Hoy nos vamos al campo. Quiero enseñaros algunas de las curiosidades del mundo taurino. ¿Sabéis lo que es un herradero? ¿Conocéis en qué consiste la suerte de acoso y derribo? ¿Por qué y para qué se realizan? Todo esto os lo desvelaré a lo largo de este post con unos protagonistas de lujo.
¡Empezamos!
Hace un par de semanas me fui a la finca que Miguel Ángel Perera tiene en Olivenza.
Allí disfrutamos de un maravilloso día de campo. En la jornada
quisieron acompañar al torero extremeño algunos de sus amigos y
compañeros como Julián López “El Juli” y Pedro Gutiérrez “El Capea”. Todos ellos practicaron la suerte de Acoso y Derribo. Pasamos un día irrepetible.
El herradero no fue un herradero cualquiera. Como la tradición manda y a la más antigua usanza, se realizó poniendo en práctica la suerte de acoso y derribo.
Es una de las pocas modalidades que se ha mantenido casi intacta con el paso de los años. La tradición del acoso se remonta al siglo XIX. En la actualidad, ha llegado a convertirse en una actividad deportiva realizándose importantes competiciones por toda España.
Os cuento en qué consiste y para qué se realiza.
En las últimas décadas, en las ganaderías de Andalucía se practica esta modalidad taurina para el manejo y gestión de los toros en el campo. Asimismo, el acoso y derribo sirve al ganadero para testar la bravura de las reses. ¿Cómo se sabe si el animal es bravo? Podemos observarlo en su reacción al sentir en el lomo la leve puya y en su forma de entrar al caballo.
Sin embargo, el ganado de las
fotos de hoy es manso. Así que en este caso simplemente se realiza para
mantener las costumbres de los herraderos de antaño. Más
adelante haremos un post con ganado bravo para que veáis como tientan
los machos en algunas dehesas andaluzas. Verlo es todo un espectáculo.
¿Cómo se realiza el acoso y derribo? Deben ir un mínimo de dos hombres a caballo. El “garrochista” (recibe el nombre por la garrocha o pértiga que se lleva en su mano) es el jinete que va a derribar a la res y que debe entrar por el lado derecho del animal. El “Amparador” y compañero de “Collera”, que siempre irá por el lado izquierdo, tiene la función de acosar al animal para marcar su dirección.
Antes del acoso hay que dejar
correr a la res para que una vez que se vaya a producir el derribo del
animal ni sufra ni caiga de una manera violenta. Así en poco menos de un
minuto la res se pone en pie sin ningún tipo de daño.
Os cuento en que consiste el herradero.
En las ganaderías bravas tenemos que herrar o marcar con números a los animales en sus costillas, debajo del lomo. De esta manera podemos identificar y diferenciar a las reses desde lejos. Podríamos decir que es como si fuera su DNI. En el ganado bravo, además se marca también el guarismo que nos permite saber cuántos años tiene un toro porque indica su año de nacimiento.
Pero eso lo veremos en otra ocasión porque en los mansos no se
marca. En la foto de arriba podéis ver una vaca brava (fijaos que
diferente es la fisonomía entre ésta y el ganado manso de arriba).
Una vez terminado el herradero, hicimos una parada para comer al aire libre. ¡Este es uno de los mejores momentos… no se porqué pero en el campo se abre más el apetito! Disfrutamos de los embutidos ibéricos Perera. Os recomiendo probarlos. Están sensacionales. En sus instalaciones se encargan de todo el proceso de cría, selección y elaboración de los mismos.
¡Hasta aquí el post de hoy! Espero que aquellos que no conozcáis mucho sobre el tema hayáis aprendido un poco de las funciones de una ganadería. Y, sobre todo, espero que os haya gustado para seguir aprendiendo poco a poco de este bonito mundo del toro en el campo.
¡Ah! Quiero daros las gracias a todos los que visteis mi último post, que como ya os comenté y veo que no me equivoqué, parece que el número de visitas masculinas aumentó notablemente…
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