Mónica Bay
|
Un nuevo triunfo del rejoneador navarro en suelo mexicano
El rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza
mantiene su racha triunfal en cosos de México y, la tarde de este
sábado, paseó un total de tres orejas en la plaza de Cancún, Quintana
Roo, festejo en el que el novillero Antonio Lomelín también tocó pelo.
Su primer toro fue el colaborador ideal para que Pablo pudiera lucirse a plenitud en todas las suertes. Un toro de bandera. El rejoneador hizo todo de manera excelsa, emocionando al público como ya es costumbre. Toreando de costado, a la mínima distancia, templando, exponiendo, encelando al toro con la grupa. Clavando rejones de castigo, banderillas largas, banderillas cortas, en fin, todo. Haciendo piruetas casi imposibles en la cara del toro, cercando al toro con su caballo, emocionando a la gente. Cerrándose mucho en tablas. Cambiando al caballo de terreno con mucha exposición. Luego el teléfono ante un toro resultó buenísimo. Al final, acertó con el rejón de muerte al segundo intento y le concedieron una merecida oreja. El toro recibió los honores del arrastre lento.
En su segundo toro y último de la noche, Místico, Pablo le hizo una faena muy bonita, ya que si bien el toro tuvo calidad e inició con fuerza, embistiendo a la cabalgadura del navarro, no fue tan bueno como su primero, y poco a poco fue perdiendo fuerza hasta quedarse muy parado, pero Pablo y sus valientes y toreros caballos lo torearon magistralmente.
Pese a que al final tenía poca movilidad y había que llegarle mucho a la cara, Pablo pudo lucirse en sus giros muy comprometidos, su toreo de costado perfectamente templado, sus banderillas -de repente no tan precisas como quisiéramos-, rosas, hizo el teléfono que tanto emociona a la gente y al final logró matar al primer intento, en buen sitio, cortando dos orejas ante la euforia del público.
La cuadra que lo acompañó esta noche fue "Disparate", "Churrumais", "Villa", "Manolete", "Viriato", "Habanero" y "Napoleón".
El primer ejemplar, "Arrollador", correspondió al novillero Antonio Lomelín, quien lució un terno azul rey y oro. Lo toreó de capa midiendo sus embestidas, llevándoselo a los medios para rematar de una revolera. Después de tres puyazos traseros cambiaron el tercio. Un toro que se desempeñó mucho mejor por el pitón izquierdo y así lo entendió Antonio, quien se lució toreando por naturales, bajándole la mano, sin embargo, la gente se portó poco receptiva con él, aplaudiéndole tan solo al final de cada tanda.
Luego el toro empezó a quedarse parado y a aburrirse, por lo que el torero se tiró a matar. Lamentablemente, sus fallas con el acero fueron muchas y se escucharon dos avisos que opacaron la buena actuación de Lomelín. Al segundo intento de descabello cayó el toro y el torero se retiró entre división de opiniones.
En su segundo toro, "Prodigioso", Antonio se mostró empeñoso. El toro era soso y con poca fuerza. Demostró su voluntad desde que inició de capa con tres largas cambiadas de rodillas, ahí fue donde por fin, Antonio pudo captar la atención del público, quien a partir de ésto, apoyó en todo momento al torero. El toro de inicio se caía, cabeceaba, salía con la cara arriba, medias embestidas y sin transmisión. Antonio estuvo porfiando, le probó por ambos lados pero no había mucho qué hacer. Se fue tras la espada dejando un tercio de estoque ligeramente caído, pero fue suficiente para que doblara enseguida. El público y el juez reconocieron su esfuerzo premiándolo con una merecida oreja.
Su primer toro fue el colaborador ideal para que Pablo pudiera lucirse a plenitud en todas las suertes. Un toro de bandera. El rejoneador hizo todo de manera excelsa, emocionando al público como ya es costumbre. Toreando de costado, a la mínima distancia, templando, exponiendo, encelando al toro con la grupa. Clavando rejones de castigo, banderillas largas, banderillas cortas, en fin, todo. Haciendo piruetas casi imposibles en la cara del toro, cercando al toro con su caballo, emocionando a la gente. Cerrándose mucho en tablas. Cambiando al caballo de terreno con mucha exposición. Luego el teléfono ante un toro resultó buenísimo. Al final, acertó con el rejón de muerte al segundo intento y le concedieron una merecida oreja. El toro recibió los honores del arrastre lento.
En su segundo toro y último de la noche, Místico, Pablo le hizo una faena muy bonita, ya que si bien el toro tuvo calidad e inició con fuerza, embistiendo a la cabalgadura del navarro, no fue tan bueno como su primero, y poco a poco fue perdiendo fuerza hasta quedarse muy parado, pero Pablo y sus valientes y toreros caballos lo torearon magistralmente.
Pese a que al final tenía poca movilidad y había que llegarle mucho a la cara, Pablo pudo lucirse en sus giros muy comprometidos, su toreo de costado perfectamente templado, sus banderillas -de repente no tan precisas como quisiéramos-, rosas, hizo el teléfono que tanto emociona a la gente y al final logró matar al primer intento, en buen sitio, cortando dos orejas ante la euforia del público.
La cuadra que lo acompañó esta noche fue "Disparate", "Churrumais", "Villa", "Manolete", "Viriato", "Habanero" y "Napoleón".
El primer ejemplar, "Arrollador", correspondió al novillero Antonio Lomelín, quien lució un terno azul rey y oro. Lo toreó de capa midiendo sus embestidas, llevándoselo a los medios para rematar de una revolera. Después de tres puyazos traseros cambiaron el tercio. Un toro que se desempeñó mucho mejor por el pitón izquierdo y así lo entendió Antonio, quien se lució toreando por naturales, bajándole la mano, sin embargo, la gente se portó poco receptiva con él, aplaudiéndole tan solo al final de cada tanda.
Luego el toro empezó a quedarse parado y a aburrirse, por lo que el torero se tiró a matar. Lamentablemente, sus fallas con el acero fueron muchas y se escucharon dos avisos que opacaron la buena actuación de Lomelín. Al segundo intento de descabello cayó el toro y el torero se retiró entre división de opiniones.
En su segundo toro, "Prodigioso", Antonio se mostró empeñoso. El toro era soso y con poca fuerza. Demostró su voluntad desde que inició de capa con tres largas cambiadas de rodillas, ahí fue donde por fin, Antonio pudo captar la atención del público, quien a partir de ésto, apoyó en todo momento al torero. El toro de inicio se caía, cabeceaba, salía con la cara arriba, medias embestidas y sin transmisión. Antonio estuvo porfiando, le probó por ambos lados pero no había mucho qué hacer. Se fue tras la espada dejando un tercio de estoque ligeramente caído, pero fue suficiente para que doblara enseguida. El público y el juez reconocieron su esfuerzo premiándolo con una merecida oreja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario