Tarde para recordar en Aguascalientes
Publicado por Luis Jaime Santos
En una tarde de toros que quedará grabada en la historia por los triunfos
registrados en las corridas de la
Feria de San Marcos, los todos los toreros dieron arte a
manos llenas... Castella Indulta, Manzanares 4 orejas y Sánchez 2.Para la estadística queda registrado un indulto del francés Sebastián Castella a un noble toro de Mimiahuapan que llevó por nombre Amor Lindo, un castaño muy bien presentado con 525 kg. de peso. Así mismo, quedan escritos en los números las 4 orejas cortadas por el español José María Manzanares y dos por el hidrocálido Juan Pablo Sánchez a un noveno ejemplar de regalo de la misma ganadería.
Foto: Luís Jaime Santos
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En su presentación, y ante una entrada que casi vuelve a ser lleno en su totalidad -algunos espacios del tendido y del general cálido quedaron disponibles-, José María Manzanares cayó con el pie derecho en la plaza Monumental de Aguascalientes, realizó dos faenas de pausa, de estructura, concentradísimo en el toro y sin perder de vista el objetivo del triunfo. Lució con estupendos derechazos, templados y mandones. Por natural se acopló con el toro de forma casi inmediata. Copia casi al carbón fue la faena de su segundo enemigo, sin embargo, esta faena caló más en el tendido ya que el toro era más noble y repetidor. En ambos casos dio muestra de su enorme capacidad como matador de toros al dejar dos estocadas fulminantes, en el caso de su segundo enemigo lo mató recibiendo de una forma espectacular. Manzanares, mandón de la fiesta, primera figura del toreo mundial.
Sebastián Castella, como primer espada del cartel, enfrentó con mucho pundonor su segunda tarde en la Feria de San Marcos. Hizo gala de su valor sereno y dio cátedra de cómo ir haciéndose el toro de principio a fin, para que al final de la lidia la bravura de sus enemigos quedara plenamente sometida al tenor de su muleta. La estocada de su primer enemigo, algo desprendidilla ocasionó que perdiera la oreja que tenía muy bien ganada, pero saludó en el tercio con una atronadora ovación.
Foto: Luís Jaime Santos
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La historia de su segundo ejemplar se escribió de forma muy especial. Lo recibió con coreados lances a la verónica. Si algo hay que hacer notar de esta faena de indulto fue el poco castigo que se le dio al toro en relación con lo poco que recargó. Quizás de haber recargado más el indulto habría obtenido una aprobación total por parte del respetable. Tras el indulto quitó en los medios de la plaza con tafalleras y chicuelinas sin mover un pie de la arena. Tras las banderillas se dirigió aplomadamente a los medios de la plaza. Con el gusto por torear reflejado en el rostro brindó a toda la audiencia para después citar al toro con un par de cambiados por la espalda estatuarios; El toro iba de largo y Castella aprovechó para en el mismo terreno torear por delante magistralmente. Sin moverse un metro de donde comenzó una larga serie de muletazos de arte, derechazos intensos en los que el toro de Mimiahuapan embestía con claridad, sin regatear, humillando mucho y con mucha codicia. Castella alternaba tandas por derecha y al natural, siempre en los medios, siempre templadas. Es difícil contar y resulta una especulación dar un número aproximado de pases, pero eso sí, los más de 50 o 60 fueron siempre con son, con transmisión y con un toro que nunca abrió el hocico en señal de cansancio. Los pañuelos comenzaron a salir y el francés al liar la muleta provocó que la plaza exigiera al juez el indulto de un nobilísimo toro. Como lo mencioné anteriormente, algún sector del respetable le demandaba al torero que se encumbrara matando, sin embargo la autoridad consideró que el toro merecía el perdón y mostró el pañuelo rojo. Castella aplaudió la salida del toro y dio una vuelta al ruedo con el público entregado.
Foto: Luís Jaime Santos
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Arturo Saldívar estuvo torerísimo. En lo que quizás haya sido su mejor faena en Aguascalientes y quizás en México, estructuró con mucho sentimiento. Su primer enemigo fue un toro que le permitió hacer un toreo erguido y con arte. Desafortunadamente tuvo mala suerte con el acero y lo que pudo ser una faena de dos orejas solo quedó en palmas. En el segundo de su lote tampoco tuvo suerte.
Juan Pablo Sánchez cargó con el lote defectuoso y nada pudo hacer con sus enemigos de lidia ordinaria. En el de regalo, corrido en noveno lugar encontró la puerta por donde entrar al terreno del arrojo y nuevamente se pegó un arrimón de antología, que en esta ocasión logró consolidar con una buena estocada. El respetable pidió la entrega de trofeos.
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