lunes, 13 de agosto de 2012


Merideño Alexander Guillen por la puerta grande en Caño Zancudo 

Por: Freddy Ramírez “Garapuyo” Venezuela de Feria

Con buen tiempo y tres cuartos del  aforo de la plaza de toros portátil La Esperanza, se  efectuó este domingo 12 de agosto de 2012  el evento central  (corrida de toros)  de las festividades del pueblo, actividad taurina que  tenia  unos 17 años de no celebrarse en Caño Zancudo  populoso sector del Sur del Lago del Estado Mérida Venezuela.

 Los toros regresaron a Santa Elena de Arenales o Caño Zancudo gracias a que El Alcalde Moisés Pereira  (socialista,  rojo-rojito), cuando niño acudió de la mano de sus  padres a ver los toros y toreros de la época  y ahora con la asesoría de el Lic. Mario Valero lograron llevar la fiesta brava a su pueblo, esta vez quizás, por lo visto es para  quedarse,  pues la afición que vimos colmando las gradas de La Esperanza ha sido de lo mejor, educado, alegre,  jeleando  con el Oleee las faenas;   exigiendo trofeos o pitando  los pinchazos  o los tumbos del caballo.


Se han corrido toros de los Aranguez,  bien presentados,  bravos para los de acaballo,  el Toro primero de los de a pie empujó con fuerza produciendo tumbo, los demás cumplieron en pica, el cuarto  con  movilidad regaló  humilladas  embestidas por ambos pitones. 


Abrió plaza El rejoneador José Luís Rodríguez, con un solo rejón de castigo José Luís cambio el tercio para estar alegre en banderillas,  por no haber estado acertado con el último rejón perdió la opción de cortar oreja. Palmas a su labor.

Rafa Orellana, se topó con el toro de mas peso y pitones, toro que empujó en varas produciendo tumbo, Orellana hizo de tripas corazón para arrancar algunos muletazos colocándose muy cerca de los pitones, res sin clase alguna, que acometía a los vuelos de la roja entrando con la cara por las nubes. Espadazo contrario sin efectos, tomando el descabello. Palmas.

Vino la actuación del debutante mexicano Pedro Rubén torero de fino corte que necesariamente necesita la colaboración de su oponente, Pedro se encontró con un toro de astifinos pitones, que acudió raudo y ganoso a las primeras de cambio, buenas y acompasadas verónicas, con la muleta Pedro Rubén se dobló  artísticamente en cuatro doblones domeñadores, para después  realizar faena corta, ante un toro de incomodas embestidas, no obstante algunos muletazos con la derecha dejaron ver el buen sabor de su toreo, pinchazo y descabellos  le quitaron al menos el premio de un trofeo auricular, al final Pedro Rubén daba una rápida y aplaudida vuelta al ruedo.

Cerró la tarde-noche el merideño Alexander Guillen quien salió por el mes de la casa, mucha actitud, decido a mas no poder,  a  su favor estuvo el toro de mas movilidad y potabilidad, que Alexander aprovecho  al máximo, verónicas artísticas de recibo rematadas con media sobre la cadera, para después empezar labor muleteril sentado sobre un taburete rojo, el toro impreciso  en su visión- poco veía  por la poca Luz del recinto; el torero mas cerca,  más cerca, para provocar la arrancada, hasta que este  con la vista clara acudiendo con violencia, al llamado,  pase por alto que el toro tomó, taburete por los aires, el animal encelado  embestía con codicia  al inerte y acrílica silla; plaza boca a bajo, el publico delirante gritaba vítores, que después se convirtieron en  sonoros y largos Olees para acompañar la acompasada y artística labor  de Alexander Guillen que firmó su obra con un certera ración de acero de efectos fulminantes para hacerse con las dos orejas del buen y último toro de los Aranguez, entrada la noche en medio de un entusiasta publico, Alexander abandonaba el ruedo a hombros. 

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