domingo, 4 de mayo de 2014

CRÓNICA DE MADRID: Tendero y el encierro de Criado

Dos toros de triunfo y una oreja en el balance de la tarde


M.A.H, Madrid (España)
Vivía Madrid una tarde de trámite para todos menos para los tres toreros que buscaban cambiar su moneda en la última dominguera antes de San Isidro. Chechu, Miguel Tendero y Javier Herrero, que confirmaba alternativa, se enfrentaban a una corrida de Juan Manuel Criado remendada con dos toros de Sánchez Herrero. Sólo a Tendero le sirvió la tarde para ganar crédito paseando un trofeo.

Le fue imposible a Herrero estirarse de percal con el tiro de la ceremonia, redondo, apretado y distraído. Pero tuvo gran bondad de escaso fondo que no terminó de escarbar Herrero, ofreciendo toque fuerte y muleta abajo donde tal vez hubiera sido más rentable el vuelo al morro en la media altura. Pinchó antes de la estocada y escuchó silencio.

El sexto era un tacazo burraco de los que, por hechuras, no te sueñas que te salga en Madrid. Humilló en el capote de Herrero, más agresivo de la cuenta, y cumplió con empuje en el caballo, enseñando luego humillación en banderillas. La mantuvo luego en la muleta, embistiendo con ritmo, temple y duración en la flámula de un Herrero que hubiese necesitado más rodaje para cuajarlo. Tuvo actitud y firmeza, asiento y hasta aplomo, pero le faltó clase y empaque para reventar Madrid. El toro era para ello. Dejó media estocada y saludó una ovación.

La escasa fuerza del segundo le impedía mantener la buena condición que apuntaba y se fue para atrás. En su lugar salió un sobrero de Aurelio Hernando con revieja cara y corraleada intención que le regaló tres frenazos como saludo a Chechu antes de campar a sus anchas en varas. Le faltó gobierno a la primera tanda, la única en la que pareció irse para adelante el toro, sin clase alguna, pero con la transmisión del genio. Y eso le hizo orientar la embestida y negarse a pasar luego si no era con presa. Bajonazo para concluir, que precisó de un nuevo intento, y silencio.

De sería cara y estrecho y largo corpachón era el colorao cuarto, que humilló en las verónicas del saludo de Chechu y derribó luego con poder en varas. Y humilló y embistió el animal en la muleta de un Chechu que planteó un trasteo de remates sin toreo fundamental, de recortes sin propósito aparente y de cuestionable estructura antes de dejar un bajonazo subcutaneo, matar con otro estoque con ese dentro y escuchar pitos tras aviso.

El tercero acusó la costalada tras el solvente saludo a la verónica de Tendero, en el que embistió humillado y con desliz. Quiso pelear bien en varas con la fuerza que le quedaba y Tendero cuidarse la condición. Lo entendió perfecto desde el principio, enganchando muy adelante, embarcado la llegada en la distancia y vaciando en la línea recta para mantener. Pareció amontonarse luego al natural para terminar con una serie exigiendo por debajo de la pala, apretando al buen burraco y dejando muletazos de maciza enjundia. Con manoletinas en el tercio preludió la estocada, que lo partió en dos fulminante para arrancarle una oreja.

Feo y bastó era el paletón quinto, al que tuvo que bregar sin brillo con el percal el albaceteño Tendero. Con este tuvo el reposo y el aplomo que la urgencia le quitó en el tercero, pero no tenía el castaño la clase del otro. Toro sin sustancia con la embestida sucia y escaso en el afán al que le dio importancia Tendero sabiendo que no escondía premio. Dejó media estocada y se llevó el respeto de Madrid.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Unas 6.000 personas. Toros de Juan Manuel Criado, bien presentados y con remate (humillado y con calidad el feble primero; devuelto por flojo el segundo; de extraordinaria clase el gran tercero, aplaudido; bueno el burraco sexto, con temple, ritmo y clase) y Sánchez Herrero, estrechos y con cara (humillado y noble el buen cuarto; sin sustancia el Castaño quinto).  Y un sobrero de Aurelio Hernando, segundo bis, orientado y con peligro.

Chechu (negro y plata): silencio y pitos tras aviso.
Miguel Tendero (lila y oro): oreja y palmas.
Javier Herrero (blanco y plata): silencio y ovación tras aviso.
Saludó Ángel Otero tras dos excelentes pares al segundo.

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