Serie Personajes
ELBANO Y MERIDEÑO
Álvaro Sandia Briceño
Mario Spinetti Berti nació en San Piero, un pueblecito alto y empedrado, recostado a las estibaciones del Monte Cappana, a tiro de piedra de Marina di Campo. Vio la luz primera, a la una de la madrugada, bajo el signo de Tauro.
Fueron sus padres Ruggero (o Roger como se le conoció en Mérida) y María Berti.La isla de Elba tiene una superficie de 223 kilómetros cuadrados. A comienzos del siglo XX la integraban tres aldeas y la habitaban algunos millares de habitantes. Se encuentra aproximadamente a 50 kilómetros de Córcega, donde nació Napoleón.
A raíz de los problemas económicos surgidos en Italia después de la Primera Guerra Mundial, en el año 1925 Roger Spinetti, en la plenitud de sus 32 años, decide venir a Venezuela.
Ayudado por su esposa María hizo baúles y maletas y se despidió de sus vecinos y familiares, dejándola a cargo de los hijos, de la casa y de los viñedos. Tomó el pequeño vapor en Portoferraio rumbo a Génova y allí al barco que lo llevaría a ese mundo desconocido, pero promisor. Cuando llegó a La Guaira, ese puerto casi artesanal tan distinto al de Génova de donde había partido, se abrazó de alegría con los otros pasajeros por el feliz arribo y se dispuso a cumplir los engorrosos trámites aduanales. Una vez en tierra tuvieron que hacer gestiones para ir cada uno a sus destinos finales. Roger tenía que llegar a Mérida, una pequeña ciudad que, según les habían informado los paisanos, tenía unos pocos miles de habitantes, estaba enclavada a los pies de una sierra nevada y rodeada de cuatro ríos, había obispo y universidad, y era calurosa y cordial en el trato de sus gentes pese al frío y a las lluvias que formaban parte consustancial de la recoleta urbe.Los comienzos de Roger son modestos pero con la ayuda y apoyo económico de su pariente Atilio Dini, instala un fondo de comercio un Negozio di Merci in Generale en la esquina de La Torre de la Plaza Bolívar. Se dedica a la compra y venta de café para la exportación, se ocupa de telas, zapatos, sombreros Borsalino, quincallería y de artículos de ferretería, y de otros productos nacionales e importados.
Trabaja duro y se hace conocer. Se relaciona con el paisanaje italiano y con los vecinos del lugar. Cuando ya se siente más tranquilo y económicamente estable, escribe a la esposa para que prepare el viaje con los hijos.María repite la ruta de Roger de Portoferraio a Génova, abordan la motonave Virgilio, tocan en los puertos de Barcelona y Tenerife y después de 14 días de navegación llegan a La Guaira. De allí a nuestra ciudad se trasladan por la casi recién estrenada Carretera Trasandina y cuando por fin divisan a Mérida, el 3 de septiembre de 1928, en una hermosa tarde merideña, la espera el ansioso marido. Mario tiene ocho años y Sonridea cuatro. Esperanza sería la única nacida en tierras merideñas.
Por fin están todos en Mérida, la prometida y lejana ciudad de la sierra nevada y de los cuatro ríos, la sinfonía verde, como la llamó Julio Sardi. Es pequeña, tranquila y ordenada, con casas de teja, amplios solares, calles irregularmente pavimentadas, con un alumbrado compartido entre las empresas Parra y Picón.
Cuna de letrados y escritores, de levitas y ciudadanos ilustres, con un pasado cultural reflejado en libros e infolios. Sus habitantes son laboriosos y de espíritu generoso.
La vida de los profesores de la universidad se desarrollaba entre cuadernos, libros y papeles y eran asiduos en el estudio, constantes en la investigación, serenos y reflexivos. Se podría repetir la frase que el viajero Depons estampó en su libro Viaje a la parte oriental de Tierra Firme al referirse a la ciudad de Santiago de los Caballeros: Se distinguen los blancos de Mérida por la franqueza, la precisión espiritual y el amor a la literatura.En 1929, Roger Spinetti sufre los embates de la crisis de Wall Street, aquí en Mérida, cuando los mercados bursátiles colapsaron. Como todos los compradores y exportadores de café de la zona de los andes, fundamentalmente de los estados Mérida y Táchira, la situación de la bolsa neoyorquina repercute en forma notoria. El café que con tanta ilusión habían exportado por los puertos de La Ceiba y Encontrados para ser llevado a Maracaibo y de allí a Nueva York y Hamburgo, no les fue pagado. Las firmas importadoras extranjeras se declararon en quiebra. Los caficultores de La Azulita, Santa Cruz de Mora y Chiguará, muchos de los más importantes productores del grano del estado, casi son llevados a la ruina y a muchos les costó reponerse. Roger y María se preocupan ante la inesperada situación y deciden y piensan en otro tipo de negocio. Alquilan una casa frente a la Plazoleta Colón para montar un pequeño restaurant. Roger se ocupará ayudado por su esposa de la cocina donde ofrecerá especialidades de su tierra de origen y servirá las pastas en el punto justo de cocción al dente y el joven Mario, de delantal y gorra, atenderá en sus ratos libres a los clientes, casi todos conocidos. También se venderá pasta de pura sémola, a bolívar la libra, y vino proveniente de su propiedad en la Isla de Elba, traído en toneles, a Bs 3 la botella. Instalan un pequeño hospedaje que denominan Pensione Italiana.
El joven Mario a los ocho años de edad, fue inscrito en el Colegio San José de los padres jesuitas y se convirtió en uno de sus más aventajados alumnos. Los Padres Espirituales lo prepararon para la primera comunión, que recibió el 8 de diciembre de 1930 de manos del Padre Cirilo María Rezola, quien luego fuera Rector del prestigioso instituto educacional.
Formó parte de la Cruzada Eucarística y de la Congregación Mariana donde cumplió labores caritativas y de catequesis. Con sus compañeros y siempre bajo la guía de uno de los padres jesuitas, hizo excursiones a la sierra nevada y llegó hasta el Glaciar Los Timoncitos como integrante del Centro Excursionista del Colegio San José. Compartió las actividades deportivas, especialmente el futbol, y no podía ser de otra manera ya que los jesuitas del Colegio San José eran casi todos de origen vasco y furibundos fanáticos del Atlético de Bilbao cuyos colores, camiseta rojiblanca y pantalones negros, era el uniforme oficial del equipo en los torneos estadales.En el acto de premiación organizado por el Colegio, al finalizar el año escolar, Don Roger y Doña María, orgullosos, prendían en el pecho de su hijo Mario las numerosas medallas que por su conducta y aplicación se había hecho acreedor. Se ganó, muchos años, el premio de Excelencia al mejor estudiante de su curso. En el año 1938 se graduó de Bachiller en Filosofía con notas sobresalientes. El Diploma fue otorgado por la Universidad de Los Andes, como lo establecía la Ley de Instrucción Superior promulgada el 30 de junio de 1915.En ese año y en los siguientes Mérida no cambiaría mucho.
Era una ciudad de 12.000 habitantes distribuida en ocho calles longitudinales y veintitrés transversales con siete plazas dedicadas a sus héroes nacionales. En ese mismo año el joven bachiller Spinetti Berti se inscribió en la Facultad de Medicina de nuestra Universidad de los Andes que estaba integrada por tres Facultades y dos Escuelas alojadas en el mismo edificio con 38 profesores, 260 estudiantes, 4 bedeles y un presupuesto mensual de 37.182 bolívares.
La dedicación al estudio y las brillantes notas obtenidas por el estudiante Spinetti Berti, hicieron que sus profesores lo distinguieran y prontamente fue nombrado Preparador de Fisiología por el Decano de la Facultad Dr. Antonio Parra León.El Rector de la Universidad de los Andes era el Dr. Manuel Antonio Pulido Méndez y Secretario el Dr. Joaquín Díaz González, el Decano Presidente de la Facultad de Medicina el Dr. Antonio Parra León y Secretario el Dr. Eloy Dávila Celis. La Facultad de Medicina de nuestra Alma Mater tenía magníficos profesores, Antonio José Uzcátegui Burguera, Antonio Parra León, Eloy Dávila Celis, Augusto Gabaldón Parra, Pedro Guerra Fonseca, Víctor Zamorani, Juvenal Curiel y el joven Joaquín Mármol Luzardo, recién ingresado, quien dictaba la cátedra de Patología Quirúrgica. El rector Pulido Méndez era Profesor de Fisiología y Patología General.
Las materias prácticas del último bienio se dictaban en los espacios del Hospital Los Andes donde los alumnos se iniciaban en el contacto con el más importante de los elementos de estudio: el enfermo.En esa Facultad de Medicina y en el Hospital Los Andes trascurrieron los seis años de estudio de Mario Spinetti Berti.
Mario Spinetti Berti recibió el Título de Doctor en Ciencias Médicas el 27 de julio de 1944, siendo Rector de la Universidad de Los Andes el Dr. Humberto Ruíz Fonseca y Secretario el Dr. Eloi Febres Cordero. El diploma también lo firman los Profesores Eloy Dávila Celis y Rafael Camejo Troconis.
Presentó como tesis de grado un trabajo sobre la Primo-Infección Tuberculosa Pulmonar en la Infancia. De su grupo habían empezado 70 estudiantes, solo se graduaron aquí en Mérida tres: José Gilberto Cárdenas, José de Jesús Solís y Spinetti Berti. Casi todos sus compañeros prefirieron continuar los estudios y graduarse en la Universidad Central de Venezuela.Su brillante carrera universitaria llamó la atención del Presidente del Estado Mérida, Dr. Tulio Chiossone, quien lo designó Médico Rural en Bailadores para así cumplir con la obligación médico-asistencial de los recién graduados de ir por dos años al medio rural. En esa época también cumplían funciones como Médicos Rurales los doctores Néstor Febres Cordero en Chiguará, Francisco Soto Rosa en Santa Cruz de Mora, Luis Espinel en Timotes y José Humberto Ocariz en La Azulita.Mario Spinetti Berti estuvo en Bailadores, con incursiones a los cercanos Guaraque y San Francisco, casi dos años y luego fue designado por breve tiempo Médico-Director del Hospital San José de Tovar. En septiembre de 1945 fue llamado por el Dr. Pedro Pineda León, Rector de la Universidad de Los Andes, quien le propuso el ingreso a la Facultad de Medicina e hizo el mismo ofrecimiento a sus colegas que se desempeñaban en las otras medicaturas rurales del estado. La Universidad de los Andes y la Facultad de Medicina, requerían savia nueva para nutrir las ramas de los frondosos árboles de la enseñanza.La incorporación al claustro de la Universidad de los Andes le permitió a Spinetti Berti que afloraran dos de sus pasiones más arraigadas, la docencia y la investigación.
Seriedad, carácter, disciplina, orden, rigor científico, espíritu de observación y dedicación fueron sus cualidades.
Se inició como Profesor de Bacteriología y Parasitología y de Trabajos Prácticos de Clínica Cardiológica, luego fue Profesor y Fundador de la Cátedra de Bioquímica en la Facultad de Medicina, para la cual escribió el libro de texto que ha sido utilizado no solo en nuestro país sino en América y en España y es de obligada consulta por los estudiantes de las Facultades de Medicina, Odontología, Farmacia y Bioanálisis. Mario Spinetti Berti fue Profesor de las Facultades de Medicina, de Odontología y de Farmacia de la Universidad de Los Andes y recibió el honor, único en la historia de nuestra Alma Mater, de haber sido Padrino de Promociones en las tres Facultades. También fue profesor de Biología en el Colegio San José y en el Liceo Libertador de la ciudad de Mérida.
Su labor docente se extendió varias décadas. Fue nombrado Decano Interino de la Facultad de Medicina por el Rector Edgar Loynaz Páez el 17 de abril de 1947 y además Decano en los años 1959-1961 y 1969-1970. Fue miembro del Consejo de la Facultad durante muchos años.Además de su extensa labor docente y asistencial, aún tuvo tiempo Mario Spinetti Berti para estudiar y graduarse de Bioanalista en nuestra Universidad de Los Andes en 1960, el título se lo confirió el Rector Pedro Rincón Gutiérrez y lo firman el Secretario José Juan Rivas Belandria, el Decano Carlos Salas y el Profesor Hildebrando Rodríguez. Realizó estudios de postgrado en la División de Radioisótopos del Hospital San Juan de Puerto Rico y en el Instituto de Química Biológica de la Univesita dell Studi en Roma, Italia. En el año 1972 fue candidato a Rector de la Universidad de los Andes.Mario Spinetti Berti fue un universitario integral, ocupó posiciones importantes dentro del claustro y representó a la Universidad de los Andes con su inmenso prestigio y dignidad en numerosos congresos tanto nacionales como internacionales, consagró lo mejor de su vida y de su pensamiento a la actividad académica y como reconocimiento a su trayectoria y a su recto proceder, a su renombre y dedicación a la institución, en acto solemne celebrado en el Aula Magna el 14 de abril de 2005, en el cual la Dra. Nancy Freites de Sardi pronunció el discurso en nombre de los profesores, recibió del Rector Dr. Lester Rodríguez, el Doctorado Honoris Causa en Medicina. En uno de los considerandos del Diploma, refrendado por la Secretaria de la Universidad Dra. Nancy Rivas de Prado, dice que Mario Spinetti Berti es gloria de la Universidad venezolana como investigador, educador e intelectual. De verdad fue un preciado galardón en el atardecer fecundo de su vida. Fue condecorado con la Orden al Mérito de la República de Italia, en el grado de Caballero. Recibió las órdenes nacionales 27 de Junio, Andrés Bello, Francisco de Miranda y Mérito al Trabajo, en su Primera Clase, y en Mérida la Orden Tulio Febres Cordero y la Orden Ciudad de Mérida, entre las que vale destacar.La nacionalidad venezolana le fue concedida por Decreto Nº 351 del 17 de octubre de 1945, firmado por el Presidente de la República Isaías Medina Angarita y refrendado por el Ministro de Relaciones Interiores, Arturo Uslar Pietri. Mario Spinetti Berti incursionó en la política y en el año 1946 fue fundador en Mérida del partido ODE, Organización Democrática Electoral, predecesor de Unión Republicana Democrática (URD), la agrupación que lideraba a nivel nacional Jóvito Villalba, que lo postuló como diputado a la Asamblea Nacional Constituyente que sería elegida al año siguiente y presidiría airosamente el poeta Andrés Eloy Blanco. Lo acompañaron en la tarea fundacional de estos partidos los doctores Néstor Briceño Paredes, Omar Eladio Quintero, Ramón Mazzino Valeri, Luis Spinetti Dini, Jesús Leopoldo Sánchez y Héctor Febres Cordero y los bachilleres Caracciolo Portillo y Lucio Baldó Casanova. En el decir del propio Spinetti Berti éramos puros generales porque no había tropa.
Otra de las facetas del doctor Spinetti Berti fue su prolífica labor intelectual reflejada en los muchos libros que escribió sobre los temas más diversos. Manual de Bioquímica, con 14 ediciones y texto oficial en cinco Universidades de España, y Temas de Biología -Para estudiantes de Bachillerato- Manual de Bioquímica Funcional, Introducción a la Historia de la Bioquímica, XI Médicos Rectores de la ULA, Los Italianos en Mérida, y sus conocidos y muy celebrados libros sobre temas gastronómicos: La Pasta (dos ediciones), La Papa -Recetas favoritas de Don Mario- (dos ediciones), Gastronomía y Salud, Cocina Afrodisíaca y Memorias Gastronómicas.El 17 de abril de 1975, Mario Spinetti Berti fue nombrado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Venezuela en Grecia por disposición del Presidente de la República Carlos Andrés Pérez, y previa autorización del Senado de la República a solicitud del Ministro de Relaciones Exteriores, Ramón Escovar Salom.
Fue un Embajador diligente que propició la cercanía de los representantes diplomáticos con la escasa colonia venezolana asentada en el país Se acercó prontamente a la Unión Helénica-Americana y una de sus metas fue dar a conocer a Venezuela en esos lejanos confines. En su ejercicio diplomático se erigió un busto al Libertador Simón Bolívar en la Plaza Venezuela de Atenas, el primero en este país, con emocionado discurso del propio Embajador Spinetti Berti en el acto de la develación.
Una preocupación constante para Mario Spinetti Berti fue la Academia de Mérida, a la cual le dedicó tiempo y energías. Fundada por Decreto de fecha 12 de octubre de 1992 por el Gobernador Jesús Rondón Nucete, la Academia de Mérida, institución multidisciplinaria, está integrada por creadores de las artes, las letras, las humanidades, las ciencias y la tecnología, destinada a estimular la actividad creativa y a promover el estudio y la investigación en las distintas áreas del conocimiento humano. Su primer Presidente fue el Dr. Rafael Eduardo Solórzano, Individuo de Número Sillón Nº 11, en el Área de las Ciencias Sociales. Mario Spinetti Berti fue de los académicos fundadores de la institución donde ocupó el Sillón Nº 21 como Individuo de Número en el Área de la Salud, habiéndose distinguido por su diligencia y colaboración en las Comisiones de las cuales formó parte. Redactó el Reglamento de la Academia que fuera aprobado en Asamblea Ordinaria del 13 de mayo de 1994.
En 1994 fue electo Presidente de la Academia de Mérida, cargo que ocupó durante cinco períodos consecutivos.
En su vida social, Mario Spinettí Berti fue socio propietario del Mérida Country Club desde el año 1945 y su Presidente en el año 1953. Fue un activo participante como chef de los Festivales Gastronómicos patrocinados por la Sociedad de Amigos de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de los Andes (SAUCI), que presidió Carlos Valecillos Velandia, y que se celebraban anualmente en el Mérida Country Club. En su vida familiar, el 6 de diciembre de 1947 contrajo matrimonio con la valerana Enriqueta Terán Torres. De la unión matrimonial nacieron María Beatriz, Mario Enrique, María Stella, Nora Josefina, Roger José, Luisana y María Cristina Spinetti Terán.Mario Spinetti Berti amó a Mérida entrañablemente, estuvo cerca del olor de sus flores y las fiestas de agua de verdura con que la engalanó el clima, como recordaba a su ciudad Mariano Picón Salas.
Falleció el 19 de agosto de 2007. Su entierro en el Cementerio de El Espejo fue una demostración de cariño y respeto de la Mérida que conoció y de la cual se hizo conocer. Las exequias fueron presididas por Monseñor Baltasar Enrique Porras Cardozo, Arzobispo Metropolitano de Mérida y su colega en la Academia de Mérida y amigo personal, quien pronunció el elogio final.Mario Spinetti Berti fue un personaje, en el sentido literal de la palabra.
6 comentarios:
Excelente biografía de Mario Spinetti Berto, ampliamente documentada por Alvaro Sandia Briceño. Merecido homenaje al ilustre ciudadano, modelo ejemplar de valioso Elbano-Merideño. Mi admirado profesor de Biología en el Colegio San Josè
Muy buen trabajo, te felicito y me siento orgullosa de ser tu amiga, un abrazo.
Fueron vidas sencillas y lis valores familiares forjaron grandes merideños. Gracias Dr Sandia por permitirnos conocer la vida de Don Mario!!
La verdad …..
Est
Hermoso y bien documentadoa biografía de tan destacado merideño. Guardo un grato recuerdo en un restaurant en la isla de margarita y al identificarnos me preguntó por su alumna e inteligente de su promoción de farmacuta, quien guardaba su libro como un gran tesoro.
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