Lo difícil del toreo, lo hizo ver demasiado fácil y ello está convirtiendo en "torear bonito" lo que debía ser: "Mira hombre, ¡cómo ha toreado este cabrón!"
Lo difícil del toreo, lo hizo ver demasiado fácil y ello
está convirtiendo en "torear bonito" lo que debía ser: "Mira hombre,
¡cómo ha toreado este cabrón!".
Mora, además, nunca dijo ya estoy aquí; éste soy yo, tal o
cual. Llegó, actuó en tres tentaderos y se puso de luces. Como es un
buen torero, desarrolló sus cualidades con el que abrió plaza, el de la ceremonia de confirmación, un astado emotivo, noble y con recorrido al que le pegó muletazos largos y de buena factura.
Está sucediendo que los toreros españoles, sobre todo
aquellos que no están familiarizados con la fiesta mexicana, ven al toro
de otro tamaño, con embestidas más nobles, mejores inclusive que al del
ganado que están acostumbrados a torear en su tierra y entonces
comienzan a juguetear con el animal, restándole importancia y dejando de
conectar con el público.
Eso le pasó a Mora quien además por fallar con la espada dejó
ir el triunfo. Más voluntarioso estuvo en su segundo que fue muy malo y
con éste, se vio mejor Mora quien había estado soberbiamente bien
toreando de capote.
En fin, se queda uno con ganas de ver a un torero bueno, pero que no supo ser precavido. Extraño porque lo trae un gran profesional, viejo lobo de mar en México, el banderillero Antonio Tejero, que, desde luego de mala leche no lo hizo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario