
David Mora oxigena la Feria
Oreja para el toledano frente al tercero, un gran toro de El Pilar
E. NARANJO,
Sevilla
Lo toreó de inicio con la despaciosidad
que merecía su embestida y unas bellas chicuelinas para sacarlo del
caballo peresagiaron que el concepto ante el que se jugaba el primer
punto daría mucho juego en el siguiente tercio.Se repuso al momento Mora
de dos coladas escalofriantes por el izquierdo y a partir de ese
momento, y en la primera serie, se relajó y desmayó en toreo puro y por
abajo. Por la derecha y por la izquierda mostró su arsenal y La
Maestranza despabiló del aletargamiento primaveral que ha venido
experimentando durante toda la Feria. La estocada cayó trasera y un
ápice desprendida, quizá lo que propició que la autoridad no concediera
el segundo trofeo.
Ante el sexto, y pese al concepto que David Mora
ha hecho ver a la Fiesta durante su carrera, el toledano planteó su
lidia con la despaciosidad por clave. Todo se vino abajo, menos su
actitud. Prosiguió firme y firme acabó su labor. Lo lidió de verdad al
último, cruzándosed al pitón contrario y exigiéndole el puntito que le
faltaba al animal. Sacó su instinto guerrero en la suerte suprema y, con
taleguilla deshilachada incluída, recogió la ovación que le triubutó
Sevilla.
Iba de verdad Escribano
cuando su pasada comparecencia abrileña mostró que la evolución de su
concepto iba encaminada a la despaciosidad. Volvió a mostrar la actitud
que su concepto viene ofreciendo como escaparate al aficionado sevillano
desde la pasada temporada frente a un toro, el segundo, de embestida
irregular que exigía toques secos y fuertes. Para variar, a los dos los
recibió en toriles; también para cambiar de tercio, a los dos los
banderilleó de forma brillante porque su condición popular y conexión
con éste se lo permite; para variar por conclusión, también fue
silenciado en su lote. Tras tres tardes en Sevilla esta temporada, tres.
Y tan sólo una vuelta al ruedo, una.
Al primero, con el que pasó las de Caín
para lograr ofrecerle la vuelta del capote de rodillas, lo toreó tan
despacio como su concepto evolucionado viene teorizando. La faena de
este con el hierro de Moisés Fraile fue a menos, que no
la actitud del torero: templado, logrando muletazos de quilates por el
izquierdo y, sobretodo, logrando una estabilidad que le confiere. Falló
al descabellar y La Maestranza silenció su labor. Frente al quinto el de
Gerena planteó una faena con el temple por titular, pero con la
condición a menos del de El Pilar como antetítulo que suprimió la suma final productiva de la misma.
El que abrió plaza fue devuelto tras
mostrar falta de fuerza en la salida del caballo y en su lugar salió uno
del hierro de la Feria. El de Jandilla derribó al
piquero en su primer encuentro con éste, y el calamocheo que mostró en
el primer tercio lo portó al tercio fundamental: no le dejó expresarse a
un Abellán impetuoso por el pitón derecho en el
trasteo muleteril. Por la izquierda pudo mostrar que no se le olvida
templar, pero le faltó pararse y mandar, actitudes fundamentales para
que, posteriormente, La Maestranza no silenciara su labor en la que pudo
recordar el clasicismo de sus inicios. Lógicamente, lo hizo, pues lo
está haciendo durante toda la Feria y lo volvió a demostrar Sevilla en
el cuarto. Fue un toro de buena condición al que le faltó la chispa
necesaria que transimitiera sus virtudes al público. Hubo pasajes de
bien toreo y del gusto pero el planteamiento de la faena no fue el más
acorde: justo al empezar quiso ofrecerle un circular y a partir de ese
momento el toro echó el freno. Tampoco el aficionado maestrante se
mostró caluroso y Abellán dejó pasar la oportunidad de
cambiar la actitud de éste, y en ocasiones, sobre todo por el izquierdo
de nuevo, lo consiguió en muletazos aislados, pero una estocada
defectuosa puso el sepulcro a su nuevo silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Sevilla. Octavo festejo de la Feria de Abril. Media entrada en tarde soleada y calurosa.
Seis toros de El Pilar y uno de Jandilla (1º, tras la devolución del del hierro titular),
Miguel Abellán (blanco y plata), silencio y silencio.
Manuel Escribano (berenjena y oro), silencio tras aviso y ovación.
David Mora (capote y oro), oreja y ovación.
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