “décimo” que no es otra cosa que entrenar ocho horas diarias y vivir en torero, no cabe otra opción.

-¿Cómo ha sido tu temporada?
Para mí ha sido importantísima; corté dos orejas en la feria de Soria y en Burgo de Osma, por el mal manejo del acero, dejé escapar un triunfo de rabo; me cupo la dicha de encontrarme con un toro que me hizo soñar toreando y, eso no se compra con dinero. Dos tardes nada más, es cierto; pero llenaron mi corazón de satisfacción; me convencí que de mí será lo que Dios tenga previsto, pero de que me sentí artista, fírmalo, por favor.

-Al margen de tus sueños, Rubén, la auténtica realidad es muy otra; digamos que sigue siendo todo complicadísimo y, los milagros, como antes tú apuntabas respecto a Fandiño, ocurren muy de tarde en tarde. ¿De verdad lo sigues esperando?
Llegará o todo lo contrario, pero de que lo espero, con toda la ilusión del mundo; el destino decidirá por mí. Soy consciente de toda la dureza que lleva implícita mi profesión, pero jamás perdí la esperanza.

-Sí un soriano, José Luís Palomar, lo logró, ¿Por qué no conseguirlo tú?
Sin duda es Madrid en que lo puede arreglar todo; o casi todo porque, ciertamente, en ocasiones he asistido como espectador a las Ventas y, fuera de la feria, los triunfos, apenas valen. Y sí, el maestro José Luís Palomar pudo triunfar en aquella épica corrida y logró la culminación de sus sueños como torero.


 
-¿Y cómo es el dinero que percibe un diestro humilde?
Sencillamente, el “salario base” no se puede pedir más. Eso sí, en los tiempos que corremos, eso ya alcanza la categoría soñada porque me han propuesto torear algunas tardes sin cobrar, que es lo mismo que torear pagando y por ahí no paso.
-Y siendo un hombre tan espiritual como aparentas, digamos que como eres, ¿cómo es que te preocupa el dinero?
Ni me preocupa ni me ocupa; yo soy capaz de torear cien tardes gratis por mil causas benéficas, pero jamás pondré un céntimo para jugarme la vida, son cosas muy distintas; una cosa es ser generoso y otra muy distinta ser bobo.

-¿Te sentiste acomplejado aquel día que toreaste junto a Morante?
No. Más bien diría que el sorprendido fue él que, sabedor de lo poco que toreo pude estar a su altura.

-Yo creo, Rubén, tras escucharte, te puede el corazón antes que la razón, ¿verdad?
Puede ser; ya lo dijo Oscar Wilde: “Procura que tu corazón no aplaste tu razón, sería como abrir las puertas de la locura” La razón me dice que, tras muchos años intentando el éxito como torero, debería de abandonar; pero el corazón sigue siendo fuerte y me pide continuar.


-Dentro de poco, Rubén Sanz, empezaremos un nuevo año, otra nueva temporada y, aspirar solo a la realidad de poder torear en tu pueblo, Soria, me parece muy poco atractivo para las ilusiones de un artista como es tu caso. ¿No ganarías más dinero siendo bombero, por citarte una profesión tan digna como la de torero?

Quizás algún día tendré que declinar y buscarme la vida como bombero como tú decías, pero mientras me queden ilusiones y mi corazón siga palpitando como ahora, seguiré soñando y, lo que es mejor, esperando esa oportunidad que creo merecer.

-Muchas gracias, Rubén. Que la suerte te acompañe porque, como has demostrado, tu valía como torero no es un sueño, más bien, toda una realidad. De Dios estará que llegues a la cima de tu profesión, justamente, la que tu arte demanda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonita entrevista, la de Rubén Sanz; mucha verdad y mucho sentimiento en las palabras de alguién que no sabe vivir sin torear.Mucha Suerte tanto en España como en América.Un Saludo.

Anónimo dijo...

Bonita entrevista, la de Rubén Sanz; mucha verdad y mucho sentimiento en las palabras de alguién que no sabe vivir sin torear.Mucha Suerte tanto en España como en América.Un Saludo.

Anónimo dijo...

Un torero que está por descubrir. El día en que alguien confíe en ël puede sorprender gratamente y dar mucho que hablar. Es un profesional en el más alto sentido de la palabra. Vive como siente, en torero.
Mucha suerte Maestro porque lo eres a pesar de tu humildad.
Ojala podamos verte tanto en América como en España. Un saludo