Una oreja pasearon cada uno, destacando el gran toreo al natural del jiennense; sin suerte en su lote anduvo un Padilla encajado al que su lote le jugó mala pasada
MARISA FERNÁNDEZ, Jaén
Jaén esperaba lo que necesitaba: todo un año sin toros propiciaron hambre de toreo encajado y llegó de manos de su paisano. Jaén necesitaba de Curro y éste llegó, pero también se le coló Abellán. Fue el de Linares el que consiguió soñar el toreo con la mano diestra ante un segundo con asunto para echarle lógica adherida a gracia. Díaz impuso su ley por derechazos ante el segundo y por naturales frente al bonachón quinto, que era de zapatilla y asiento. Abellán reiteró lo que toda una temporada lleva atisbando: su entrega no es ni ha sido casualidad en la carrera en la que la ilusión hiza como bandera. Todo lo hizo despacio frente a un cierraplaza que brindó al partícipe de su gran banquete actual, Julián Guerra. Ambos consiguieron levantar el corazón de un torero que, hoy también, latió en Jaén. Sin suerte en su lote anduvo un Padilla al que no se le resiste ni una, siendo San Lucas el fin de un reto más en su vida.
Volvió el Curro que Jaén conoce y que la Fiesta bien ha palpado en el segundo, un toro de Torrestrella que había que cuidar muy mucho especialmente con la mano derecha. Fue éste su pitón más potable, pues por el izquierdo mostraba una embestida más bronca y desclasada, por lo que el jiennense lo cuajó por derechazos. Brindó su trasteo muleteril al que fuera su apoderado hasta hace semanas, Ignacio González, comenzando faena llevando de forma sutil al toro hasta los medios. En ese momento, sacó Curro su instinto torero para cuajar cuatro tandas con la mano derecha de cadencia y temple, despaciosidad y un porrón de torería. Tuvieron eco en el tendido, pero bajó la intensidad de la faena al natural. Una estocada necesitada del tercero de su cuadrilla dejó el premio en una oreja de muchísimo peso. Reiteró su condición de eterno concepto con unas verónicas de trazo templado al quinto, ajustándose a la embestida inicial del de Sorando e imprimiendo cadencia en cada lance que el corazón le dictaba. El toro mostró una velocidad cambiante cuando el de Linares tomó la franela, por lo que poco pudo hacer por el pitón derecho. La revolución del coso llegó al natural, pues cuando Curro tomó la izquierda se sucedieron los muletazos por bajo, largos y de extremo temple, logrando los olés más sentidos de toda la tarde. Tuvo muchísima emoción el epílogo muleteril, pero tres malditos pinchazos dieron al traste con la ansiada Puerta Grande.
El tercero, otro de Torrestrella que bajó el tono de la corrida por su presencia, desde salida comenzó mostrando un tranco desclasado. No quiso el capote de Abellán ni tampoco pelea en su muleta, incluso rozando su embestida la peligrosidad por momentos. El madrileño lo intentó todo pero fue imposible cualquier posibilidad de lucimiento ante tal materia. Fue el cierraplaza un toro con mayor movilidad y transmisión que los anteriores al que Abellán lo recibió encajado a la verónica. Se atisbaba el triunfo pero en manos del de Usera quedaba el devenir de la tarde. Tras brindar a Julián Guerra, su apoderado, Abellán enjaretó tres tandas por el derecho con gran transmisión hacia los tendidos, calando su concepto de forma rápida en éstos. Por el izquierdo fue más bronco el de Sorando, pero Miguel se empeñó en sonsacarle faena a pesar de todo. Tras la estocada, paseó una cálida oreja de la afición andaluza.
Ya de salida, el abreplaza de Román Sorando tenía un claro defecto en la vista que arrastró durante toda la lidia. Eso, sumado a la falta de fuelle inicial, propició que el recibo capotero no fuera nada lucido pro parte del jerezano Juan José Padilla. Muy alegre fue el tercio de banderillas, con todo el público a su favor antes de tomar la franela. Sonsacó momentos de nobleza el de Sorando cuando le ofreció la muleta por bajo el ciclón, y pudo rebañar momentos meritorios pero sin que terminaran de fructificar. Tras una estocada tendida y un descabello recibió Juan José una ovación desde el tercio. Fue el cuarto un toro de Torrestrella que se mostró complicado. Destacó el quite por tafalleras del jerezano, que hizo ademán de no poner banderillas accediendo finalmente. Con la muleta el toro le exigió mucha firmeza y rotundidad, pues no presentó un inicio de faena fácil. Padilla lo intentó por ambos pitones, pero el de Borja Domecq no hizo sino buscar el cuerpo del torero en todo momento. La estocada final y la disposición de Juan José hicieron que el público pidiera el trofeo, no concedido finalmente por el palco.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Jaén. Primera de la Feria de San Lucas. Corrida de toros. Un tercio de entrada.
Toros de Torrestrella (2º, noble a menos, 3º muy complicado; 4º complicado) y Román Sorando (1º noble a menos, con claro defecto en la vista; 5º bonachón, con cierta clase; 6º noble a menos).
Juan José Padilla, ovación con saludos y vuelta al ruedo.
Curro Díaz, oreja y ovación.
Miguel Abellán, ovación con saludos y oreja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario