lunes, 23 de abril de 2012


SEVILLA | Feria de Abril

A Cayetano Rivera se le va el toro de la tarde

Natural de Cayetano al quinto toro. | Carlos Márquez

Zabala de la Serna | Sevilla
A las 19:40 horas echaba el presidente a los corrales al tercer torillo de la tarde. Se desplomó el anovillado ejemplar de Daniel Ruiz al sentir por el palo. Ya había visto también el pañuelo verde el primero. Sólo Cayetano había lidiado el que le tocó en suerte. Así se escribe la historia. Cayetano se fue a portagayola y libró la larga cambiada. Toreó a la verónica con el arrebato y el jaleo propios del momento. Al de Ruiz le habían puesto kilos para compensar su pobre cara, que en un capotazo del matador se hundió en el albero y se pegó un volatín. Apenas se le sangró en el caballo. Ni para una analítica. Luque quiso hacer un quite, pero se quedó la cosa en un lance y una larga cordobesa. Cayetano brindó al público y principió por ayudados por alto, rubricados con una inoportuna trincherilla que volvió a trastabillar al facilón torete. Por la derecha y la izquierda, Cayetano postureó mucho con la embestida conducida por el extrarradio y la periferia. Como mató de una, lo sacaron al tercio.

El novillote sobrero de Parladé que despachó Castella tenía aún menos por dentro que por fuera. La planicie total en parada absoluta. Al otro sobrero, de Montealto, Daniel Luque le dio tela en el caballo: manso, mirón, gazapón y probón. Sus condiciones quedaron reducidas por los puyazos. Lo despenó de una estocada trasera y desprendida.

El cuarto como el devuelto primero era lo que se llama otro utrero adelantado. Kilos pero no trapío. Protestado por su falta de poder, fue Castella a brindarlo al público. Arreció la bronca, el francés se descaró con el sector protestante y tiró la montera con desprecio. A media altura lo cuidó en dos series de templados derechazos para afianzarlo, pues en el fondo del toro habitaba la calidad y el recorrido. Temple. Pero en cuanto lo obligó por abajo perdió las manos. Una tanda al natural también tuvo largo trazo. La cuarta tanda resultó la más redonda. Arrancó la música que paró cuando el toro se paró: Castella resolvió el arrimón con una espaldina y el pase de la tortilla. Más no se podía sacar.

El recortado quinto era cinqueño y más ofensivo por delante. Toro de vibración como ninguno. "Escondido" se llamaba. Como escondido estaba entre las ruinas de la corrida. Cayetano, salvo en tres pinceladas, se dejó enganchar una barbaridad por un toro cuya bravura lo pedía todo por abajo. Cayetano se quedó como sin ideas. Apagón de luces. Los toros también se desengañan. Puede que le faltase final. Pero vaya toro para poner esto bocabajo con 30 pases.

El sexto también era cinqueño pero con otras hechuras distintas. Opuestas. Feo y zancudo. Mas humillaba. Dos series por la derecha de Luque duró la ilusión antes de ponerse topón.

Ficha:

Plaza de la Maestranza. Lunes, 23 de abril de 2012. Décimo primera de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Daniel Ruiz, anovillados en general, los que pesaron tampoco tuvieron trapío; blandos y con la casta por los suelos; facilón el regordío 2º de pobre cara; sin poder pero con calidad el 4º; devueltos por inválidos 1º y 3º; cinqueño el extraordinario y recortado 5º, más ofensivo; feo, zancudo y pobre el 6º, también cinqueño, sin duración; un sobrero anovillado y parado de Parladé (1º bis) y otro terciado de Montealto (3º bis), manso, probón y mirón.
Sebastián Castella, de coral y oro. Pinchazo y estocada corta pasada (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada pasada y rinconera (saludos).
Cayetano, de azul pavo y oro. Estocada tendida (saludos). En el quinto, dos pinchazos y estocada. Aviso (silencio).
Daniel Luque, de azul marino y oro. Estocada pasada y desprendida (silencio). En el sexto, media estocada rinconera (silencio).

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