El sueño de una faena
Ferrera y "Disparate" cautivan los corazones maestrantes en el fin de Feria

E. NARANJO,
Sevilla
"Disparate" fue
protestado por el público en los primeros tercios, sin embargo en
banderillas comenzó a observarse su templada embestida y el galope
franco que atesoraba y que no había exteriorizado hasta el momento:
cuando metía la cara en banderillas quedaba reunido y esa virtud supo
verla a tiempo Ferrera. Le plantó cara. Se lo sacó
hacia el centro del anillo con torería y garbo, y una vez que el toro
estaba metió en la canasta y la faena va a más por el lado derecho, Ferrera
coge el izquierdo y el toro ha sido un toro agarrado al suelo pero con
una embestida templada y muy profunda. Evidenetemente con mucha
exquisitez por parte de Ferrera, que nunca le dio un tirón ni un mal
cite. Volvió a la diestra completamente entregado, regalando naturales
eternos y concluyó en el centro del albero, donde Ferrera
le propinó un derechazo ligado, pasándose la muleta por la espalda y
ligando con el izquierdo. Locura maestrante. Locura extremeña. Oreja por
el fallo a espadas.
Antes, recibió Ferrera
con lances a la verónica al serio primero, lidiándolo después con mimo y
quitando por chicuelinas. En el tercio de banderillas el extremeño se
tomó su tiempo, con pausa. Tras brindar al respetable, comienza la faena
de muleta ante un animal que quiso tablas, midió al torero y ofrece una
embestida informal y reponedora. Ferrera lo sacó pasado el tercio, pero
no encontró opciones en su oponente a pesar de su empeño y fue
silenciado.
El primer toro que le tocó en suerte a El Cid
fue peligroso, acordándose lo que dejaba detrás y que hacía pasar un
mal trago en cada embestida, pues venía dormido y a regañadientes. El
embroque era una total incertidumbre porque no sabía qué viaje iba a
tomar: hacia el torero o hacia la muleta, por lo que El Cid
se tapó. Manuel se mostró paciente con un toro que llegó a la pañosa
con la cara alta y reponiendo, elaborando tandas relevantes en las que
el torero está muy por encima del complicado animal y sus posibilidades.
Sin embargo después con el quinto, un toro con condiciones potables, su
toreo dejó ver demasiadas deficiencias. Sevilla vio que el valor, tarde
o temprano, se desgasta, y más si un toro le embiste al de Saltera s
por el pitón izquierdo y éste, por muchas vueltas, no logra encontrarla
virtud que toda la plaza ve. Quizá también le faltó el puntito de chispa
al toro, pero finalmente el público tomó su partido por éste.
El tercero se desentendió del capote de Iván Fandiño
en su fría salida. Comenzó el de Orduña su labor probando a su oponente
con la diestra, luego comprueba la sucia embestida al natural. El toro
se movía sin celo ni recorrido. Fandiño se entregó para ir moldeándolo y
metiéndolo en faena, pero sin éxito por las escasas cualidades del
animal. Consiguió el diestro arrancarle algunos muletazos reseñables y
el toro terminó por rajarse. Recibió al cierraplaza, que mostró celo y
repetición en el capote. El diestro se fue para los medios para comenzar
la faena, pero encontró problemas por la sucia embestida, los derrotes y
la informalidad del animal. Se plantó firme y serio pero su oponente no
le ofreció ninguna posibilidad y terminó por rajarse.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Última de feria. Alrededor de dos tercios. Toros de Victorino Martín, destacando el cuarto y el quinto.
Antonio Ferrera: silencio y oreja.
El Cid: silencio y división de opiniones.
Iván Fandiño: silencio y silencio.
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