domingo, 23 de diciembre de 2012

Temporada Grande


Angelino de Arriaga indulta al sobrero de regalo en la México

Gallo, ante su primero de la tarde. (Foto: Tadeo Alcina.)

"Revolucionario", de Jorge María, fue un toro bravo, franco y con transmisión

APLAUSOS
Alfredo Gutiérrez cortó una oreja en una tarde en la que Eduardo Gallo se fue de vacío por culpa de la espada pero en la que cautivó su valor seco y serenidad

Tuvimos que esperar hasta el sobrero de regalo para degustar la bravura. “Revolucionario”, de la ganadería de Jorge María, desarrolló muchas virtudes que hicieron que finalmente y ante la gran petición del público, el juez de plaza le perdonara la vida. Desde el principio hasta el final, el toro tuvo entrega y bravura, siempre embistiendo con mucha transmisión. Peleó muy bien en el caballo y en la muleta fue a más, embistió incansable con franqueza, humillando a la muleta donde siempre estuvo entregado. Lo que más llegó al público fue su transmisión. Lo peor, es que el astado terminó rajándose. Angelino de Arriaga toreó mucho, lo disfrutó y no le vino grande la bravura del astado, siempre con gusto y buenas maneras, apuntando que es un torero a tener en cuenta.

Angelino de Arriaga pudo demostrar el buen concepto del toreo que atesora con el tecero, un astado tan noble como falto de empuje y casta, lo que le restó emotividad al trasteo. Muy bien manejó el capote Angeliano de Arriaga, tanto en el toreo fundamental, como llevando al toro al caballo como en los quites, donde imprimió variedad. Después en la muleta, toreó con gusto, encajado de riñones y vertical, elegante la figura y corriendo bien la mano. El toro respondió con nobleza pero le faltó transmisión para que la faena del tlaxcalteca tomara vuelo. Mató de media estocada. Abrevió con el descastado sexto.

Importante fue el comienzo de faena de Eduardo Gallo con su primero, donde logró templar las algo ásperas embestidas del animal, que no fue un dechado de clase. Tapó los defectos del animal a base de mantenerse firme e impávido, gustándose en el toreo elegante y sobrio. Con el toro ya muy venido a menos, Gallo asustó al público con un valor seco, aguantando parones del toro y dejándose tocar los muslos. Se le vio con la mente muy despejada y serena, imponiéndose con autoridad en cada momento al toro. La espada le dejó sin premio. Dejó un pinchazo hondo al primer encuentro  y una estocada entera al segundo que requirió de un golpe de descabello.


El quinto fue un toro que no dejó a Eduardo Gallo poder levantar la tarde. El de Carranco resultó descastado, sin fuerza y muy agarrado al piso. Porfió Eduardo Gallo sobre ambas manos en una faena sin continuidad por culpa de un toro que quedó muy aplomado desde el principio. Hizo todo lo que estuvo en sus manos pero sin obtener resultado. Mató de una estocada caída. Eduardo Gallo brindó a Juan Castañeda.

Ayuno de casta, fuerza y movilidad fue el cuarto de la tarde, que apenas le regaló una serie ligada a Alfredo Gutiérrez. Su faena resultó larga y algo tediosa. Lo mejor, una gran estocada arriba, que hizo levantar una petición de oreja que el juez de plaza atendió.

El primero fue un toro deslucido en todos los sentidos. Abanto en los primeros tercios, llegó a la muleta muy aplomado, sin fuerza, tardo y siempre con muy poca clase. Alfredo Gutiérrez estuvo voluntarioso, porfiando en una labor que nunca tuvo eco en el graderío. Mató de una estocada desprendida de rápido efecto.

México. Domingo 23 de diciembre. Toros de Carranco, desiguales de presentación y descastados; y un sobrero de regalo "Revolucionario", de Jorge María, que fue indultado. ALFREDO GUTIÉRREZ: Silencio y oreja; EDUARDO GALLO: Ovación tras aviso y ovación ;ANGELINO DE ARRIAGA: Silencio, silencio y dos orejas simbólicas. Entrada: Un quinto. Los tres toreros fueron obligados a saludar antes de comenzar la corrida. Saludó en banderillas Cristian Sánchez.

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