El banderillero Domingo Navarro dice adiós a los ruedos
"La llama de la pasión se ha apagado. Ya no disfrutaba toreando"
Jorge Casals
El pasado domingo en Valencia hizo su último
paseíllo después de 22 años como torero de plataEl banderillero Domingo Navarro ha dicho adiós a los ruedos. El torero de plata valenciano se retira después de 22 años en la profesión, consiguiendo ser uno de los terceros más importantes de los últimos tiempos. "Cuando se retiró Esplá debí irme con él. La llama de la pasión se ha ido apagando poco a poco. Llevaba mucho tiempo pensando en ello porque ya no disfrutaba toreando, no lo pasaba bien en la plaza. Me costaba vestirme de torero y hasta incluso entrenar. Sin ilusión uno no puede torear porque para estar en la plaza, hay que hacerlo al cien por cien".
Domingo confiesa que ha logrado muchas cosas en el toreo y que ha tocado techo. "No tengo antecedentes taurinos en la familia. Comencé sin ser nadie importante y he llegado muy alto. He toreado en todas las plazas de todos los países y con muchos toreros. Creo que ya no podía dar más de sí. Además, con Esplá se me fue un puntal importante de mi profesión", explica. La novillada en la que actuó el domingo pasado a las órdenes de Cayetano García fue su última tarde. Ese mismo día tomó la decisión de dejar los ruedos. "Cuando me lié el capote de paseo, pensé que había llegado el momento. Y así ha sido. Estos días están siendo duros porque el toreo me lo ha dado todo en esta vida como comapñeros, amigos, satisfacciones, vivencias... Ha habido momentos inolvidables".
Domingo Navarro es natural de la localidad valenciana de Simat de la Valldigna. Comenzó su andadura en el toreo de plata en el año 1990 y hasta la actualidad, cuatro han sido los toreros a los que siempre les rindió fidelidad: Paco Senda, Alberto Ramírez, Luis Francisco Esplá -con quien estuvo 11 años- y Luis Bolívar. Al no pertenecer al grupo especial de banderilleros, Navarro ha podido además actuar a las órdenes de muchos otros novilleros y matadores de toros. Su eficaz tauromaquia, su oportunismo en quites, su perfecta colocación en la plaza y el sentido de la lidia que adquirió a las órdenes de Esplá, le han convertido en uno de los terceros más destacados de estos últimos años.
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