En la gráfica de 1978, la licorería La Rondalla, esquina del Hotel Chama, y una caravana estudiantil.
Germán D'Jesús Cerrada
En la década de los 70 habían en la ciudad de Mérida muy pocas licorerías, pero si se destacaban en cada rincón de la ciudad las bodegas que vendían licores. El Jefe de Rentas era Don Elis León Salas, y los requisitos para una licencia de licores eran mínimos y los impuestos muy bajos. El bolívar era una moneda sólida que se cotizaba en el Mundo.
De las licorerías podemos recordar, entre otras: Licorandes en la Av. 7 sector Belén de Alirio Bazán; Monte Aventino en la Av. Universidad de Eulogio Suárez Sulbarán; La Casa de los Licores de Faustino Barrios, en la Av. 2 Lora con esquina de las escalinatas de Pueblo Nuevo; La Rondalla Av. Bolívar, esquina del Hotel Chama y El Gran Detal de Antonio Prieto en la Av. 3 entre calles 20 y 21.
Las bodegas más famosas de la época con licencia de licores: La Mensajera del Chato Luis Barrios, en la Av. Hoyada de Milla; Los Leones de Don Gerónimo León, en la esquina de Los Díaz, entrada a la Av. Chorros de Milla; Tres Estrellas, en la Av. 2 Lora con calle 17. En la Urdaneta frente al Colegio La Salle, la de Roso Torres, y en Pie del Llano había dos bodegas muy conocidas, la de Pompilio y su hijo Homero, que tenía una ventanita y a cualquier hora vendían las botellas de ron o aguardiente, y la de Pedro Tijeras que era muy cascarrabias. En Belén abundaban las bodegas, billares y restaurantes, entre ellos, la bodega de Elpidio Rojas y Carmen Cristina Rojas “Los Cieguitos” en la Av. 8 Paredes, al frente estaba la de Don Alipio Maldonado bodeguero muy simpático y atento con una gran variedad de licores, en la esquina de la calle 16 con Av 5 Zerpa la de el chato Martín Briceño, y otra en la Av. 6 con calle 18, la bodega de Eulofio.
En la calle 28 Monseñor Arias, estaba el famoso bar de La Viuda, donde vendían licores para llevar
También la clase medía por su ambiente, las ofertas y gran variedad de licores tenía la preferida, la bodega de Maldonado, en la Av. 5 con calle 19.
Capítulo aparte, dos bares restaurantes que después de ciertas horas se transformaban en licorerias. En la Av. 8 Paredes “El Pabellón Criollo” de Rosendo Sánchez, que aun sigue funcionando con sus hijos y nietos y en la vieja carretera Panamericana, hoy Los Próceres, el más famoso de todos, El Caucho Bar Restaurante Los Llanitos de Luis Matos, con 54 años al frente del negocio.
Bar "El Gato", ubicado en la avenida 2 Obispo Lora con calle 30 San Mateo , su dueño Marcial Albornoz, mejor conocido como el El Gato Marcial, era un bar muy popular en el ambiente estudiantil, llego hasta vender arepas, en bar El Gato, vendía licores para llevar hasta altas horas de la madrugada, los bachis en época de crisis empeñaban cualquier objeto a cambio de bebidas alcohólicas, fue un sitio de refugio de los estudiantes de la Universidad de los Andes, en momentos de alegría y tristeza, el local guardo muchos secretos de miles de estudiantes que visitaron el bar El Gato.
También habían
bodegas que vendían sin el respectivo permiso de licores, entre ellas destacaba la bodega "La Colmena" del viejo Juan Avendaño, con la atención de sus hijos Carmencita y Cheo, detrás de la Facultad de Humanidades y Educación, ubicada arriba de la planta vieja del INOS, en la antigua vía de Los Chorros de Milla. En esta bodega, los asiduos visitantes los profesores de Humanidades y Economía, Juan les fiaba a profesores y estudiantes. Donde Juan, los futuros profesionales en la celebración de su último examen, también conseguían la pólvora, los morteros y voladores.
En las bodegas no podía faltar el vino pasita y el tintillo de cambur para animar las populares caravanas que le daban a la ciudad alegría y un sabor juvenil en sus calles, los bachis compraban estos licores por cajas. Después les tocaba aguantar la pea o la rasca; las celebraciones se extendían hasta altas horas de la madrugada y al otro día el insoportable ratón.
3 comentarios:
Muy completo el resumen y hermoso!
Muy buen trabajo periodístico,yo recuerdo mucho algunos negocios mencionados,pues para esa época yo trabajaba con Polar,gracias German
Faltó la de la Av Urdaneta debajo de la pasarela y la de la ocho entrada a las heroínas, y la de Pablo en Belén
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