domingo, 27 de octubre de 2013

Los apoderados toreros se ponen de moda

Las figuras prefieren a maestros retirados y se alejan de las grandes empresas


«El mejor apoderado de un torero es el propio torero». Todos están de acuerdo con el axioma, pero a la hora de la verdad los que se visten de luces buscan a su vera al defensor «ideal» de sus intereses. Atrás ha quedado la figura de apoderados de la solera y la personalidad de José Flores Camará, con quien empezó la saga de representantes de la torería. 

Los apoderados toreros se ponen de moda
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Talavante y Curro Vázquez
Después de años de poderes por duplicado, en los que el empresario ejercía a su vez de mentor, ahora se han puesto de moda los apoderados toreros. Las grandes figuras prefieren a maestros retirados para dirigir sus carreras, a «colegas» que han vivido en primera línea sus miedos y sus metas. El caso más comentado de este otoño ha sido el de Alejandro Talavante, que ha apostado por Curro Vázquez y ha dejado a Manuel Martínez Erice, empresario de Las Ventas. Vázquez ya llevó a dos figuras: Morante y Cayetano. Talavante sigue así la estela de su amigo El Juli, que forma «pareja» desde hace una década con Roberto Domínguez. Y de Miguel Ángel Perera, apoderado por el sevillano Fernando Cepeda. Un unido trío de figuras que rivalizan en el albero de las plazas, pero con similar filosofía en el planteamiento de sus carreras e intereses y en su visión de la Fiesta.

Los apoderados toreros se ponen de moda
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Morante y Barrera
El último acuerdo ha sido el de José Ortega Cano y Uceda Leal en un otoño de divorcios y matrimonios, no pocos de conveniencia para tratar de posicionarse en mejor puesto de cara a un 2014 que se prevé arduo. Una temporada lleva Antonio Barrera al frente de la trayectoria de Morante de la Puebla, un artista que «se apodera solo» y que puede permitirse el lujo de trazar por libre su senda. Ya en su momento el diestro cigarrero fue apoderado por otro torero, el genial e imprevisible Rafael de Paula.

La senda de la independencia

Ese camino de libertad fue el elegido desde primera hora por Iván Fandiño, que ha huido de casas grandes y ha preferido ir de la mano de la independencia de Néstor García, su faro y su guía desde los duros inicios. Por libre y sin unirse a grupos como el fallido y extinto G-10 sigue yendo Sebastián Castella, dirigido por una casa de la categoría de la de los Lozano (Luis Manuel). También El Cid se mantiene al lado de Santi Ellauri y Manolo Tornay, valedores suyos desde los comienzos.

Ejemplo de lealtad a su mentor es Enrique Ponce, siempre conducido por Juan Ruiz Palomares, aunque en los últimos tiempos compartiendo las labores con Victoriano Valencia, torero y suegro del maestro de Chiva. Antonio Ferrera ha alcanzado su mejor etapa de la mano de El Tato.
 
La figura que, al menos de momento, sí se mantiene con una empresa de la fortaleza de Matilla es José María Manzanares, pese a que en los mentideros taurinos se rumorea que podría unirse a la «moda» de otros compañeros y marcharse con Pepín Liria. El tiempo lo dirá... Permanecen con los Matilla Juan José Padilla y El Fandi , fijos en todas las ferias de importancia. Paco Ureña acaba de alistarse a las filas de la empresa Chopera.

Ejemplo opuesto es el de Alberto Aguilar, matador de corridas duras, que ha roto con José Antonio Campuzano para irse con Antonio Vázquez, hermano de Curro. Compuesto y sin «mánager» se encuentra Jiménez Fortes, que rompió con Julián Guerra

Y no olvidemos a otros espadas retirados que ejercen de apoderados: Tomás Campuzano, más centrado en jóvenes promesas, y Dávila Miura, hasta hace dos años mentor de Rafaelillo y Rubén Pinar. Y también Francisco Rivera Ordóñez, que una vez cortada la coleta se ha hecho cargo de la carrera del novillero Tomás Campos.

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