martes, 4 de junio de 2013

Joselito Adame, en el umbral de la Puerta Grande


Añadir leyenda
Pase de pecho de Joselito Adame. | Efe
Pase de pecho de Joselito Adame. | Efe

El desierto se manifestó en Las Ventas a la espera de la Corrida de la Beneficencia de este miércoles. Este mismo cartel dentro del abono de San Isidro es de tres cuartos largos de entrada; la fuerza de San Isidro.
Iba la corrida camino de la nada mansa, cuando Joselito Adame, en el ecuador de la tarde, se puso en el sitio con el toro más alto de la corrida de El Montecillo. Como sus hermanos, se había escupido de los caballos, rehusando la pelea en el peto y frenándose en los capotes. Apretó en banderillas hacia los adentros y nadie daba un euro por él. Menos Adame, que apostó muy firme desde los estatuarios de apertura.

En los medios, el contraste de alzadas se hacía abismal. Joselito le dejó las muleta en la cara siempre y el toro empezó a romper. Todo por abajo y muy ligado, de verdad el toreo. Trepó la faena por su embroque cierto; el matador mexicano tragó sin una duda cuando a izquierdas algún parón surgió. En redondo que era la mano del toro trazó la faena en su base. Superior el tipo sobre la derecha. Y soberbio el cierro genuflexo de dobladas de categoría. La estocada desprendida dio pasó a una oreja, que será entre la de sus compatriotas la más maciza.

Ferrera abrió la tarde con un toro melocotón, enmorrillado y chato, que no quiso caballos. AF lidió con cabeza y orden. Movió los piqueros en busca de las querencias. Y finalmente se picó en el "2". Apretó el melocotón en banderillas sin picar. Muy fuerte arreó. Antonio Ferrera le ganó la cara con muchas facultades, tantas que se pasó de frenada y clavó a cara pasada. Las dobladas de inicio de faena tuvieron su porqué. De repente, como si el toro hubiera bajado una cuarta, aminoró sobre la mano derecha con cierta nobleza y con la incertidumbre a la vez que causa cuando un toro echa la cara entre las manos y escarba. Ferrera aguantó, pero el enemigo se vino abajo igual que otras veces se venía sin meter en la muleta.

Luego con el cuarto explosionó el veterano extremeño en banderillas. Un quiebro en los mismos medios y juegos de recortes por los adentros en otro par al cambio por los adentros. Bárbaro de facultades y valor. Fue todo lo que duró el negro toro antes de defenderse, soltar la cara y enredarse sin fondo en la muleta.

Serafín se había estrellado con un bajo y bonito burraco de sueltas carnes y manso que no humilló ni por el putas. Marín se tiró a matarlo a ley y los pitones le hicieron un zigzag en el pecho... El quinto, ensillado, o de lomo quebrado, remoloneó como toda la corrida. Pero entre entro, salgo y vuelvo del caballo le dieron demasiado para lo que luego fue una bondad sin vida hasta rajarse en las manos de Serafín Marín. Para colmo se atascó con la espada.

Joselito Adame se fue a portagayola pero de verdad. Metido entra las dos rayas, que ahora se va todo el mundo muy lejos. Le tiró la larga sin espacios y hasta el platillo lo lanceó hasta dibujarle una graciosa media a pies juntos. Adame no le dio nada en el caballo. Y se ajustó el tipo por zapopinas.

Se lo dejó arrancar muy en largo con toda la fuerza del toro entero. Y tocó en el momento justo. Sobre la mano derecha no movió ni un músculo con aquella velocidad. Otra vez por abajo. Muy largos los derechazos. Y con la mano izquierda lo bordó. Mucho motor en respuesta a su generosa apuesta.

Monumentales los muletazos. Muy toreros. Un natural para adentro fue cumbre. Como la trincherilla. Y un kikiriquí. Y sobre la derecha cerró todavía tan encajado y con el toro con carbón. Faena exacta. Estaba la Puerta Grande entreabierta y la estocada no se enterró hasta la tercera. Y bastante atravesada. Ahí quedó su imagen.

Ficha:

Monumental de las Ventas. Martes, 4 de junio de 2013. Primera de la Feria del Arte y la Cultura. Media entrada. Toros de El Montecillo, de diferentes hechuras, remates y seriedades; el melocotón y apretado 1º manseó y se desfondó; el manso 2º de sueltas carnes ni humilló; el alto 3º respondió con nobleza y fue a más por el derecho; el 4º, tocado arriba de pitones, se defendió; el más serio 5º, muy sangrado, tuvo una bondad sin vida ni final; el encastado 6º de buenas hechuras y fondo.

Antonio Ferrera, de grana y oro. Estocada habilidosa pasada (silencio). En el cuarto, estocada (silencio).
Serafín Marín, de azul marino y oro. Estocada (silencio). En el quinto, tres pinchazos y media estocada desprendida (silencio).

Joselito Adame, de verde botella y oro. Estocada desprendida (oreja). En el sexto, dos pinchazos, estocada atravesada y descabello (vuelta al ruedo).

No hay comentarios: